LOS LABORDE, GENTE DE EXCELENTE HUMOR Y MEJOR MEMORIA
Ayer celebraron en Gualeguaychú el cumpleaños de dos de ellos. Todos derrochan vitalidad.
Por: Verónica Toller
Clarín
Lunes 22 Septiembre 2008
Juntos, suman casi 300 años. Por separado, María Rosa tiene 101, Andrés 100 y Francisco 97. Son los hermanos Laborde. Ayer, en el Club Náutico de Gualeguaychú, amigos y familiares les festejaron los 97 y los 100 a Francisco y Andrés, que cumplen el mismo día, 17 de septiembre: "es que cuando yo tenía tres añitos me lo trajeron de regalo. Y., los regalos no se devuelven", dice Andrés, con una sonrisa pícara y un guiño luminoso en los ojos.
Fueron siete hermanos. Hoy, quedan ellos, cabezas de una gran familia que, literalmente, los adora.
Nacieron todos en Gualeguay chú; hoy, Andrés vive en Chajarí y María Rosa en Buenos Aires. "Vengo a visitar a mi hermano porque me extraña, ¿vio?.", dice Andrés, otra vez con ganas de chanza. Y se ríen los dos.
Muchas veces ríen. "Yo lo saco a la ruta, lo pongo rumbo a Chajarí, y se me vuelve", explica Francisco con el mismo humor.
Su lucidez se compara con la salud física que ostentan. La mirada vivaz deja en claro que no pierden detalle.
Ponerse a recordar no les cuesta. "Nacimos acá al lado. Esta es mi casa, la construí yo mismo con mi esposa, que me ayudaba cuando los dos volvíamos de trabajar, a la noche. Ella era telefonista y yo albañil, como nuestro padre. Por eso, para mí esta casa es sagrada", dice Francisco, y se emociona.
Fueron a la escuelita de la vuelta, "la ratonera, le decíamos. ¡Hey, señorita, ahí va una laucha! ¡Jajaja!", dice Andrés, que también se ríe cuando cuenta que a Francisco le llaman "Conejo" porque así lo señaló un soldado al que miraban entrenar desde atrás de un alambrado. "Y a mí mojarra, porque jugaba al fútbol bajo lluvia entre el agua sin parar", agrega.
Hablan de sus esposas -que ya no están- como de alguien todavía presente.
No omiten por ello historias de novias y conquistas. Como esa vez que Francisco, ya comprometido con su futura esposa, se fue solito al baile de disfraces, a flirtear con alguna otra y. ¡aparece la novia oficial!, de antifaz y dispuesta a pescarlo.
O los galanteos de Andrés, "que hace poco andaba noviando". A María Rosa la cargan: "pobre, tan soltera. Pero qué buenas empanadas hacía".
No siempre tuvieron risas. El 1º de Mayo de 1921 hubo un crudo enfrentamiento en Gualeguay chú entre partidarios de la Liga Patriótica y obreros. Resultado: siete muertos.
Andrés anduvo en la refriega, le silbaron las balas al lado y vio caer a dos, ensangrentados. Tenía once años. Francisco, por su parte, no oculta la pena cuando recuerda a su bebito que murió al nacer. Tuvo, eso sí, una hija, Argentina (nombre que le puso de pura rabia porque en el Registro no lo dejaron inscribirla con un diminutivo, Teresita). Y Andrés no tuvo hijos pero sí 16 "criados", chicos a los que él y Celia, su mujer, dieron cobijo en su casa.
Andrés fue gran deportista. Fútbol, básquet, polo, bochas. Hoy por hoy, los hermanos Laborde practican una gimnasia mejor: el truco. Se baten con quien quiera. Y ganan. Con un whiskicito cerca, claro.
Dan ganas, claro, de preguntarles cuál es el secreto de la vida. ¿Qué es lo que vale realmente, al mirar cien años para atrás? "Poder poner de noche la cabeza en la almohada y estar en paz -responde Francisco-. Tener la conciencia tranquila". Para Andrés, "vivir así, con la familia, divertirnos, tener buen humor, estar con la gente querida".
Al escucharlos, el tiempo pasa y no se nota, como en ellos.
Son las seis y media de la tarde. "Che. se va y no le servimos nada a la chica., ¿un whisky?", y rompen a carcajadas otra vez los dos.
http://www.clarin.com/diario/2008/09/22/sociedad/s-01765141.htm