El abuso contra los ancianos puede ocurrirle a cualquier de ellos, ya que no importa su nivel de ingreso, escolaridad, raza, cultura o religión. Se entiende por abuso toda conducta que por acción u omisión provoca un daño psicofísico en un otro no consintiente.
Por David Mazzitelli
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En el descuido del anciano, los proveedores de cuidado no están cumpliendo con las necesidades diarias de la vida, como por ejemplo la insuficiente alimentación, falta de tratamiento médico o cuidado personal. Esto puede ser intencional o no. El abuso psicológico es intencional y provoca angustia. Deshumaniza o menosprecia al anciano. Muchas veces sucede mediante el uso de groserías o amenazas de colocar al anciano en un asilo.
El abuso físico tiene lugar cuando se le pega intencionalmente a un anciano y él sufre un daño físico. También puede incluir rasguños cortadas, huesos quebrados, detención física (ataduras), intento de homicidio y el homicidio mismo. La explotación consiste en el robo de dinero, bienes u otras cosas de valor. Cualquier persona puede explotar a un anciano: hay ejemplo de parientes, proveedores de cuidado, vendedores y hasta embusteros telefónicos.
Hay indicadores que pueden deberse a que un anciano esté siendo maltratado: cambios de comportamiento; cortes, cicatrices o quemaduras; reclusión; aislamiento; depresión; temor o ansiedad; confusión mental; falta de higiene; ambiente nocivo; cuidado de salud inadecuado; retiros bancarios extraordinarios; cambios en documentos de poder; extravío de pertenencias; firmas extrañas en sus cheques.
¿Por qué los ancianos no piden ayuda? Pocas veces los ancianos levantan denuncias, debido a que les da vergüenza, temen represalias, sienten un menoscabo de su capacidad; o por lealtad familiar; o porque piensan que les falta credibilidad; o porque temen ser colocados en un asilo para ancianos.
* Coordinador académico de Salud Activa; fragmento de un texto presentado en el marco del II Congreso Internacional Violencia, Maltrato y Abuso, que se efectuó el mes pasado.
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-136335-2009-12-03.html