Olvidémonos de la riqueza: según estudios recientes, un romance apasionado es la mejor manera de asegurar que estaremos vivos dentro de diez años.
Por Gaby Hinsliff. Especial para Clarín.com
09.03.2007 | Clarin.com
Es una pregunta sencilla, pero tal vez revele si estaremos vivos o no a una edad avanzada: ¿alguien nos ama?
Quienes pueden responder "sí" sin titubear tienen muchas más probabilidades de estar vivos en los próximos diez años que aquellos que se sienten solos. Porque el amor es un factor más preciso que el cigarrillo a la hora de predecir la expectativa de vida, según David Halpern, asesor del gobierno británico en políticas vinculadas a la tercera edad.
Su trabajo en el campo de la ciencia de la felicidad ejerce cada vez más influencia en el gobierno. Dice que la gente que se siente amada es feliz y que, cuanto más feliz es, más larga y productiva será la vida que lleve.
Este tipo de ideas generan desconfianza, pero cada vez se las toma más seriamente dentro del gobierno. Es que el impacto asombroso de la felicidad en las vidas de los ciudadanos es cada vez más evidente.
"Existe un estudio de fotografías de egresados universitarios, esas fotografías en las que nos dicen que sonriamos", dice Halpern. "Una tercera parte de la gente tiene una sonrisa auténtica, aproximadamente una tercera parte tiene una sonrisa falsa y el resto se ve miserable. Hay gente que se dedicó a analizar estas fotos para rastrear las vidas futuras de los estudiantes y realmente predicen cosas como la expectativa de vida y el estado del matrimonio".
Asimismo, un estudio similar entre monjas, que analizó declaraciones hechas por las mujeres al entrar a los claustros, mostró que la expectativa de vida variaba en casi diez años entre las más felices y las más desdichadas. Y el amor, al parecer, es lo que ejerce el mayor impacto: "Existe una fuerte relación entre el bienestar subjetivo y la longevidad. El único factor importante para determinar si estaremos vivos de aquí a diez años es si uno responde afirmativamente a la pregunta: "¿Alguien te ama?"
Si bien la relación biológica entre la felicidad y la salud no es clara, la investigación demostró que la gente feliz tiene presión sanguínea más baja y menos probabilidades de abusar del alcohol o las drogas. Una manifestación de cariño puede inclusive producir una dosis mesurable de oxitocina –la hormona liberada por las madres que amamantan y las parejas durante el orgasmo- que tiene un efecto desestresante.
Los hallazgos sorprendentes de Halpern son el eje de la inminente revisión de las políticas destinadas a marcar el legado de Tony Blair. Las ideas que se están analizando actualmente incluyen propuestas para estimular la amabilidad hacia los demás ofreciendo "créditos comunitarios" especiales a quienes hacen bien las cosas.
En Japón, por ejemplo, un plan similar financia la atención comunitaria hacia los mayores. Las parejas japonesas que viven demasiado lejos de sus padres como para cuidarlos "adoptan" a un extraño de edad avanzada en su zona y, en cambio, se ocupan de cuidar a esta persona, lo que les permite ganar créditos para que sus propios padres "compren" una atención similar.
El estado norteamericano de Minnesota estableció un sistema similar de "dólares por servicio comunitario", donde ofrecerse como voluntario para cuidar a alguien se traduce en determinados favores.
Un gobierno pro-felicidad, sostiene Halpern, priorizaría la reducción del desempleo –una causa fundamental de infelicidad- por sobre la reducción de la inflación y se concentraría en mejorar la calidad de la relación entre padres e hijos, ya que un fuerte apego entre padres e hijos jóvenes es un fuerte indicador de futura felicidad.
Un gobierno pro-felicidad también podría tratar a los empleados públicos de otra manera. En uno de los estudios de Halpern, los médicos a los que se les pidió hacer un diagnóstico a partir de rayos X lo hicieron más rápida y creativamente cuando les ofrecían caramelos mientras trabajaban. Esto no hacía más que estimular su estado de ánimo.
Los hallazgos de los estudios de Halpern demuestran que la mayor prosperidad económica en Gran Bretaña no produjo ciudadanos más felices. "Cuando uno analiza la situación de las naciones adineradas, el PBI es menos importante que las medidas de libertades institucionales", dijo Halpern.
Ya que, en definitiva, según Halpern, nuestra felicidad radica en nuestros seres más cercanos: "La manera en que la gente se trata mutuamente es realmente muy importante.". En otras palabras, hágase un favor: primero hágale un favor a otra persona. Le podría salvar la vida.
The Observer.
http://www.clarin.com/diario/2007/03/09/conexiones/t-01376585.htm