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Un frío por dentro

Hace frío afuera, pero más frío corre por dentro al sacar nuestras narices de las bufandas y ver lo que ocurre alrededor.

Por Mex Urtizberea
Para LA NACION
Viernes 1 de Junio de 2007


Un hombre murió de frío porque dormía en la calle.

Los cuatro hijos de una familia murieron en una casa muy modesta, por intentar darse calor con un brasero que los envenenó con monóxido de carbono.

Un hombre sentado en una silla en medio de un basural fue encontrado muerto, muerto de frío.

Un cartonero que vivía en una pileta abandonada murió por permanecer allí bajo una fuerte helada.

Un hombre que vivía en una precaria sala dividida con algunos plásticos fue encontrado muerto en su cama, de frío.

Hace frío por todas partes afuera, un frío histórico e inesperado que todo lo complica.

Los taxistas se quedan sin gas porque las distribuidoras les dan prioridad a las casas de familia, las industrias han sido obligadas a limitar el uso de electricidad, el campo y las cámaras empresariales denuncian la escasez de nafta y gasoil, pero al menos tienen el consuelo de que ni bien pasen estos días de inauditas bajas temperaturas, todo volverá a la normalidad: los taxistas con su gas, las industrias con su libre uso de electricidad, las empresas y el campo con su nafta y su gasoil.

Los que están a la intemperie seguirán a la intemperie, suba o no suba la temperatura.

Hasta volver a ser noticia, por morirse, literalmente, de frío.

Hace frío afuera, es cierto, pero mucho más frío corre por dentro al pensar en estos miles de argentinos que durante décadas y décadas fueron quedando afuera, desabrigados de la historia, sin protección, desguarnecidos.

Y acaso puede amainar un poco el frío que corre por dentro cuando vemos que, a nuestro alrededor, hay voluntarios de redes solidarias que en este momento recorren las calles de Olivos, Belgrano, Retiro, Constitución y la Plaza del Congreso, para evitar que mueran de frío quienes duermen a la intemperie. O grupos de mujeres que ahora están corriendo de una villa de emergencia a otra para llevar abrigos, frazadas y estufas a los que no tienen nada.

Pero a pesar del rayo de sol que es esta gente solidaria, los esfuerzos individuales no alcanzan para salvar a los que fueron dejados afuera por un sistema cuya frialdad también es inaudita.

Hace mucho frío afuera, pero mucho mayor es el frío que corre por dentro al sacar nuestras narices de las bufandas y ver tantas familias expuestas a este frío y a todos los fríos del año, de todos los años desde hace décadas; sin medios para defenderse de este clima, o con medios tan precarios que resultan más peligrosos que el mismo frío.

Pasará esta ola de frío, dejarán de ser noticia los muertos de frío, y los que están a la intemperie seguirán en la intemperie, suban o no suban las temperaturas.

Hace frío afuera, y da calor quejarse por el frío cuando hay tanta gente a la que le ha tocado vivir en un invierno eterno.

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=913433
LA NACION | 01.06.2007 | Página 21 | Opinión