América Latina será la región del mundo que más envejecerá en los próximos 50 años, debido principalmente a la baja de la natalidad y a una mejora en la sobrevida, según proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta situación enfrentará al continente al desafío del deterioro cognitivo, para el que muchos de los sistemas de salud de esos países no están aún preparados.
Raúl Arizaga, presidente del Grupo de Investigación en Demencia de la Federación Mundial de Neurología (WFN-RGD) explicó que "el deterioro cognitivo es un proceso silencioso y lento que afecta a personas en una franja de edad de la cual existe la falsa creencia de pensar 'es normal que se olvide'".
"Si bien algunos olvidos son aceptables con el paso de los años, es necesario que el individuo, la familia y el profesional de atención primaria destierren la idea de que las fallas de memoria, la falta de atención, la dificultad para seguir el hilo de una conversación y otras manifestaciones similares son sólo consecuencia de los años y no síntomas precoces de compromiso cerebral", afirmó Arizaga, quien también fue presidente del Comité Científico del segundo encuentro latinoamericano organizado por este grupo, que se realizó en Buenos Aires.
Una de las principales necesidades de la región, es la educación al médico de cabecera que muchas veces está desinformado por lo que el diagnóstico de una persona con deterioro cognitivo se realiza tarde.
"Hay que trabajar, combatir y detectar el deterioro cognitivo, porque la demencia es la expresión máxima de ese deterioro por lo que tenemos que identificarlo antes de llegar a ese estadío", afirmó Arizaga.
Se estima que el 7% de los mayores de 65 años tienen algún grado de demencia, y esa cifra va aumentando a medida que aumenta la edad.
La enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de demencia, se trata de una condición progresiva y degenerativa que afecta al cerebro, causando trastornos de memoria, pensamiento y conducta. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 18 millones de personas en el mundo padecen este mal.
La edad es el principal factor de riesgo de desarrollo de la enfermedad, el aumento en la expectativa de vida explica por lo tanto el aumento de personas afectadas: en el año 1840 la expectativa de vida era sólo de 45 años; y se espera que para el 2040 sea de 90 años. La educación médica fue uno de los ejes centrales de la reunión.
"Realizamos como parte de este encuentro un curso de educación a distancia exclusivo para PAMI del que participaron casi 600 médicos de cabecera de todo el país. Los médicos de cabecera son quienes deben manejar la sospecha e identificar los síntomas del deterioro cognitivo", detalló el especialista.
Además, agregó que "es necesaria la actualización permanente del especialista en relación a criterios y procedimientos diagnósticos y a manejo terapéutico".
Uno de los temas centrales abordados durante el 2do Encuentro Latinoamericano del grupo de Investigación en Demencia de la Federación Mundial de Neurología, fue la importancia de abordar los factores de riesgo de la demencia.
Se estima que entre el 30 al 50% de los casos, existe una influencia genética en el deterioro cognitivo; y los otros factores no genéticos relacionados con el estilo de vida, se llevan entre el 50 al 70% del deterioro cognitivo.
"Una persona que tiene una 'mala base' genética, con un estilo de vida adecuado puede hacer que ese deterioro cognitivo que tenía determinado genéticamente, se manifieste de manera más leve o empiece más tarde. Por otra parte, personas sin esa base genética pero que no se cuidan pueden incurrir en un deterioro cognitivo", explicó Arizaga.
Controlar el síndrome metabólico, la glucemia, la presión arterial y el índice de masa corporal ayuda a prevenir el deterioro cognitivo. Sumado a esto, otro de los aspectos esenciales para la prevención de ese deterioro es la realización de actividad física. "Está demostrado que hacer actividad física mejora lo cardiovascular, lo muscular y también lo cognitivo", aseguró Arizaga.
Uno de los puntos interesantes en relación a la práctica de actividad física es que los efectos positivos se evidencian siempre, y nunca es tarde para empezar. "Un estudio demostró que quienes comienzan a practicar actividad física a los 80 años aunque nunca hayan realizado ninguna práctica, pueden prolongar su sobrevida y prevenir el deterioro cognitivo", explicó el neurólogo.