Los acrílicos de Kihlen tienen ritmo; incluso, parece que convocaran al observador a introducirse en una danza de múltiples colores y materiales.

Formada con maestros de la talla de Pío Collivadino, Vicente Puig, Batlle Planas y André Lhote, en París, la artista nació el 10 de julio de 1917, en Santa Fe. Vivió su niñez en las provincias de Corrientes y Chaco, y desde pequeña mostró su gusto por la música y la pintura. A los cuatro años comenzó a dibujar. Estudió, más tarde, en la Escuela de Artes Decorativas de Buenos Aires, aunque sólo en el año 2000 comenzó a exhibir sus pinturas. "La verdad es que no se me ocurría exponer. Pintaba y los cuadros quedaban en casa, algunos guardados en los placards", contó, en diálogo con LA NACION.

Inspiración

El gran tamaño de algunas de sus obras contrasta con la pequeñez de su cuerpo, que Kihlen llevaba con lentitud pero con agilidad mientras recorría la exposición con sus invitados. También la acompañaron su hija y su nieta.

Entre los trabajos expuestos, hay algunos realizados en las décadas del 80 y del 90, además de otros terminados, incluso, hace pocos días.

Todas las obras son abstractas, pues la figura sólo aparece en su etapa temprana. "Fui muy figurativa hasta que me aburrí y empecé a buscar otras cosas", expresó Kihlen.

En la actualidad, la mujer reside en Buenos Aires. "Desde hace 50 años en la misma casa", destacó. Allí tiene su taller y es donde permanece la mayor parte del día.

"Siempre estoy en el taller, apenas me despierto. No todo el tiempo pintando, por supuesto. Pero siempre tengo un cuadro empezado", dijo la artista plástica.

A poco de cumplir 90 años, Kihlen sostuvo que "me inspira todo. Es una observación continua y también una costumbre". Sus obras se exhiben en las salas 4 y 5 del Macla, en la calle 50 entre 6 y 7; de martes a viernes, de 10 a 20, y sábado y domingo, de 14 a 22.

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LA NACION | 11.03.2007 | Página 22 | Cultura