Es por la baja en la tasa de natalidad y el aumento de la expectativa de vida. Los nuevos desafíos.
Por: Mariana Iglesias
Clarín
2.8.2009
La población envejece. Es un hecho. Cada vez más. En la ciudad de Buenos Aires ya son más los mayores de 70 años (360.000) que los menores de 10 (330.000). Y si se cuentan los mayores de 60, la proporción es exactamente el doble.
Que la gente viva cada vez más es una gran noticia, aunque haya pronósticos agoreros. Es que en principio se impone la duda sobre si es posible sostener un sistema con tantos adultos que viven décadas luego de jubilarse. Pero más allá de las cuestiones económicas, lo positivo es que el avance de la ciencia y la salud llevó a que la expectativa de vida sea cada vez mayor: en 1909 un porteño aspiraba a vivir tan solo 48 años, hoy 76. En este sentido, Argentina, o mejor dicho su capital, tiene algo de primer mundo. "En comparación con América Latina, Argentina inició muy temprano el proceso de transición demográfica y la ciudad de Buenos Aires encabeza este proceso, con un envejecimiento poblacional similar al de ciudades de Europa, Oriente y América del Norte. El 22% de sus habitantes tiene más de 60 años. El 37% de los mayores superan los 75", explica Claudio Romero, subsecretario de Tercera Edad de la ciudad.
"El envejecimiento y la urbanización de la población son resultado del desarrollo humano del siglo pasado. Mientras algunos países se desarrollaron primero y luego envejecieron, a otros el envejecimiento de sus poblaciones los sorprendió en pleno desarrollo. Este es el desafío de nuestro país. Las causas del envejecimiento poblacional son complejas, incluyendo la disminución de las tasas de natalidad y fecundidad y la disminución de la mortalidad, relacionada con los progresos científicos, el control de enfermedades infecciosas y la mejora en las condiciones de vida", dicen José Ricardo Jáuregui, Margarita Murgieri y Adriana Alfano, especialistas de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría.
Victoria Mazzeo, jefa del Departamento de Análisis Demográfico de la comuna, explica: "Que los mayores superen a los niños implica envejecimiento poblacional. No es un problema en sí mismo, sino que se convierte en tal cuando sus interrelaciones con factores sociales, culturales, políticos, económicos y ambientales afectan el bienestar de la población. El envejecimiento supone previsión para transferir recursos desde el sector activo al pasivo de la sociedad. Un desequilibrio en esta relación puede llevar a una crisis en los sistemas de salud y seguridad social".
La socióloga Mabel Ariño, de la cátedra Demografía Social de la UBA, opina que la familia, el Estado y el mercado son las opciones más relevantes para brindar atención a la población en las etapas extremas de la vida, infancia y vejez: "En nuestra sociedad la familia es la que tiene el lugar más importante en el cuidado de la población anciana e infantil. Pero al mismo tiempo que la población envejece, hay cambios en la organización familiar, en particular en el rol de la mujer como proveedora económica. A la tensión que implica ser trabajadora, ama de casa y madre se agrega el tiempo y el esfuerzo para sostener a los ancianos de la familia. Esto parece que no puede resolverse sin el Estado, que acerque los recursos y servicios para la atención de niños y ancianos".
¿Qué depara el futuro? La licenciada en Gerontología, Silvia Kanje, da pistas: "Si el índice de fertilidad sigue en 1,3 hijos por mujer, no se llega a la tasa de reemplazo poblacional. La sociedad debe planificar servicios para personas de 70 y más. Lo urgente es circular sin dificultades por las calles, habilitar servicios de transportes adecuados, descansos en lugares públicos, señalización visible. Quizá los empresarios textiles imaginen jeans para personas de 70 años, los gastronómicos fomenten la Hora Feliz para nonos y el Estado programe una cobertura integral para el bienestar de estos ciudadanos".
La Organización Mundial de la Salud comenzó a promover la idea de "envejecimiento activo", como el proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante la vida, para ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez. El psicólogo Ricardo Iacub, especialista en Tercera Edad y Vejez, habla de psicología del envejecimiento: "Muestra los recursos y las potencialidades de los adultos mayores y la manera en que es posible seguir desarrollándose. Es importante aceptar los cambios que se producen con el envejecimiento, aunque no implique admitir los prejuicios generalizadores y negativos. Quienes tienen una visión negativa sobre el envejecimiento viven unos siete años menos que los que tienen una visión positiva. Desarrollar actividades físicas y mentales, generar redes sociales, encontrar gratificaciones y buscar objetivos vitales posibilita el desarrollo y mejora la calidad de vida".
http://www.clarin.com/diario/2009/08/02/um/m-01970457.htm