Pese al crecimiento económico, las condiciones de la sociedad adulta no mejoraron
Las mediciones llevadas adelante por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina sobre los grandes centros urbanos del país demuestran que las condiciones de salud física y psicológica de la población adulta no cambiaron de modo significativo en los últimos cuatros años. Pese a las mejoras laborales, de ingresos, e incluso de cobertura de los servicios de salud observadas en ese período, todavía una quinta parte de la población mayor de 18 años continúa exhibiendo un elevado riesgo de malestar físico y mental.
La Nación
Sábado 19 de enero de 2008
Desde el punto de vista de las características individuales, cabe destacar que son las mujeres las que presentan una mayor propensión a experimentar privaciones en su estado de salud. Como es de esperar, el riesgo de sufrir estos problemas se incrementa a lo largo del ciclo de vida, siendo las personas de mayor edad las más propensas a manifestarse disconformes con su estado, sus habilidades para desarrollar actividades diarias, y sufrir afecciones psicológicas, como síntomas de depresión y ansiedad.
Pero más allá de estas variaciones individuales, es importante marcar las diferencias encontradas entre los grupos educacionales, indicativas de una estructura desigual de oportunidades sociales: cuatro de cada diez adultos sin estudios primarios completos presenta una situación de riesgo de malestar físico y psicológico, en tanto que tres de cada diez entrevistados con estudios primarios completos exhiben esa situación. Entre los adultos que cuentan con estudios secundarios completos, sólo el 13% está en riesgo de malestar físico y mental, y la cifra cae al 7% entre los que cuentan con estudios universitarios.
Datos complementarios obtenidos a partir del panel de hogares entrevistados desde 2004 demuestran que la imposibilidad de comprar medicamentos o asistir al médico por problemas económicos, así como contar con un seguro de salud privado o por obra social para recibir atención médica, replica esa misma estructura de desigualdad, y pone de manifiesto la relación entre la dotación de recursos simbólicos y materiales y la capacidad para sostener un buen estado de salud físico y psicológico.
Se advierte así la necesidad de incorporar estos temas en la discusión de una agenda social más amplia, orientada a asegurar condiciones propicias para el desarrollo integral de las personas y su grupo familiar.
Eduardo Lépore
eduardo_lepore@uca.edu.ar
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