Los jubilados y pensionados con ingresos superiores al haber mínimo -e incluso muchos de los que ahora están en ese escalón más bajo de las prestaciones pero que no lo estaban cuando comenzaron a percibir la jubilación- acumulan desde 2001 una caída de sus ingresos, en términos de poder de compra, que ronda entre el 21 y el 34%, incluso considerando el alza del 7,5% que rige a partir de este mes. La magnitud de la pérdida depende del nivel de haberes y del índice de inflación que se considere válido para 2007, el año en que el cálculo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) fue fuertemente cuestionado.
La Nación
Lunes 10 de marzo de 2008
Si se aplicara un índice de movilidad, por otra parte, los pasivos deberían recibir, desde enero y durante todo este año, sus haberes con una suba de entre el 22 y el 28% respecto de 2007. En este caso, la variación depende del índice que se crea adecuado utilizar, pero los dos porcentajes citados tienen que ver con la evolución de los salarios y la recaudación fiscal del año último.
Justamente, el deterioro de los haberes previsionales para quienes ganan más que la mínima es consecuencia de que no se aplique un índice de movilidad. La Corte Suprema ordenó legislar sobre la materia, pero en el Poder Legislativo duermen -por falta de decisión política- unos 40 proyectos presentados por diputados y senadores de diferentes bancadas.
Mientras tanto, y según la estimación de la Defensoría del Pueblo de la Nación -que la semana pasada realizó un reclamo judicial por la aplicación de la movilidad-, hay alrededor de 1,5 millones de pasivos que percibieron aumentos insuficientes desde 2002.
A partir de la salida de la convertibilidad y de la llegada de la inflación, la decisión oficial fue privilegiar, en primer lugar, a los jubilados y pensionados de menores ingresos. El haber mínimo se duplicó y algo más entre julio de 2002 y septiembre de 2004, el mes en que se dio un primer ajuste a quienes percibían más que el básico, pero menos de $ 1000. Este segundo grupo tuvo, desde entonces y contando el 7,5% de ajuste desde este mes, cinco incrementos, y cobra un 66,9% más que en 2001. Están en tal situación quienes estaban retirados o cobrando pensión en aquel momento y ganaban en 2004 un haber de entre $ 308 (la mínima que se fijó entonces) y $ 1000.
Para los haberes de $ 1000 o más, la primera recomposición llegó en junio de 2006, con una suba del 11%, la primera que fue generalizada. Luego se sumaron otras mejoras, y hoy el alza nominal es del 51,7 por ciento.
Desde la devaluación, la suba de precios al consumidor fue de un 110,4% hasta febrero último, según el Indec. La cifra trepa al 129,6% si se considera una inflación para 2007 del 17%, en lugar del 8,5% oficial, y se agregan las estimaciones privadas sobre el alza de precios en enero y febrero. El 17% es la media de las estimaciones de 25 consultoras, según un relevamiento hecho por LA NACION a fines del año último.
El resultado de esa dispar evolución de precios y jubilaciones es, lógicamente, un menor poder de compra.
El peso de ese efecto será diferente en cada caso, según los consumos específicos del hogar. Pero si se toman las estadísticas, que reflejan datos promedio, las consecuencias de lo ocurrido podrían cuantificarse de la siguiente manera: quien en 2001 cobraba $ 800 percibirá desde este mes $ 1335,20; suponiendo que en aquel entonces consumiera un conjunto de bienes que valía $ 800, esa misma canasta tiene un precio actual de $ 1683,20 según los datos oficiales, o de $ 1836,80 de acuerdo con los economistas. Así, el ingreso actual es un 21% o un 27% inferior al valor de los productos que antes estas personas podían pagar en su totalidad.
En el caso de quien cobraba $ 1000 en 2001, el deterioro es mayor. Mientras su haber actual llega a $ 1517, el valor de los bienes y servicios (suponiendo que consumía por la totalidad de su ingreso) subió a $ 2104 o a $ 2296, según los índices explicados en los párrafos anteriores. De esta manera, un jubilado o pensionado tendrá dinero para adquirir sólo un 72% o un 66% de lo que compraba seis años atrás. Así surge una pérdida, según el caso, del 28 o del 34% del poder de compra.
Los índices propuestos
¿Qué habría pasado de cumplirse con un índice de movilidad de aplicación automática y periódica? En el fallo Badaro, la Corte Suprema ordenó ajustar con frecuencia anual las jubilaciones, siguiendo la evolución de los salarios de los activos, en función de un índice que difunde el Indec.
De la sentencia surge entonces que en enero de 2007 todos los pasivos debían estar cobrando un 88,57% más que en 2001, porque ésa fue la evolución de los salarios hasta diciembre de 2006. Si ese criterio se aplica observando lo que ocurrió en 2007, a partir de enero de este año debería sumarse un 22,67%, ya que ése fue el avance del índice de salarios del año último. Y así los pasivos deberían cobrar un 131,3% más que antes de la devaluación.
Por su parte, uno de los proyectos de ley que están en el Congreso, que lleva la firma de los diputados Claudio Lozano y María América González, entre otros, propone crear un coeficiente de actualización integrado en un 50% por la evolución de los salarios, un 23% por la suba de los aportes y contribuciones y un 27% por los recursos fiscales afectados al régimen. Para 2007, el índice da un 28,4%, y si se aplicara ese esquema los pasivos deberían cobrar un 183% más que en 2001.
En el caso del haber mínimo del sistema, ese nivel de suba se superó holgadamente: la recomposición fue del 336%, para llegar hoy a los $ 655.
Por Silvia Stang
De la Redacción de LA NACION
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