Poseen componentes bioactivos
Qué ofrecen y cómo identificarlos
No son remedios, pero ayudan a prevenir enfermedades y mejoran las funciones del organismo. Son los llamados alimentos funcionales, que poseen componentes bioactivos que ejercen efectos benéficos sobre la salud.
La Nación Salud
Sábado 5 de Mayo de 2007
Las góndolas ofrecen cada vez más opciones: yogures con probióticos y prebióticos que refuerzan el sistema inmunológico y mejoran la digestión; margarinas y leches con fitoesteroles que reducen la absorción del colesterol malo; harinas con ácido fólico que previenen malformaciones durante la gestación; chicles anticaries con xilitol, o milanesas de soja con fitoestrógenos para combatir los efectos adversos de la menopausia...
Pero atención: "No todos los alimentos adicionados con vitaminas y minerales son funcionales -advierte la doctora en ciencias químicas Margarita Olivera Carrión-. Para ser encuadrados dentro de esta categoría se debe contar con estudios científicos que avalen los efectos beneficiosos de sus componentes".
Sin embargo, los alimentos funcionales no curan enfermedades. Y su efecto en las funciones del organismo debe poder apreciarse en las cantidades normalmente consumidas en la dieta y sin alterar su sabor.
Entre los compuestos más estudiados por sus efectos benéficos están los fitoesteroles, una suerte de "colesteroles vegetales que durante la digestión intestinal ayudan a que se absorba menos el colesterol ingerido con alimentos de origen animal", explica el doctor Alfredo Lozada, especialista en lípidos del Instituto Fleni y la Universidad Austral, y ex presidente del Foro Argentino de Lípidos.
"Estudios internacionales demostraron que las margarinas con fitoesteroles ayudan a bajar hasta un 15% del colesterol malo en sangre", destaca el especialista.
Del laboratorio al súper
La necesidad de recurrir a los alimentos funcionales surge porque cada vez es más difícil consumir esos nutrientes en las dosis adecuadas mediante la dieta. En la década del 80, Japón fue el pionero en incentivar el desarrollo de este tipo productos, para mejorar la calidad de vida de su población longeva.
En la Argentina, este tipo de investigaciones se realizan desde hace más de 20 años, cuando el Centro de Referencia de Lactobacilos (Cerela), de Tucumán, lanzó la primera leche bio , con probióticos, microorganismos de la flora normal del intestino que mejoran la digestión, la absorción del calcio y previenen las diarreas, sobre todo en niños desnutridos.
A comienzos del año último presentaron junto con una compañía láctea, una nueva bebida simbiótica, que posee tanto probióticos como prebióticos (moléculas que actúan como fibras y promueven el desarrollo de otras bacterias benéficas).
Los acuerdos entre centros de investigación y empresas han dado lugar a productos muy novedosos, como leches con sulfato ferroso (una forma de hierro que es fácilmente absorbido) para prevenir la anemia crónica; leches con ácido linoleico conjugado, o CLA; un compuesto que bloquea la transferencia de grasas desde el torrente sanguíneo hasta los adipocitos y evita la obesidad abdominal, la más peligrosa para el corazón.
Científicos de la Universidad Nacional de La Plata y una empresa panificadora desarrollaron panes con Omega 9 en los que se reemplaza el aceite vegetal hidrogenado (fuente de ácidos trans) por el aceite oleico, que disminuye el colesterol malo sin reducir el bueno.
En tanto, investigadores de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral y el Conicet, junto con una empresa láctea de Santa Fe lanzaron un queso probiótico, que aumenta las defensas del organismo. Y en esa misma casa de estudios se está desarrollando una variante de chizitos con contenido proteico, hierro y vitamina B.
A nivel mundial, la biotecnología permite obtener variedades mejoradas de los cereales más comunes (arroz, trigo y cebada), con mayor cantidad de proteínas, vitaminas y minerales, para combatir la desnutrición.
También se estudia la modificación del genoma de algunas frutas, legumbres y hortalizas para que produzcan antígenos contra enfermedades. Así, se están ensayando tomates anti-SARS (síndrome respiratorio severo agudo) y contra la peste bubónica o peste negra, y también bananas y papas que vacunan contra la hepatitis B.
Los alimentos que mejoran la salud son una tendencia cada vez más firme. Y sorprendentes productos que hoy están en el laboratorio pronto llegarán al supermercado.
Por María Naranjo
Para LA NACION
Dónde encontrarlos
# Fitoquímicos
Los polifenoles del té verde, del vino tinto y del chocolate; las isoflavonas de la soja; los bioflavonoides de los cítricos; la alicina del ajo, y el betacaroteno de la zanahoria. Tienen acción antioxidante, antiinflamatoria y protegen contra ciertos tipos de cáncer.
# Omega 3 y 9
Son grasas esenciales para el sistema nervioso, la respuesta inmune y la salud cardiovascular. Se utilizan en panes, leches y huevos.
# Probióticos
Son bacterias que facilitan la absorción del calcio y fósforo y la producción de vitamina B6, fortaleciendo el sistema inmune. Están presentes en el yogur y los lácteos fermentados.
# Prebióticos
Funcionan como “fibra”; regulan la función intestinal, mejoran la absorción del calcio y aumentan la inmunidad. Previenen infecciones intestinales, constipación y gases en los lactantes, y se utilizan en lácteos y postres.
# Fitoesteroles
Protegen el sistema cardiovascular, ya que impiden la absorción de hasta un 80% del colesterol presente en el alimento o fabricado por el organismo. Se utilizan en margarinas y leches.
# Vitaminas y minerales
Presentes en cereales, jugos y harinas fortificadas. Previenen enfermedades como la osteoporosis (por falta de calcio) o las malformaciones congénitas (por carencia de ácido fólico).
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/salud/nota.asp?nota_id=905757
LA NACION | 05.05.2007 | Página 3 | Salud