El psiquiatra argentino Jacobo Mintzer (52) ensaya en los Estados Unidos medicamentos para prevenir o tratar el mal. "En cinco años vamos a atacar las causas".
Revista Noticias
Es uno de los mayores especialistas en el mal de Alzheimer que existen en el mundo. Y abriga esperanzas de que, del medio centenar de drogas que hoy están en experimentación, haya una o varias que disparen un ataque frontal sobre las causas y logren prevenir, frenar o revertir el mal dentro de los próximos cinco años.
Jacobo Mintzer (52) se recibió de médico en la UBA en 1979 y empezó a tratar sus primeros pacientes con Alzheimer durante su residencia en psiquiatría en Israel. Se dio cuenta de que no había demasiado escrito sobre la afección. Y como buen porteño, advirtió que podía memorizar las diez líneas que describían la enfermedad y memorizarlas en hebreo y en inglés, dos idiomas que en ese entonces no manejaba muy bien.
No le fue mal. Hoy dirige la División de Investigación Translacional, el Departamento de Neurociencias y el Instituto de Investigaciones de Entrenamiento de Minoridad de la Salud Mental y Envejecimiento, de la Universidad de Carolina de Sur, en los Estados Unidos. Es uno de los codirectores del área de ensayos clínicos sobre Alzheimer de la universidad. Y como si esto fuera poco, cursa un MBA como postgrado
Fanático de River y Quilmes, a los que sigue vía internet desde su casa en Charleston, Carolina del Sur, este hombre de baja estatura tiene tanto trabajo que empieza sus días a las 3 de la mañana. Viaja alrededor del mundo, pero no se queja: "En los próximos cinco años posiblemente vamos a poder atacar la etiología (causa) de la enfermedad. Es una sensación increíble, porque muy poca gente tiene el privilegio de estar en una área de trabajo en el momento en que se desarrolla a una velocidad increíble", se entusiasma.
Inquieto y brillante, pero filosófico y espiritual cuando habla de sus pacientes, Mintzer recibió a NOTICIAS en su oficina.
Noticias: ¿Como definiría al mal de Alzheimer?
Jacobo Mintzer: Como una enfermedad que no hace diferencias raciales ni respeta países. La sufre alrededor del 10 por ciento de los mayores de 65 años y un 20 por ciento en los de más de 80. Lo tremendo es que afecta las funciones que nos caracterizan como personas: nuestra habilidad de recordar las cosas pasadas y nuestra historia, nuestra habilidad de comunicarnos a través del lenguaje, y de centrarnos con respecto al universo donde vivimos. El Alzheimer deteriora esas tres funciones básicas.
Noticias: Se dice que la enfermedad tiene dos víctimas: los pacientes, y los seres queridos que deben cuidarlos.
Mintzer: A diferencia de la situación de cuidar un bebe, donde todos los días se observan progresos, el que cuida un enfermo de Alzheimer ve deterioros todos los días. Sabe que mañana va ser peor. Y por eso no resulta extraño que alrededor de la mitad de los cuidadores desarrollen depresiones severas, trastornos inmunitarios por el estrés, problemas en el trabajo y con la pareja, etcétera. A veces los mismos pacientes terminan cuidando a quienes debían cuidarlos.
Noticias: ¿Hay algún consejo práctico que se les pueda dar?
Mintzer: Lo primero que los familiares tienen que saber es que no están solos. Deben contactarse con asociaciones de autoayuda, como ALMA, donde se encuentran personas que pasan por la misma experiencia y ofrecen soporte, información y orientación. Saber lo que está pasando, permite organizar el ambiente para prevenir problemas. El apoyo es muchas veces práctico, por ejemplo, cuando se necesita alguien que venga a cuidar al familiar por una hora para ir al supermercado o hacer algún trámite. También es aconsejable que los cuidadores desarrollen una red de gente del barrio que colabore con esa tarea, por ejemplo, a cambio de otros favores.
Noticias: ¿Qué tipo de especialista es más conveniente?
Mintzer: Hay que buscar un médico que este dispuesto a ser el director de orquesta, que pueda ver todo el panorama. El paciente con Alzheimer tiene un problema complicado y eso requiere de muchos especialistas. Si no hay una persona que dirija el cuidado general, que suele ser un geriatra, existe el riesgo de que se receten –por ejemplo– medicamentos que se superpongan.
Noticias: ¿A qué signos hay que estar alertas?
Mintzer: Cuando una persona se queja de problemas de memoria y esos problemas son lo suficientemente severos como para impedir la actividad, ese paciente tiene que ser evaluado.
Noticias: ¿Qué tratamientos hay disponibles?
Mintzer: Hoy en día tenemos tres medicaciones –donepezil, galantamina y rivastigmina– que remplazan uno de los neuroquímicos del cerebro que se han perdido, que es la acetilcolina. El déficit de acetilcolina se relaciona con los problemas de la memoria.
Noticias: ¿No son como "curitas" para elefantes, como dicen algunos neurólogos?
Mintzer: Con la medicación, un tercio de los pacientes mejora, un tercio no experimenta cambios, y un tercio se agrava. Sin embargo, suele pasar que cuando el médico y el cuidador piensan que el tratamiento no funciona y lo retiran, el paciente empeora rápidamente. Esos son los datos. ¿Por qué hay tanta discusión? Porque la palabra "mejoría" es muy subjetiva. Si mejorar es que alguien que no recuerda su nombre pueda manejar una empresa del ranking Fortune 500, la respuesta es no. Si mejorar es que haya un cambio sustancial en la vida del paciente, entonces la respuesta es: ¿que es un cambio sustancial?
Noticias: Es todo relativo.
Mintzer: Claro. Yo tenía un paciente moderado bajo tratamiento, y lo único que lograba la medicación es que saliera del baño con los pantalones bien puestos. La familia no quiso suspender la medicación porque para ellos el cambio significó que podían invitar amigos a la casa, o que la gente de la iglesia pudiera venir a cuidarlo. Para ellos, la mejora era enorme.
Noticias: Es como si la eficacia la hubieran evaluado ellos.
Mintzer: Los médicos nos obsesionamos hoy en día con escalas y valores económicos, pero la calidad de vida no se puede medir así. El médico está con el paciente diez minutos, pero el cuidador y la familia están toda la vida. Hay que preguntarles a ellos. Puede que les resulte fundamental o valoren el hecho de que la medicación permita que el padre sonría una vez o pronuncie el nombre de unos nietos, que de otra manera no lo podría hacer. "Esa la imagen que les va a quedar a mis nietos por el resto de su vida", explican.
Noticias: Entiendo. ¿Pero no hay descubrimientos recientes que auguren tratamientos más efectivos?
Mintzer: Algo que aprendimos en los últimos años es que una característica de la enfermedad, la proteína beta-amiloide 42 que se acumula en el cerebro, nace de otra proteína que todos producimos: la "proteína precursora del amiloide" ó APP, por sus siglas en inglés. La APP en principio es muy beneficiosa porque tiene acción neuroprotectora, esto es, protege al cerebro de posibles amenazas, como la disminución del oxígeno cuando subimos a una montaña.
Noticias: ¿Y cuál es el problema?
Mintzer: Que esta proteína APP se puede dividir de dos maneras. En una, genera una proteína productiva, llamada "alfa". Pero de la otra, termina convertida en una sustancia que carece de propiedades neuroprotectoras y que el cuerpo no sabe como metabolizar (procesar y eliminar). Esta otra variante se denomina "beta" y es tóxica: si esa proteína se junta con otras y se adhieren entre sí, terminan depositándose en el cerebro, forman una placa y causan la muerte de las células cerebrales.
Noticias: ¿Qué se puede hacer para que la APP se divida del modo "correcto"?
Mintzer: Una opción es impedir con medicamentos la actividad de la enzima que hace que la proteína se divida en su forma tóxica. Nuestro grupo está ensayando una droga con ese mecanismo de acción, flurizan. También hay otras.
Noticias: ¿Con cuántos pacientes está probando el flurizan y otras drogas anti-Alzheimer?
Mintzer: Nosotros incluimos alrededor de 500 pacientes por año para participar de distintos protocolos. Los estudios tienen de 200 a 400 pacientes, y se realizan en muchos hospitales o centros alrededor del mundo. Cada centro recluta entre 10 y 20 pacientes. Después se juntan todos los datos y se hace la evaluación global.
Noticias: ¿Son pacientes con enfermedad avanzada?
Mintzer: Depende del protocolo. Con el flurizan estamos buscando pacientes en estadios muy tempranos, que recién empiezan. La hipótesis es que los que reciban esta droga se van a estabilizar, mientras que los pacientes del grupo placebo se van a deteriorar.
Noticias: ¿Y cuándo se va a saber si funcionan?
Mintzer: Alrededor del 2008. Hay todo una etapa de desarrollo, pero para el 2008 vamos a saber si esas drogas tienen la efectividad que predecimos y si son seguras como para salir al mercado.
Noticias: ¿Se puede hablar de la posibilidad cercana de una cura? ¿Es optimista?
Mintzer: Siempre soy optimista. No conduzco estudios clínicos con drogas que yo no le daría a mi abuela. Como investigador clínico, creo que hay que hacer una evaluación acerca de las posibilidades razonables de que una droga sea exitosa. Y para mi es muy claro que está llegando el momento de que alguna de las drogas que están en desarrollo, gane. Y eso va a ser dentro de los próximos cinco años.
Noticias: ¿Van a retardar la evolución de la enfermedad o la harán desaparecer por completo?
Mintzer: Todavía no lo sabemos. No va a haber una bala mágica. Al igual que en el caso del sida o la hipertensión, se puede pensar en un cóctel de drogas para detener la enfermedad. Mientras más medicaciones haya, mejor, porque pueden atacar el mismo problema desde distintos ángulos.
Noticias: ¿Y podrían prevenir la enfermedad?
Mintzer: En teoría podrían, pero tiene implicaciones porque la medicación va a ser muy cara. Entonces, ¿quién la va a tomar? ¿Y qué vamos a hacer como sociedad? Se va a generar un debate acerca de si sólo la gente rica va tener la posibilidad de quedar a salvo del Alzheimer.