Gerontología - Universidad Maimónides

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A matar viejos

Anticipo de una masacre

El título es estrambótico. El Diario de la guerra del cerdo es una anticipación bien lograda por Bioy Casares. No es una historieta. Se trata de un problema político y técnico. Se lo plantea a varios niveles del management corporativo y en las más altas esferas gubernamentales. Es materia de periodistas de prestigio.

por Tomás Abraham
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/04/24/a-matar-viejos/

La salud mejora y los viejos duran más. Se jubilan a los sesenta y cinco y viven gratis hasta los noventa. El sistema jubilatorio depende de la recaudación de los que trabajan. Los impuestos se van a las nubes, los laburantes entran en calor. Un retirado de setenta tomando gin tonic en la playa con su nueva novia de veinticinco no da tanta pena. Ni siquiera es un caso límite ni un privilegiado. En los EE.UU. en donde la pobreza no ha desaparecido, hay 77 millones de personas de la generación de la posguerra que en el 2011 tendrán 65 años. El 42% tiene bienes en casas, acciones y efectivo por valor de más de 250 mil dólares. El 23% ingresos por más de 69 mil.

La nota de Robert Samuelson en el número del 14 de abril de la revista Fortuna es… humorística, pero no porque sea un chiste, sino porque la realidad se torna fantástica a la vez que inclemente. La racionalidad puede llegar a la bufonería, y la bufonería a la eutanasia.

El periodista del Washington Post comenta una reciente novela en la que el personaje, una blogger, propone el suicidio inducido y premiado. Todo viejo que se mate antes de los setenta, se podrá jubilar con anticipación, tener un premio en metálico, además de exenciones impositivas a los dichosos herederos.

Dice la tal blogger llamada Cassandra que si sólo el 20% de los viejos acepta la invitación, se soluciona la crisis financiera de Medicare y Medicaid en los EE.UU.

Es un tema candente que obliga al presidente Bush a achicar el presupuesto de la salud en 36 billones de dólares, cifra importante pero no definitoria si se toma en cuenta el gasto total de 2,7 trillones.

Lo que son los numeros, nos llevan a lo sublime según Kant. La inmensidad metafísica nos pierde. Después de todo si se matan unos quince millones de jubilados y se termina con la crisis para la que no alcanzan casi tres trillones, y se reducen en cientos de billones los impuestos de la generación que verdaderamente juega su vida en el capitalismo salvaje, a ver, a ver, una calculadora por favor, veamos, sí, si sumo los suicidios del 2007, y le resto los jubilados del año pasado, divido por lo que me queda del fin de los tratamientos para los enfermos terminales, sumo otra vez, multiplico por…. sí me da, está bien, no hay déficit. ¡Genial!

Suicidio inducido fue el de Sócrates, hasta el de Séneca –el hombre más rico de Roma– pero no nos vamos a poner a llorar por si en estos millones hay filósofos virtuosos que pueden legar algún tesoro a la humanidad. No estamos en la Acrópolis, aquel que a los cuarenta no dio de sí lo mejor, que lo dé con el arpa en el limbo.

Pero no nos dejaremos matar así nomás. Van a tener que sudar un poco, pendejos. Memoricen bien esta sigla: AARP (Asociación Americana de Personas Jubiladas- Retired Persons), desde hoy ya tiene sucursal en la Argentina. En el norte agrupa a 38 millones de viejos y ha gastado en los últimos cuatro años 88 millones de dólares en lobbys. No nos dejaremos carnear. Golf, más Befeater con tónica y limón, sabroso mojito, rubias, porro, merca, viagra, caribe, plasma, venus, fiesta, fiesta, y a pagar, colaboren hasta reventar el chanchito de la ANSES, que para eso son jóvenes.