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La enfermedad del cerebro que mueve millones

Mal de Alzheimer

La industria farmacéutica, bajo presión de los 15 millones de personas que padecen en el mundo esta enfermedad, invierten cifras millonarias para encontrar un medicamento eficaz contra la raíz del proceso. Mientras eso no ocurra –la posibilidad de impedir el mal– el futuro promete que la enfermedad podrá ser tratada con drogas múltiples.

Revista Mercado
Junio 2007

Muchos investigadores dedicados al estudio del Alzheimer creen que si se impide la acumulación de amiloide beta, la enfermedad se podrá curar e incluso prevenir. Para lograr esa meta hay una febril actividad en las industrias farmacéuticas y biotecnológicas.
Hace un poco más de cien años, el psiquiatra bávaro Alois Alzheimer describió autopsias de pacientes que habían muerto con demencia senil donde encontró nervios empastados con una placa pegajosa y rellenos de un enjambre de fibras. En las últimas décadas, la ciencia avanzó mucho en la comprensión de la biología que da origen a esas características de lo que ahora se conoce como la enfermedad de Alzheimer y que es la causa de por lo menos la mitad de todas las demencias. Luego de perder la capacidad de la memoria corta y larga, hay pérdida de vocabulario y pérdida de control muscular.
Las drogas aprobadas hasta ahora sólo tratan el síntoma de la debilidad de memoria y ofrecen una mejora moderada que dura menos de dos años. Ellas son:

1- Aricept, de Pfizer
2- Exelon, de Novartis
3- Razadyne, de Johnson & Johnson
4- Namenda, de Forest Labs

Aricept y Exelon impiden la destrucción del neurotransmisor acetilcolino que es parte del mecanismo de la memoria.
Razadyne funciona de manera similar y también activa los receptores nicotínicos.
Namenda impide que un neurotransmisor llamado glutamato sobre-excite las células de los receptores de la memoria.
Pero ninguno de estos fármacos puede cambiar el curso de la enfermedad. La búsqueda de drogas capaces de desacelerar el deterioro se centra hoy en aquella placa de la que hablaba el doctor Alzheimer.
En algunos casos, la investigación está avanzada. Algunos grandes laboratorios farmacéuticos, como Wyeth, ya están haciendo experimentos en seres humanos con varios tratamientos que apuntan a anular la causa biológica del Alzheimer. Otros más pequeños, como Myriad Genetics y Neurochem, ya llegaron a la fase final de prueba de drogas cuyo objetivo es atacar las causas y no los síntomas.
El laboratorio Essne tiene 11 drogas en etapa de prueba con humanos. Su principal compuesto es un anticuerpo sintético que desarrolló junto a la firma irlandesa Elan. Ese anticuerpo ataca la proteína tóxica responsable de empastar el cerebro. Otras empresas con grandes inversiones en Alzheimer son Eli Lilly y Pfizer además de Myriad, pionera en pruebas genéticas y la diminuta Neurochem, de Quebec.
La placa responsable del daño cerebral es una mutación del amiloide, sustancia celular común. Esa versión bastarda recibe el nombre de A-beta42 y se apiña dentro de las neuronas interfiriendo con la función nerviosa y eventualmente mata las células del cerebro (neuronas).
Las más avanzadas drogas experimentales que combaten los amiloides A-beta42 son Flurizan (Myriad) y Alzhemed (Neurochem). Ambas están en la fase 3 de experimentación, o sea el estadio previo a solicitar aprobación de la FDA.
Flurizan funcionó en ratones, pero no logró mostrar un beneficio significativo en humanos (aunque algunos pacientes sí lograron estabilizar su rendimiento mental). Robert C. Green, profesor de neurología de la universidad de Boston que participó en el seguimiento de los enfermos, dice: “Si podemos preservar dos años más la memoria en algunas personas, es señal de que la droga está haciendo algo”.

Un negocio billonario
El futuro de la canadiense Neurochem está cifrado en la suerte que corra Alzhemed, droga experimental que se acopla a los A-Beta42 y reduce su tendencia a arracimarse. Al igual que el fármaco Myriad, parece que ha dado resultado en ratones y que es segura en humanos. Pero en una prueba Fase 2 realizada en 58 pacientes, Alzhemed no mostró un beneficio mensurable en la memoria, aunque hay que aclarar que el período de estudio sólo duró tres meses. Sí logró reducir niveles de un biomarcador A-beta en el fluido cerebroespinal de los pacientes.
La siguiente prueba en Estados Unidos –Fase 3, ya realizada pero aún sin dar a conocer los resultados– pretende hallar una mejoría en el funcionamiento mental cotidiano.
Aunque tenga éxito, es probable que Neurochem no solicite aprobación de la FDA hasta no tener los resultados de otra prueba en Europa a finales de 2008. De todos modos, su director general, Francesco Bellini, apuesta fuertemente a su éxito. El año pasado sacó préstamos marginales millonarios para comprar acciones de Neurochem y presionar a los escépticos que vendían las suyas. El precio de la acción trepó desde menos de US$ 13 a más de US$ 25 antes de estabilizarse recientemente en US$ 15,42.
Apuestas menos riesgosas son los fármacos de Elan y Wyeth. En 1996 Elan adquirió una firma pionera en investigación de Alzheimer llamada Athena Neurosciences. Desde entonces colaboró con Wyeth en el desarrollo de una serie de tratamientos. En la primera prueba con seres humanos que hicieron ambas compañías se vacunó a los enfermos con una versión sintética del amiloide beta buscando que el propio sistema inmunológico ataque los racimos de A-Beta42. En roedores, la vacunación había librado de A-Beta a las células cerebrales, mejorado el desempeño de los animales en la prueba del laberinto y les extendió la vida. Pero con humanos el estudio se interrumpió en 2002 luego de sólo dos dosis, cuando al incentivar la respuesta inmunológica, 6% de los 30 pacientes acusó inflamación de cerebro. Los investigadores continuaron igualmente sometiéndolos a pruebas y algunos mostraron memoria estable o mejorada. Las autopsias de pacientes que murieron de otras causas revelaron que la placa amiloidea se había reducido.
Aparte de su colaboración con Wyeth, Elan tiene otros proyectos en el mismo tema. Ellos incluyen una pastilla anti-amiloidea llamada AZD103, desarrollada con Transition Therapeutics (cotiza en la Bolsa de Toronto) que ha reducido los niveles de amiloide y mejoró el desempeño de aprendizaje en ratas.
Wyeth tiene también sus propios proyectos independientes para la cura del Alzheimer. Actualmente tiene en Fase 1 de prueba dos drogas orales, GSI-953 y PAZ-417. La primera interfiere las enzimas que ayudan a formar A-beta42, y la segunda impide su arracimamiento. También está experimentando con drogas para paliar los síntomas de la enfermedad. Está en Fase 2 la prueba de un compuesto llamado Lecozotan que aumenta los neurotransmisores múltiples. Otros tres activantes cognitivos están en pruebas Fase 1. “En última instancia la enfermedad va a ser tratada con drogas múltiples”, dice un investigador de Wyeth, quien habla de infusiones inmuno-terapéuticas, pastillas para inhibición de enzimas y varios drogas sintomáticas, todas de Wyeth.
A pesar de sus logros en neurociencia, Elan viene perdiendo dinero sistemáticamente. De modo que Wyeth es, por lejos, la apuesta más segura para esta enfermedad. Sus productos estrella –el antidepresivo Effexor; la vacuna Prevnar y Enbrel, para la artritis– contribuyeron a aumentar 9% las ventas 9% del año pasado, a US$ 20.400 millones. Las ganancias por acción crecieron 14% (a US$ 3,08) en 2006. Si tiene éxito con sólo algunas de las doce drogas que está desarrollando para el mal de Alzheimer, las ganancias serán enormes. Con que sólo una parte de los 15 millones de personas que sufren deterioro cerebral en el mundo inviertan sus ahorros en tratamientos para paliar la enfermedad, el Alzheimer será un mercado multimillonario. M

El mal en la Argentina

Los últimos datos procesados por la Dirección de Estadísticas e Información del Ministerio de Salud (DEIS) sobre los fallecidos en el país como consecuencia del Alzheimer son de 2005. Ese año, la cifra bajó a 1.045, después de haber llegado a 1.192, en 2004; 1.153, en 2003. En 2002 se registraron 1.000 casos. De los fallecidos hace dos años, alrededor de 60%, tenía más de 80 años.

“Envejecer es inevitable, volverse demente no”*

Para envejecer sanamente, hay que vivir sanamente durante toda la vida adulta.
• Hacer una dieta baja en grasas, comer frutas y vegetales. Recordar que lo que es bueno para el cuerpo es bueno también para el cerebro.
• Realizar ejercicio físico y condicionamiento aeróbico.
• Evitar el estrés (gran enemigo de la memoria); las hormonas del distrés anulan literalmente los centros cerebrales de la memoria.
• Activar las neuronas con actividades recreativas, educativas e intelectuales. Por ejemplo, resolver problemas, hacer crucigramas, adivinar jeroglíficos, aprender otro idioma, intentar escribir con la mano izquierda los que son diestros, etc.
* Profesor Dr. D. José Manuel Martínez Lage, neurólogo perteneciente a la Unidad Clínica de Trastornos de la Memoria del Departamento de Neurología y Neurocirugía de la Clínica Universitaria de Navarra.

http://www.mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1071&id_nota=26

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