Gerontología - Universidad Maimónides

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Baja la natalidad en el país y la población envejece

Dentro de 20 años la Argentina podría empezar a parecerse a la Europa de hoy, aunque no imitará lo mejor de ese continente. La postal del futuro anuncia que más de la mitad de las mujeres en edad fértil sólo tendrá un hijo, debido, entre otras cosas, a que gozarán de una mayor inserción laboral y accederán a mejores niveles educativos.

La Nación
Domingo 6 de abril de 2008

De hecho, la tasa de fecundidad en el país tiene una evolución descendente desde la primera década de 1900, cuando era de 7 hijos por mujer. Hoy es de 2,3, dentro de 20 años llegará a 2 y en 50 años, a 1,8, según las proyecciones de la División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El dato es preocupante si se considera que el recambio generacional se asegura con 2,1 niños por madre.

Lo más negativo del escenario es que, según los especialistas, debido a la caída de la tasa de natalidad (cantidad de niños por mil habitantes), de 18,5 a 11,9, la Argentina dejará de crecer demográficamente en 2050, se acentuarán las desigualdades socioeconómicas y la cantidad de personas activas no será suficiente para sostener los sistemas de salud y de previsión social.

“Por primera vez en la historia y quizá para siempre, el número de ancianos sobrepasará la cantidad de menores de 14 años. La población mayor excederá el número de niños en 2 a 1”, dijo Silvia Gascón, directora de la maestría en Gerontología y vicerrectora académica de la fundación Isalud.

En la Unión Europea, que tiene una tasa de fecundidad de 1,5, hace unos diez años analizan e implementan políticas para que su población tenga más hijos y así se eviten los problemas que surgen de la baja natalidad. Especialistas consultados por LA NACION coincidieron en que en la Argentina la solución no necesariamente pasa por ocupar cunas vacías. "Hay que ver cuáles son las caras detrás de los números de la natalidad, y cuál es la situación de la maternidad hoy", dijeron.

Cristina Cordera, de 58 años, pensó que cuando sus cuatro hijos crecieran podría dedicarse más tiempo a ella. Pero hace cinco años, su madre, de 87, vive con ella y su marido. "Por suerte está lúcida, pero tengo que estar pendiente todo el día. Es como si fuera un hijo más", dijo a LA NACION. El caso de Cristina es un ejemplo que se reitera y que podría ser aún más común de aquí a 50 años.

Según un informe de la Cepal, mientras los países desarrollados tardaron un siglo en envejecer, los países en desarrollo envejecerán en menos de 30 años. De no haber cambios en los sistemas de salud y de previsión social, en 2050 se vivirá más, "pero la calidad de vida será peor", opinó Gascón.

Las caras de la natalidad

"Mi pareja y yo decidimos no tener hijos", dijo a LA NACION Adriana Colombi, profesora de inglés, de 35 años, que está en pareja con Adrián, diseñador gráfico de 28 años. "Es una cuestión de responsabilidad. A los dos nos gusta tener libertad para crecer en nuestra profesión y disfrutar de nuestro tiempo de ocio. Sería egoísta no dedicarle a un niño el tiempo que merece", comentó.

Tal vez por ese mismo motivo, Maximiliano y Carolina, que viven juntos desde hace 11 años, adoptaron a Moe, un perro labrador que vive con ellos y, al menos por ahora, sirve como práctica de la responsabilidad maternal. "Lo cuidamos como si fuera un hijo", dice Maximiliano.

Por su parte, Edith Pantelides, demógrafa del Centro de Estudios de Población (Cenep), explicó: "Es difícil analizar el comportamiento de la población con respecto a la natalidad. Su descenso no sólo se debe al uso de anticonceptivos. También, a la mayor inserción laboral de la mujer y al aumento de su nivel de educación".

Después de siete años de casados, Diana Abasto, una arquitecta de 37 años, y Diego Charchaflie, un geólogo de 38, decidieron tener un bebe. "Antes temíamos repetir viejas historias familiares. Pero nos dimos cuenta de que ser padres es algo que se aprende en el camino y todo puede ser nuevo", contó Diana a LA NACION, mientras acariciaba su panza.

Según Pantelides, otro factor es que las mujeres, por diferentes motivos, retrasan su maternidad. "Entre los 35 y 40 años -explicó-, bajan las posibilidades de concebir, y eso incide en que sólo tengan un hijo o ninguno."

Trabajar y ser padres

"Nos gustaría tener otro bebe, pero mi marido y yo trabajamos, y el poco tiempo que nos queda para estar con Panchito nos lo hace pensar dos veces", dijo Ana Casas a LA NACION, una abogada de 31 años que hace tres tuvo a su primer hijo, Francisco. Tanto ella como su marido, Leonardo Costilla, asesor de seguros de 35 años, trabajan de 9 a 18, mientras las abuelas de su hijo se turnan para cuidarlo.

"Nuestras madres no podrían cuidar a un segundo niño, las guarderías son demasiado caras y Ana tiene que trabajar", afirmó Leonardo.

La experiencia de la familia Pizarro es diferente. María Luisa y Francisco pudieron congeniar el trabajo y la familia sin mayores inconvenientes. De hecho, tuvieron 10 hijos. "Yo trabajé en relación de dependencia durante 19 años, y a pesar de cumplir horarios pude amamantar a todos. Puede parecer muy complicado, una locura, pero se puede, y la gente es muy solidaria. Siempre recibimos ayuda."

La Fundación Observatorio de la Maternidad realizó un estudio en los principales conglomerados del país (sobre la base de estadísticas del Indec, el censo nacional y el Ministerio de Salud) en el que se registró que la participación monetaria de las madres en el ingreso total familiar asciende a 48,1%.

En Europa se implementan diferentes políticas para mejorar la relación entre el trabajo y las familias. Es el caso de Alemania, cuya tasa de fecundidad es una de las más bajas de Europa (1,4 hijo por mujer); Italia (1,29), y España (1,29), donde se pagan subsidios por nacimiento (entre 500 y 2000 euros), licencias por paternidad y maternidad de entre 6 y 12 meses.

En la Argentina existen medidas como el salario familiar ($ 400 por nacimiento y 100 por hijo) o planes como el Jefas y jefes de hogar (para los más carecientes, de $ 300), pero no son parte de una política homogénea. Además, la ley laboral vigente (20.744) establece que la licencia por paternidad es de dos días, pero difiere según se trabaje en el Estado o en empresas privadas.

Elsa López, demógrafa del Instituto de Investigaciones Sociales Gino Germani, opinó que en la Argentina esas políticas deberían impulsar una mayor inserción laboral de la mujer, el aumento de la cantidad de guarderías privadas y públicas, y la extensión del período de licencias por maternidad y paternidad.

Asignaciones por hijo

* Argentina: salario familiar por nacimiento, $ 400. Prenatal, por mes, entre $ 50 y 100. Planes para paliar carencias, hasta $ 300.

* Alemania: licencias por paternidad, hasta 12 meses. Salario parental del 67% del sueldo neto. Se otorgan subsidios para madres que se queden en el hogar.

* España: "cheque bebe" por recién nacido, 2500 euros o 3500 euros si nace en familias numerosas.

* Francia: licencias pagas y obligatorias de seis semanas antes y de diez semanas después del parto los dos primeros hijos. Subsidios prenatales y hasta los tres meses de vida del niño, desde 500 euros. A partir del tercer hijo el subsidio aumenta a 1000 euros.

http://www.lanacion.com.ar/1001788