Quizá entonces, en unos tres o cuatro años, comiencen a perderse los malos hábitos, esos que llevan a muchas personas a hablar de ancianos cuando en realidad se refieren a adultos de 60 ó 70 años. Los ancianos de este país desarrollado, con una esperanza de vida centenaria para unos cuantos elegidos, son esas 10.000 personas que cumplirán 100 o más años en 2010. El número de personas centenarias en España es de 4.000, con datos de 2001, cifra que ha aumentado a 6.000 en 2006. Nuestro país es el segundo del mundo en número de personas centenarias, detrás de Japón.
Actualmente son 6.000
# En 2050 serán 50.000
# La población de más de 100 años en España se encuentra en zonas rurales interiores, mientras que los centenarios de origen extranjero se concentran en el cinturón del sol: Almería, Alicante y Baleares
# El 25% de la longevidad viene determinado por la genética, el 75% restante depende de la nutrición, educación, hábitos dietéticos y hábitos sociales
# Hace cien años la esperanza de vida era de 33 años y ahora de casi 80 años en hombres y más de 80 en mujeres
JAIME MULAS. El profesor titular de Geografía de la Universidad de Cantabria, Pedro Reques, manifestó durante la tercera jornada del 49º Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, que en los próximos tres o cuatro años "podemos alcanzar las 10.000 personas centenarias, dato que en 2050 alcanzaría los 50.000".
El profesor subrayó que en España "es necesario un registro de centenarios y supercentenarios", y señaló que existe una progresiva feminización del envejecimiento que está evolucionando en los últimos años.
La población de más de 100 años en España, según sus datos, "se centra en las zonas rurales interiores, mientras que los centenrios de origen extranjero se concentran en el cinturón del sol" (Almería, Alicante, Baleares).
Por su parte el doctor y profesor del Instituto de Fisiología de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria), Gerhard Hofecker, habló de los métodos para determinar el máximo potencial humano y dijo que el problema principal es que "no tenemos una definición clara sobre el tema del envejecimiento y no existe un estándar de oro más que la vida y la salud".
En este sentido explicó que hay parámetros de envejecimientos "que no son validados" y señaló que si deseamos medir el envejecimiento en seres humanos "no debemos ser invasivos", por lo que es un método muy complicado de analizar.
"Si aumentamos la capacidad de nuestras células madre aumentamos nuestra capacidad de cáncer", agregó Hofecker, que finalizó su exposición diciendo que "será difícil mejorar nuestra salud natural más allá de lo normal, aunque espero que en el futuro encontremos los factores que puedan retrasar o acelerar el envejecimiento".
La longevidad también fue abordada por Dámaso Crespo, profesor titular de la Universidad de Cantabria. "Se piensa que el envejecimento está regulado genéticamente, pero nada más lejos de la realidad", señaló.
El 25% de la longevidad viene determinado por la genética, es decir, "las personas que vienen de familias longevas tienen un 25% más probabilidades de llegar a mayores". El 75% restante depende de lo que se llama "ambiente", que comprende aspectos como la "nutrición, educación, hábitos dietéticos y hábitos sociales".
Desde la genética, "podemos jugar poco de momento", pero en los últimos cien años "hemos jugado con el ambiente". "Hace cien años la esperanza de vida era de 33 años, y ahora asciende a casi 80 años en los hombres y más de 80 en las mujeres", indicó. "De cualquier forma", destacó el profesor, lo importante no es la longevidad, sino la calidad de la vida.
"Si una persona vive 100 años, pero los veinte últimos años de vida está encamada, no estamos hablando de avances en los mecanismos de prolongación de la vida". Además, Crespo hizo referencia a la lentitud de la aplicación a humanos de los avances científicos.
"En el caso del Alzheimer por ejemplo, se cura ya en ratones", pero se trata de un fármaco que "se probó en humanos con una fiabilidad del 94,7%", con lo que tuvo que retirarse. "No se llegó al 95% de éxito que es necesario para que un fármaco se apruebe", concluyó.
SISTEMA INMUNOLÓGICO Y RESPUESTA INFLAMATORIA
Durante el Simposio Clínico Biológico II, la catedrática de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, Mónica de la Fuente, habló del "Envejecimiento del sistema inmunológico y su influencia en la respuesta inflamatoria".
En su intervención dijo que el sistema inmunológico "es un excelente marcador del estado de salud del individuo" y explicó que su grupo de investigación ha comprobado que varias funciones leucocitarias (que cambian con la edad de igual manera que en animales de experimentación, ratones, y en el ser humano) "son indicadoras de longevidad".
Este sistema inmunológico "se modifica al envejecer", señaló, de forma que unas funciones disminuyen, pero otras, se activan peligrosamente. Estos cambios constituyen lo que se conoce como "inmunosenescencia".
En personas que llegan a centenarias y en animales longevos esos parámetros inmunitarios se mantienen como en los adultos, "lo que explica que alcancen esas elevadas longevidades", aseveró.
La causa del deterioro inmunológico al envejecer "es el estrés oxidativo e inflamatorio" que experimentan los leucocitos con el paso del tiempo (en estas células aumentan los oxidantes y compuestos de inflamación y disminuyen las defensas antioxidantes, dándose mayor daño a macromoléculas).
Las células del sistema inmunológico necesitan producir oxidantes y compuestos inflamatorios para llevar a cabo su defensa frente a las infecciones y tumores, pero el "descontrolado aumento de esa producción que experimentan con el envejecimiento no sólo las deteriora, sino también favorece y acelera el envejecimiento general del organismo", subrayó.
De hecho, cuando hay estrategias de estilo de vida (adecuada nutrición, realización apropiada de ejercicio físico y mental o el control del estrés emocional o la ansiedad) "se disminuye el estrés oxidativo de los leucocitos, se mejora su función y el individuo alcanza mayor longevidad", concluyó.
En la actualidad, la SEGG es una de las sociedades europeas más numerosa y activa. En continuo crecimiento, cuenta actualmente con más de 2.400 socios, siendo la mayoría médicos y el resto de muy diversas profesiones, todas ellas relacionadas con el envejeimiento. Las personas mayores son la principal razón de ser de la SEGG. Apoya y promueve todo lo que con criterios objetivos favorezca su bienestar.
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