Esto sería independiente del nivel de ingreso y educación, según sugirió un estudio británico.
Infobae.com
18/06/2008
En un seguimiento a largo plazo de empleados del Gobierno de Gran Bretaña, los investigadores hallaron que "la posición socieconómica" a temprana y mediana edad afectaba las posibilidades de un envejecimiento saludable.
No obstante, los hábitos saludables también eran importantes, más allá del estatus social. Los resultados sugieren que el estilo de vida y otros factores modificables pueden ayudar a contrarrestar las disparidades sociales en términos de salud y longevidad, dijo a Reuters Health la doctora Annie Britton.
El equipo de investigadores del University College de Londres informó los hallazgos en Journal of the American Geriatrics Society.
Los resultados provienen de un estudio de 17 años de duración entre 10.000 trabajadores estatales londinenses que tenían en promedio 44 años y no presentaban enfermedades al comienzo de la investigación. Unos 5.800 participantes fueron incluidos en el presente análisis.
Al comienzo del estudio, los empleados fueron consultados sobre la clase social de sus padres y su propio nivel educativo, con lo que los investigadores midieron la "posición socioeconómica" en la juventud.
También se les preguntó sobre sus hábitos de vida actuales y los niveles de estrés diarios. Diecisiete años después, aproximadamente el 13 por ciento de los hombres y el 15 por ciento de las mujeres tenían un "envejecimiento exitoso", lo que implica que no registraban enfermedades importantes y presentaban buen funcionamiento físico y mental.
Las chances de envejecer exitosamente dependieron en algún grado de la posición social, reveló el estudio. Los hombres y las mujeres que tenían empleos de mayor nivel y salario a mediana edad eran más propensos a mantenerse saludables que los trabajadores de menor nivel.
Del mismo modo, la posición social del trabajador en la juventud estaba relacionada con las chances de envejecer exitosamente, independientemente del empleo e ingreso a mediana edad.
Con todo, el estilo de vida y el nivel de estrés en la adultez también fueron clave, más allá del estatus socioeconómico, indicó el equipo de Britton.
Los hombres y mujeres que consumían alimentos saludables, evitaban el tabaquismo y realizaban ejercicio regularmente eran más propensos a permanecer sin enfermedades ni discapacidad.
Los resultados, según los expertos, sugieren que los cambios en el estilo de vida pueden aliviar los efectos sobre la salud de algunos factores difíciles de modificar, como por ejemplo la ocupación y el nivel de ingreso.
"El foco en las conductas saludables también reduciría las inequidades sociales en términos de salud a edades mayores", concluyó el equipo.
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