EL DIARIERO DE GENERAL BELGRANO
Tiene 84 años y desde hace 72 reparte el diario con asistencia perfecta. Pastor Salinas es un canillita prodigio que ama lo que hace. Aunque extraña las épocas en que vendía 100 diarios, sale adelante cada mañana.
Por Maximiliano Denaro.
16.01.2007 | Clarin.com
A sólo 160 kilómetros de la Capital, existe un refugio que muchos porteños eligen para atenuar el estrés citadino. Se trata de General Belgrano, un pueblo tranquilo que con sus 17 mil habitantes cuenta con un personaje de lujo: un hombre que desde hace más de 70 años tiene asistencia perfecta en las calles del barrio, hablamos nada menos que del canillita Pastor Salinas.
La serenidad con la que conversa devela su don, ese que sólo los años de vida pueblerina lo distinguen de la vorágine de Buenos Aires. Solito y con su inseparable bicicleta, pudo entender que lo suyo era algo más que un trabajo; ser canillita se había convertido en una pasión que le traía momentos de disfrute cada vez que la ejercía. " Nací el 10 de septiembre de 1922 y desde los 12 que soy canillita . Recuerdo que empecé solo, aunque la gente del pueblo siempre me apoyó. Si bien ya pasó mucho tiempo, no quiero dejar de trabajar porque lo que hago me hace bien ...No sólo que sirve para mantenerme sino también para estar en contacto con la gente", cuenta Pastor a Clarín.com.
Desde sus comienzos, contó con una bicicleta como única aliada. Y más de una docena lo acompañaron, ya que el constante desgaste le demandaba cambios por una mejor. Décadas atrás, la situación era muy diferente. Pastor asegura que ahora las cosas han cambiado mucho: "Antes se vendían muchos más diarios, la verdad es que a veces no daba abasto. Pero ahora la gente se inclina por la televisión". Y reconoce: "Hoy en día no reparto casi nada en comparación con mi época dorada, en la que entregaba casi 100 diarios por día. Te estoy hablando de hace veinte años atrás".
Los avances en las tecnologías de la comunicación han hecho que trabajos como el de Salinas queden a la deriva, o en el peor de los casos, vayan desapareciendo. A los 84 años, Pastor no puede evitar retrotraerse a las épocas más gloriosas de su quehacer: "Antes, cuando ocurría algún acontecimiento o alguna revolución, los diarios se vendían como pan caliente. Ahora apenas si llego a despachar unos 20 al día", cuenta este jubilado que vive con su hija. Mientras reconoce que la plata le alcanza para vivir, también dice que "por la escasez de clientela, no encuentra personas que quieran trabajar de canillita. Yo lo hago por amor, pero temo que dentro de poco tenga que dejarlo...".
A la pregunta de si le gusta leer, de si suele hojear los diarios que reparte, interesarse por las noticias...Pastor entrega un sí entusiasta: "¡Claro que me gusta leer!" Pero no sólo eso, sino que su relación con el papel y las palabras va más allá de la recepción. ¿Por qué? Porque el canillita fue recopilando información en la que cuenta vivencias de su oficio y con la que tiene pensado sacar pronto un libro.
Juan Carlos Villa es un comerciante con más de 38 años dedicados a la fabricación de zapatos. La amistad entre él y Pastor es casi como un bien de familia. El vecino de General Belgrano cuenta que Pastor nunca le falló en la entrega diaria: "Nuestra relación con él viene de larga data. Recuerdo su relación con mi padre. Imaginate verlo todos los días con su bicicleta. Hasta en los días de lluvia trabaja, es increíble ".
Juan Alberto Bossi, distribuidor de Clarín en la localidad, reconoce el orgullo de Pastor por ser canillita: "Salinas hace un reparto casa por casa; es un verdadero canillita. Recuerdo haberle propuesto otro trabajo pero él nunca ambicionó otra cosa porque siempre se sintió conforme con lo que es". Bossi cree que se lo debe reconocer de alguna manera y nos cuenta porqué: "Creo que la ciudad no ha comprendido lo que significa, lo que nos ha aportado Salinas. Es el momento de hacerle un reconocimiento porque es un ejemplo para toda la comunidad. Se lo merece".
La instantaneidad de los medios ha hecho que la profesión de Pastor quede relegada a pocos consumidores. ¿Se podrá reconocer y repensar el trabajo de canillita para que muchos como él no pierdan una actividad tan linda? Para Salinas, ser un trotamundo de la calle es algo que lo ayuda a vivir. Cumplidor, honesto y humilde son algunas de las cualidades que le han atribuido los habitantes de su ciudad.
http://www.clarin.com/diario/2007/01/16/conexiones/t-01346123.htm