El Profesor Julian Paton y sus colegas Hidefumi Waki y Sergey Kasparov, han descubierto una nueva proteína, JAM-1, que se localiza en las paredes de los vasos sanguíneos del cerebro.
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La JAM-1 atrae células blancas de la sangre, las conocidas como leucocitos, que una vez atrapadas, pueden causar inflamación y obstruir el flujo sanguíneo, dando como resultado un suministro pobre en oxígeno para el cerebro, entre otros efectos. Esto ha impulsado la nueva noción de que quizá la tensión arterial alta, o hipertensión, podría ser una enfermedad vascular inflamatoria del cerebro.
Una de cada tres personas en el Reino Unido tiene grandes probabilidades de desarrollar hipertensión, y hay 600 millones de personas afectadas en el mundo, lo cual significa que la dolencia tiene proporciones pandémicas.
"Estamos contemplando la posibilidad de tratar a los pacientes que no responden a la terapia convencional para tensión arterial alta, con fármacos que reduzcan la inflamación de los vasos sanguíneos del cerebro e incrementen el flujo de sangre en él", explica el Profesor Paton. "El desafío futuro será conocer a fondo la inflamación de los vasos sanguíneos cerebrales, de modo que seamos capaces de saber qué medicamento utilizar, y cómo aplicarlo. La JAM-1 podría aportarnos nuevas pistas en cuanto a cómo tratar esta enfermedad".
En verde, la proteína JAM-1, en un pequeño vaso sanguíneo. (Foto: Julian Paton)
La estadística es alarmante: casi el 60 por ciento de los pacientes siguen siendo hipertensos, aún cuando estén tomando medicación para aliviar la dolencia. Esto subraya la urgencia de buscar nuevos mecanismos mediante los cuales el cuerpo pueda controlar la presión sanguínea, y de encontrar otros blancos terapéuticos a los que dirigir el desarrollo de nuevos fármacos.
Debido a que todavía es precario el conocimiento médico sobre los cambios que se producen en las personas durante la fase en que se convierten en hipertensas, el hallazgo de la proteína JAM-1 es de gran importancia, pues abre múltiples caminos para la investigación de la enfermedad, y para el posible diseño de nuevos tratamientos.
El Profesor Julian Paton y sus colegas han trabajado en problemas de hipertensión durante 12 años, con financiación mayormente proveniente de la Fundación Británica del Corazón. Y aunque la idea de que en el cerebro está una causa importante para la tensión arterial alta resulta polémica, las evidencias recientes con modelos animales y con pacientes parecen apoyarla.