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INCIDENCIA DEL MALTRATO EN EL ADULTO MAYOR

A medida que nuestra sociedad envejece, que el porcentaje de adultos mayores aumenta aceleradamente, los temas que les atañen deben transformarse, cada vez más, en una preocupación nacional. El maltrato a personas de edad avanzada es un problema mucho más complejo y de mayor alcance que lo percibido. Aunque ciertamente incluye el descuido institucional en hogares para adultos mayores discapacitados y otras residencias, la mayor parte de los casos son de carácter doméstico, cometidos por familiares cercanos, tales como el cónyuge o un hijo adulto.

Yenier Jiménez Hernández. Autor Principal. Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos.

Yanet Pintado Machado. Estudiante de Medicina. Dra. Ofelia Valdés Guerra. Especialista en Primer Grado en Medicina General Integral. Profesor Instructor. Dr. Luivan Guzmán Becerra. Doctor en Medicina. Especialista en Medicina General Integral. Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos “Dr. Raúl Dorticós Torrado”
FUENTE: portalesmedicos.com.- N° 10 2a quincena mayo 2010.-

Publicado por Mayores en Movimiento

INTRODUCCIÓN.

La violencia contra las personas adultas mayores es un problema del cual nuestro país no está ajeno, sin embargo son escasos las cifras y datos al respecto. Los Centros Emergencia Mujer (CEM) del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual (PNCVFS) del MIMDES, bajo el marco de la ley de protección contra la violencia familiar y sexual, en su labor de atención registró durante al año 2002 a 1,120 personas adultas mayores víctimas de violencia familiar y/o sexual. Esta cifra representa el 3.6% del total de casos atendidos en los 38 CEM a nivel nacional durante el período 2002 (29,759 casos).

De acuerdo a las estadísticas del PNCVFS, los principales victimarios de los adultos mayores lo representan sus propios hijos adultos con el 44.4%, los cónyuges 14.6%, pareja actual (afectivo y/o sexual) 9.7%, u otros familiares (nuera, yerno, etc) 17%. Es necesario destacar que las edades de los hijos/as agresores fluctúan entre 26 y 45 años y son en un 68% varones.

En el ámbito familiar el tipo de violencia que mayoritariamente se ejerce contra los adultos mayores es el maltrato psicológico hasta en un 95%. Siendo la agresión más frecuente los insultos (85%), humillación y desvalorización (66.3%), amenazas de muerte (40%), y rechazo (48.8%).

Sin embargo, los Adultos Mayores no están exentos de la violencia física, en el 2002 representó el 39% del total de casos registrados en los CEM. Las bofetadas, empujones, puntapiés y puñetazos fueron las formas de agresión más frecuentes.

Un 2% del total de casos (22 casos) señalaron ser víctimas de violencia sexual, siendo principalmente afectadas las personas adultas mayores (PAM) de sexo femenino. De este grupo 8 denunciaron violación y 12 acoso o chantaje sexual. Ambos delitos fueron referidos únicamente por las mujeres. El único adulto mayor varón que denunció violencia sexual dijo ser víctima de tocamiento en contra de su voluntad. (1)

La violencia familiar y sexual tiene como principal víctima a la mujer a través de todas las etapas de su vida, y en lo que respecta a la mujer adulta mayor, esta etapa no le exime de este mal social. Del total de casos de violencia familiar y/o sexual de PAM registrado por los CEMs, el 76% corresponde a hechos en la que las personas de sexo femenino son las afectadas.

El 35% de las Personas Adultas Mayores (PAM) que acudieron al CEM por maltrato señalan como motivo de la violencia, la actitud de parte del agresor/a en el extremo de querer “controlar su vida”, el 31.7% el carácter dominante e impulsivo del victimario/a, 21.9% los motivos económicos, 27.5% motivos familiares, 9.8% celos e infidelidad y el 12.4% refiere que no hubo motivo o razón aparente. (1)

El Instituto de Normalización Previsional, a partir de la década de los 90, se ha planteado el desafío de promover el derecho a la Seguridad Social y colaborar en el mejoramiento de la calidad de vida de sus usuarios, entre los cuales, mayoritariamente, se encuentran los adultos mayores. (2)

Es así que, más allá de su función tradicional, consistente en conceder y pagar beneficios previsionales, cancelar subsidios estatales, recaudar cotizaciones y administrar la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, se ha planteado crear, desde el ámbito del Estado, un Sistema de Servicios Sociales que permitan promover la igualdad de oportunidades, la integración y la participación social. En este ámbito de acción, el tema del maltrato al Adulto Mayor cobra una gran relevancia y ha significado para el INP una preocupación permanente, una realidad que nuestras asistentes sociales viven a diario, tanto en la atención en las Sucursales, como en las visitas domiciliarias derivadas de la toma de poderes, entre otros. (2)

Cuando hablamos de colaborar en el mejoramiento de la calidad de vida, debemos considerar los factores que hacen del adulto mayor una persona vulnerable frente al maltrato:

• Pérdida de rol social

• Baja autoestima

• Niveles de dependencia, derivada de algunas patologías.

• Bajos niveles de ingreso, lo que les obliga a vivir con otros o a depender económicamente de ellos.

Los paradigmas relacionados con la vejez, el viejismo como una actitud aceptada en nuestra sociedad, hacen del adulto mayor un ser tremendamente vulnerable al maltrato y al abuso. La organización de los adultos mayores autovalentes pasa a constituirse en una factor protector de este tipo de situaciones. Sin embargo, al no existir un canal adecuado que permita derivar y resolver este tipo de situaciones, estas se seguirán produciendo ante la impotencia de quienes trabajamos diariamente con éste grupo etáreo. (2)

El tema del adulto mayor ha adquirido gran preocupación en nuestro país en los últimos años, lo que tiene directa relación con el progresivo envejecimiento de la población. Esto ha llevado a la necesidad de preocuparse de problemas de toda índole que afectan a este grupo etáreo, y que si bien han existido siempre, sólo ahora se manifiestan en toda su magnitud. (2)

En Chile, como en otros países latinoamericanos, la investigación propiamente tal recién está comenzando, sin embargo se reconoce que el adulto mayor se ve afectado por este problema social, el que se caracteriza por su invisibilidad y deficiente registro; la existencia de instituciones que no cuentan con sistemas de detección precoz o apropiada; así como también, la escasa comprensión de la dinámica de las relaciones violentas y de las experiencias de las personas mayores afectadas.

La violencia constituye una de las afectaciones más severas que ha venido azotando a la humanidad. Las distintas formas de expresión individual y colectiva de la violencia, los factores que la originan y las consecuencias sociales que generan hacen de ella un fenómeno complejo. Se estima que la violencia tiene un carácter cambiante en función de la dinámica del poder y de la distribución de los roles y recursos, es por ello que pueden establecerse diferentes tipos de violencia. (3)

Se puede focalizar en las conductas violentas el empleo de la fuerza para resolver conflictos interpersonales. Es una forma del ejercicio del poder para eliminar aquellos obstáculos que se interponen en nuestras decisiones, acciones y se usa la fuerza. Por lo general la conducta violenta es posible dadas las condiciones de desequilibrio de poder o por el contexto, o producido por maniobras en las relaciones interpersonales de control en la relación.

Ese desequilibrio de poder dentro de la relación puede ser permanente o momentáneo. Cuando es permanente, las causas son culturales, institucionales, etc. Y cuando es momentáneo se explica por sí solo (contingencias ocasionales), por lo que conceptualmente, la violencia se caracteriza por forzamiento (fuerza, poder) y aclara que no es solo fuerza física, sino también cuando hay coacción, presión verbal, emocional, sexual, entre otros. (3)

Toda persona con independencias de raza, sexo o edad puede ser objeto de conducta maltratante. Esto ha ocasionado que los estudios sobre el tema de violencia se hayan dirigido a diferentes grupos, entre ellos a los adultos mayores.

El estudio de este fenómeno como problema social y sus diferentes manifestaciones, ha sido en los últimos años un tema de gran Interés para numerosos investigadores. Si bien los ancianos han sido venerados y respetados como seres con una vasta experiencia, el abuso contra los mismos se remonta desde el siglo XI antes de nuestra era en Mesopotamia y algunas tribus del África del Sur y del Centro, donde eran sacrificados cuando arribaban a ese período de la vida.

En el mundo actual hay una tendencia creciente a la violencia. En América Latina los países con mayor índice son en orden descendiente: Colombia, Brasil y Panamá, donde se reportan anualmente más de 102 mil casos de extrema violencia, de los cuales un 37.15% de los maltratados constituyen ser ancianos. En Argentina y Chile este fenómeno se ha venido incrementando desde hace más de tres décadas y para el 2009 se prevé que más de 33 600 adultos mayores sufran algún tipo de violencia dentro del seno familiar.

Alrededor de un 8% de la población mayor de 65 años es maltratada en los Estados Unidos, sin embargo lo más escalofriante constituye el hecho de que más del 20% de los ancianos no sólo son maltratados en sus hogares, sino también en diversas instituciones nacionales destinadas a su cuidado y en centros donde laboran largas horas de trabajo. (3)

En nuestro país con una población que excede a los 11 millones de habitantes tenemos algo más del 12,5% de la población por encima de los 60 años. La población cubana ha ido envejeciendo debido al aumento de la esperanza de vida, al desarrollo demográfico y a los movimientos migratorios. González y colaboradores demostraron en su investigación como los ancianos que vivían en hogares con un funcionamiento familiar de tipo disfuncional y un alto índice de hacinamiento sufrieron 3 veces más algún tipo de maltrato en relación a aquellos que vivían en condiciones favorables.

El maltrato a ancianos es el trato indebido o negligente a un anciano por otra persona que le cause daño o lo exponga al riesgo de sufrir daño a su salud, su bienestar o sus bienes. A pesar de que el tema de la violencia ha sido tratado con bastante frecuencia, la violencia hacia los adultos mayores por parte de los familiares ha sido virtualmente ignorada hasta años recientes. Aunque resulta inconcebible que los adultos mayores, débiles, dependientes, discapacitados sean objeto de conductas mal tratantes en el seno de la familia, principalmente por sus propios hijos e hijas, estos en nuestros días continúan siendo víctimas de la violencia familiar. (3)

Su exacta frecuencia es desconocida, en parte por la carencia de una definición del término aceptada por todos. Se estima en un 2 a 5%, pero probablemente esta cifra está subestimada y en la medida que aumenten los estudios y registros al respecto, ella será por lo menos doblada en su frecuencia. Si bien el abuso para con los ancianos ocurre probablemente desde hace siglos, recién en los últimos veinte años han aparecido publicaciones al respecto. Por lo mismo, ya no se puede aceptar que este tema sea aún desconocido por los miembros del equipo de salud y público en general. Adquiere, además, cada día mayor relevancia por el número creciente de personas afectadas y por las consecuencias inherentes que estos malos tratos conllevan. Las primeras publicaciones al respecto en el ámbito médico aparecieron en el año 1975, cuando se describió en el Reino Unido el síndrome del “zamarreo del anciano” o Granny Battering, demostrándose además que era un problema substancial. La inicial incredulidad respecto a los reportes sobre abuso en el adulto mayor fue posteriormente reemplazada por un creciente interés por el tema. Es así como en USA se ha legislado al respecto y la comunicación de los casos es obligatoria en casi todos los estados, cuando el abuso ocurre dentro del hogar, y en todos los estados cuando tiene lugar dentro de instituciones. (6)

Se estima que aproximadamente un 10% de personas mayores de 65 años sufre algún tipo de maltrato.

La Asociación Americana de Medicina define el maltrato del adulto mayor como todo acto u omisión que resulte en daño o amenaza de daño a la salud o bienestar de la persona. El maltrato incluye abuso físico o sexual, abuso psicológico, Explotación (mal uso de recursos financieros de la persona), Abuso médico (retener o administrar inadecuadamente los tratamientos médicos) y Negligencia (deprivación del cuidado necesario).

Las víctimas son habitualmente personas muy ancianas y frágiles, que conviven con sus maltratadores (los que muchas veces dependen financieramente de sus víctimas). Tanto los abusadores como los abusados tienden a minimizar o negar el abuso. (7)

Más del 10 por ciento de la población actual del mundo supera los 60 años y pertenece al grupo poblacional del adulto mayor. Aunque a muchos de ellos les cuesta trabajo reconocerlo, son sometidos a diversas formas de maltrato de manera aislada o reiterada en el hogar, la calle, los centros de salud y otros lugares. Esta parece ser todavía una forma de violencia desconocida e imperceptible en las sociedades de hoy. (11)

Por lo sensible de la cuestión y para contribuir al consenso político y social de que la violencia contra los ancianos puede ser un acto evitado y prevenible, se celebra el 15 de junio como Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez con la realización de numerosas iniciativas que contribuyan con ese noble esfuerzo.

En una edad en la que se es dependiente del otro, las maneras de agredirlos pueden ser desde las más sutiles como una frase cortante por sus limitaciones hasta la agresión física, sexual, financiera, el chantaje filial, la poca atención o los descuidos en ella, causándoles consecuencias físicas (alteraciones orgánicas, del sistema nervioso, trastornos del sueño), psicológicas (baja autoestima, aislamiento, temor, depresión) y sociales (pérdida de roles, prejuicios sociales, inactividad, dependencia).

El abusador es por lo general la persona que "lo cuida" o vive a su lado, y puede ser un miembro de la familia, un vecino, amigo o el responsable de una institución. Para el adulto mayor lo más doloroso es que las agresiones provengan de sus hijos o nietos, a quienes ha contribuido a formar y en quienes ha depositado toda su esperanza de tener una vejez grata y equilibrada.

En estos casos las razones económicas son determinantes, ya sea porque ambicionan los bienes o herencia del anciano o porque estos significan una carga financiera demasiado grande para sostener.

DESARROLLO.

Estudios indican que una de las dificultades iniciales fue establecer una definición adecuada de la temática. Esta falta de uniformidad en los conceptos relativos a los malos tratos en los ancianos, ha complicado la identificación, las descripciones y la conceptualización del problema (Neumann, 1998).

No obstante, en general, es posible distinguir los siguientes tipos de maltratos (J. Lowick R, 1999):

• El maltrato físico

• El abuso sexual

• El maltrato psicológico o emocional

• El abuso patrimonial o maltrato económico

• La negligencia o abandono

En los estudios realizados con mujeres, se aprecia que los tipos de maltratos más prevalentes son: maltrato psicológico, físico, negligencia o abandono y abuso patrimonial o económico.

Analizando el tema desde la función que le corresponde realizar al Instituto de Normalización Previsional, y que está relacionado con el pago de pensiones, otorgamiento de poderes y, prestaciones de servicios sociales, nos parece importante centrarnos, por ahora, en los abusos económicos y en la negligencia y/o abandono. (2)

La experiencia de las profesionales asistentes sociales que se desempeñan en nuestras sucursales, nos ha permitido detectar, fundamentalmente, la existencia de abuso económico o explotación y de abandono o negligencia. También se ha podido constatar un nivel de maltrato psicológico o emocional.

Cuando hablamos de abuso patrimonial o maltrato económico nos referimos al “mal uso o explotación de dinero o de las posesiones del anciano, así como el bloqueo de acceso a éste de dichos bienes” (Ruipérez y Llorente, 1996), lo que implica “daño, pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o falsificación de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o recursos económicos destinados a satisfacer las necesidades de las personas mayores” (Jiménez y Román, 1996).

En este sentido, se ha constatado que muchas veces es el propio entorno familiar más cercano el que provoca este tipo de abusos, dejando al adulto mayor sin posibilidad de decidir en que gastar su dinero. Esto incide directamente en la pérdida de autonomía del Adulto Mayor. Muchos de estos adultos mayores no satisfacen sus necesidades básicas de alimentación y salud, porque han sido despojados de sus ingresos.

Nuestras profesionales, tal como se ha mencionado anteriormente, sólo pueden intervenir reteniendo el pago, por unos días, mientras se intenta esclarecer los acontecimientos. Esta situación nos permite observar que, en general, los pensionados no conocen sus derechos, por ejemplo, el derecho a decidir a quién dar o no un poder para cobrar su pensión; la creencia más internalizada en ellos es la de pensar que necesitan de un intermediario para realizar ciertos trámites. En este sentido, al analfabetismo es un gran obstaculizador a la autonomía del adulto mayor. (2)

El adulto mayor, muchas veces, tiene resentida su autoestima, producto de la dificultad para enfrentar algunos cambios que se presentan en esta etapa. Por otro lado, la soledad y el aislamiento son unos de los mayores miedos de esta población etárea, lo que la lleva a aceptar condiciones absolutamente injustas e indignas para ella. Por último, algunos estudios indican que personas que han tenido historias previas de violencia intrafamiliar suelen repetir este patrón, y presentan, por lo tanto, mayor dificultad para darse cuenta que ese tipo de relación no es normal.

El segundo tipo de maltrato al que nos gustaría referirnos en esta ocasión, es la negligencia o abandono, que se ha definido como “la no administración de los cuidados o supervisión necesarios respecto a alimentación, vestido, higiene, cobijo y cuidados médicos apropiados” (Ruipérez y Llorente, 1996). En este sentido, es posible distinguir una negligencia o abandono pasivo y uno activo, dependiendo de si ésta es producto del desconocimiento o incapacidad del cuidador, o cuando el acto se realiza intencionalmente. (2)

Existe consenso respecto a que este tipo de maltrato atenta directamente contra el normal desarrollo de las actividades de la vida diaria del adulto mayor y va generando un deterioro en su calidad de vida.

El estilo de vida actual recarga enormemente a cada uno de los miembros de la familia. La hija, quien generalmente era la que cuidaba a sus padres, ahora trabaja y además debe preocuparse de sus hijos. Muchos autores concuerdan en que el ritmo de vida actual fomenta una forma violenta de interrelacionarse en la sociedad, y las familias como cualquier otro grupo social, no está exenta.

Cada día que pasa se hace más difícil para algunas familias lidiar con el cuidado de la persona de edad mayor.

En este sentido, quisiera compartir una experiencia piloto impulsada desde de la Subsecretaría de Previsión Social, con la participación de la Subsecretaría del Trabajo, INP, Sence, Pro-empleo, Comité Nacional del Adulto Mayor y Subsecretaría de Salud, cuya primera etapa consiste en capacitar a 90 mujeres jefas de hogar, como Cuidadoras de Atención Domiciliaria para el Adulto Mayor. (2)

“Uno de cada tres adultos mayores es víctima de maltrato en Chile”... frases como ésta salen a la luz pública cuando nos enteramos, mediante los medios de comunicación, que un anciano ha sido maltratado gravemente o se encuentra en franco estado de abandono. Sin embargo, cabe preguntarnos: ¿Cuánto realmente sabemos sobre el maltrato hacia el adulto mayor?, y más aún ¿Se está tomando verdadera conciencia de la latencia de este problema en busca de una real solución?

El 15 de junio, a lo largo de todo el país, se conmemoró el “Día Internacional de la Toma de Conciencia Sobre el Abuso y Maltrato a los Adultos Mayores” (instaurado por la ONU), actividad organizada por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) con el propósito de dar a conocer la situación de violencia a la que se enfrentan los adultos mayores en Chile. Luego de meses de trabajo por una comisión de expertos convocada por Senama, el pasado lunes 1° de octubre, fecha en que se conmemora el día Internacional del Adulto Mayor, la Presidenta Bachelet firmó el proyecto de ley que incorpora, en específico, el maltrato al adulto mayor en la legislación nacional, el que será enviado próximamente al Congreso para iniciar su tramitación legislativa. (APROBADO POR EL CONGRESO EL 10 DE MARZO 2010, PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL EL 18 DE MARZO). Este proyecto de ley que tipifica este delito y establece sanciones para la familia y el entorno que rodea al agredido. Sin embargo, es de vital importancia para lograr que proyectos como éste se conviertan en ley, poder sensibilizar a la población y especialmente a las autoridades de esta situación que hoy afecta a quienes con su esfuerzo forjaron los cimientos de nuestra actual sociedad.

De acuerdo a las estadísticas, el 11,36% de la población chilena es mayor de 60 años, lo que confirma la tendencia acelerada de transición demográfica que vive nuestro país (INE, Censo 2002). Según un estudio realizado por la CEPAL, Chile se encuentra dentro de los países con un envejecimiento moderado avanzado, por lo que la población adulta mayor aumentará del porcentaje anteriormente citado, hasta las cifras de 25% a 30% en el 2050. Verdaderamente alarmante si tenemos en cuenta que como país no estamos preparados para enfrentar una realidad de esta magnitud, que afectará en lo económico, político y social. Se trata de una transformación con consecuencias de todo tipo, entre ellas, el replanteamiento nuestra actual forma de organización social, construida en torno a una población joven.

En la carta aprobada el 16 de diciembre de 1991, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se garantizan una serie de derechos a las personas mayores, que van desde los más básicos, como el acceso a la alimentación, agua, vivienda, vestimenta y atención de salud adecuada, hasta los más trascendentales, como el acceso a servicios sociales y jurídicos que les aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado, vivir con dignidad y seguridad, verse libre de explotaciones y malos tratos físicos o mentales, poder participar en la determinación de cuándo y en qué medida dejarán de desempeñar actividades laborales y, finalmente, recibir un trato digno por parte de quienes los rodean. Es en estos últimos puntos donde percibimos que es necesario una intervención a fondo por parte de la sociedad y el Estado, pues es imposible hacer valer estos derechos sin el respaldo constitucional que requieren. Es aquí cuando surge la necesidad del estudio del maltrato que hoy sufren nuestros adultos mayores, los cuales se tipifican en: maltrato físico, psicológico, abuso sexual, abuso patrimonial (apropiación fraudulenta de sus bienes y el abuso económico por parte de algunas empresas o servicios), negligencia y abandono y el maltrato estructural o societario. Hay que tener en cuenta que en Chile no hay estadísticas sobre la materia a nivel nacional, solo se cuenta con tres estudios, los que fueron efectuados en Renca, Valdivia y Concepción-Temuco, los cuales arrojan que más del 30% de los adultos mayores encuestados había sufrido algún tipo de maltrato.

De todos los tipos de maltrato citados, es el maltrato estructural y societario el que necesariamente debe ser reconocido y visibilizado por quienes formamos parte de ésta sociedad. Este ocurre desde y en las estructuras de la sociedad mediante normas legales, sociales, culturales y económicas que actúan como trasfondo de todos los aspectos denunciados del maltrato hacia los adultos mayores.

Este se refiere a la existencia de un contexto social adverso en el cual se encuentran inmersas las personas mayores y que incluyen la victimización, el “viejismo”, la existencia de normas culturales, mitos y prejuicios que generan imágenes negativas de la vejez y que se expresan como discriminación, aislamiento, marginalidad y exclusión social. Por otra parte se refiere a la adopción de criterios abusivos que se expresan en falta de políticas públicas, recursos sociales y de salud adecuada, pensiones y jubilaciones no acordes a las necesidades de la tercera edad, dificultades en el acceso a servicios, mal ejercicio e incumplimiento de leyes, todos los cuales se traducen en pobreza económica y en todos los aspectos que permiten el desarrollo personal de las personas mayores.

Frente a lo anteriormente citado, se plantea un gran desafío hacia quienes llevarán las riendas de nuestro país de ahora en adelante. Es urgente que la sociedad en general pueda darse cuenta que el envejecimiento poblacional es un problema real que debemos asumir, que es necesario una reforma a la ley de violencia intra familiar que tipifique e incluya el maltrato hacia el adulto mayor y que se pueda educar para prevenir al respecto. Pero esto no es todo, ya es hora de que se les puedan abrir las puertas para disfrutar de una vejez digna, que dejen de ser discriminados por lucir canas en la cabeza, que se les pueda reinsertar en el plano laboral y social en general, pero, fundamentalmente, que como chilenos nos sintamos orgullosos de tener en nuestro hogar a quienes nos enseñaron a dar nuestros primeros pasos y que con sus enseñanzas nos inculcaron el sentido cívico de responsabilidad que forjará para los adultos mayores del mañana una mejor calidad de vida.

Señalar expresamente las conductas constitutivas de maltrato a la persona mayor con el fin esencial de garantizarles la protección, el restablecimiento, la defensa y garantía de sus derechos, es el propósito de un proyecto de ley radicado por la Representante, Gloria Stella Diaz, del Movimiento Político, MIRA.

“Todas las sociedades, al igual que la nuestra, están envejeciendo. El problema central de esta situación es que las mismas sociedades van alimentando y aceptando actitudes frente al estado de vejez que convierten a la persona mayor un ser tremendamente vulnerable al maltrato y al abuso, en cualquiera de sus manifestaciones. Por eso los temas relacionados con la vejez, deben convertirse en una preocupación nacional”, señaló la representante por Bogotá, del Movimiento Político MIRA, Gloria Stella Díaz Ortiz, al radicar una reciente iniciativa legislativa de su autoría.

Los datos que se tienen acerca de los casos de violencia contra el adulto mayor muestran una dura realidad. Según el Instituto Colombiano de Medicina Legal en 2005 se presentaron más de 4000 casos de violencia intrafamiliar hacia el adulto mayor, de los cuales 1092 casos de actos violentos ocurrieron sólo en Bogotá, 576 hombres y 516 mujeres, siendo reportados 5 casos de abuso carnal violento en personas mayores de 60 años en esta ciudad”. En el mismo año, 67 ancianos fueron sometidos a dictámenes sexológicos, víctimas de agresión sexual.

Sin embargo, la Representante advierte que “a pesar de la crudeza de estas cifras, el maltrato contra la persona mayor -en todas sus formas-, por lo general no es denunciado por las víctimas, pues les significa un enfrentamiento con los agresores, quienes usualmente son sus propios hijos o familiares, de los que dependen afectiva y/o económicamente”.

“La Constitución ordena tanto al Estado como a la Sociedad y a la Familia, proteger y asistir a las personas mayores y eso es lo que buscamos con este proyecto de ley”, manifestó la autora de la iniciativa, a la vez que señaló que “Colombia tiene que ir acorde con los avances internacionales en la materia. Por ello definimos el maltrato a la persona mayor como cualquier acto u omisión que produzca no solamente daño físico, sino también vulnere o ponga en peligro su integridad psíquica”.

Así las cosas, el proyecto define varios tipos de maltrato contra la persona mayor, a saber: maltrato físico; maltrato por abuso sexual; maltrato emocional o psicológico; maltrato por descuido, negligencia o abandono; y maltrato económico, financiero y patrimonial. Para cada una de estas formas de maltrato, el proyecto contempla sanciones de arresto y multa.

Las conductas cometidas en contra de la persona mayor son sancionadas con arresto y multa con el fin de que de un lado, el grupo familiar al que pertenece el adulto mayor comprenda la importancia de respetar los derechos fundamentales de este, y de otro, de brindar la oportunidad al integrante del grupo familiar infractor de restablecer las relaciones familiares y personales con la persona o adulto mayor, pues las sanciones son de menor entidad jurídica sin que por ello se pueda entender necesariamente que no son drásticas”, puntualizó Díaz Ortiz. (8)

Anualmente, se denuncia más de medio millón de casos de maltrato a adultos mayores y se estima que los casos no denunciados son tres o cuatro veces la cifra anterior. Según estadísticas recientes del Centro nacional sobre maltrato a adultos mayores (National Center on Elder Abuse), el 10.5 por ciento de los casos de maltrato involucra a hispanos y los expertos sostienen que estas cifras están aumentando.

"Hace diez años, yo hubiera dicho que el maltrato a adultos mayores no es un problema en la comunidad hispana. Actualmente, vemos cada vez más casos de todo tipo de maltrato: emocional, sexual, económico y mental. Lo que pensábamos que era contrario a nuestras costumbres está creciendo desmesuradamente", dice la doctora Carmela Lacayo, fundadora y presidente de la Asociación nacional de hispanos adultos mayores (National Association of Hispanic Elderly) y miembro del Consejo hispano de AARP (AARP Hispanic Council).

Una advertencia aún más grave hace el doctor Fernando Torres-Gil, decano de asuntos académicos de la Escuela de políticas públicas y trabajo social de la Universidad de California en Los Ángeles: "cuando se habla de maltrato a adultos mayores en nuestra comunidad, sólo hemos descubierto la punta del problema".

La composición tradicional de las familias hispanas puede ser una ventaja a medias respecto del maltrato a adultos mayores. "Los datos muestran que hay más adultos mayores hispanos que son atendidos por sus familias que los que lo son entre adultos mayores no hispanos. Mientras que es algo magnífico en sí mismo, también puede presentar problemas", sostiene el doctor Alejandro García, profesor de la Escuela de trabajo social de Syracuse University y presidente de la Junta de directores del Consejo nacional hispano sobre envejecimiento (National Hispanic Council on Aging). García explica que "los hispanos se casan más jóvenes, de modo que no es inusual que estemos en los cincuentas y seamos abuelos. Al mismo tiempo, es probable que aún sigamos cuidando de nuestros padres. Con frecuencia, llegamos al límite de nuestra paciencia y, ocasionalmente, nos desfogamos con la persona mayor. En otras ocasiones gritamos porque estamos molestos, o ignoramos al adulto mayor, que también es una forma de maltrato". (9)

Otros expertos atribuyen el incremento del maltrato entre los hispanos a los cambios de la época y al deseo de asimilarse a la cultura del país. Nos dice Torres-Gil, "el maltrato es la manifestación actual de la presión a la que están sometidas las familias hispanas. Según la tradición, los hispanos han venerado a sus mayores. Pero eso está cambiando. Las familias hispanas se sienten forzadas a mantener un cierto nivel de ingresos. Ambos padres trabajan. Estamos empezando a ver que la falta de respeto hacia los mayores y el egoísmo corrompen a nuestra comunidad. Como sucede con el resto de la población, influye sobre nosotros una cultura moderna y orientada a los jóvenes, que es muy materialista. Queremos lo que nuestro vecino tiene y estamos empezando a tener la mentalidad del 'yo primero'. Esto no es buen presagio para los adultos mayores".

Torres-Gil está especialmente alarmado por el maltrato financiero. Según dice, es un problema que ha aparecido hasta en su propio círculo de personas conocidas. "Se está haciendo muy común volver la mirada hacia los mayores para obtener recursos financieros. En zonas caras, como California, la persona mayor puede ser propietaria de una vivienda que, con el tiempo, ha ganado sustancialmente en valor. Entonces, se convierte en una fuente de tensión, en tanto que los miembros jóvenes de la familia discuten sobre qué va a heredar cada uno. En muchos casos, los adultos mayores colocan su vivienda en un fideicomiso a favor de sus hijos para poder ser beneficiarios de Medicaid. Ésa es una receta desastrosa", sostiene Torres-Gil.

Una preocupación particular es que las barreras culturales y de idioma impiden que los hispanos consigan ayuda cuando sufren maltrato. La mayor parte de los estados tiene una entidad de servicios de protección para adultos, cuyos funcionarios han sido capacitados para brindar servicios sociales, que incluye orientación a profesionales médicos y legales. Sin embargo, los problemas de maltrato en la comunidad hispana no son denunciados en la medida suficiente.

Este se refiere a la existencia de un contexto social adverso en el cual se encuentran inmersas las personas mayores y que incluyen la victimización, el “viejismo”, la existencia de normas culturales, mitos y prejuicios que generan imágenes negativas de la vejez y que se expresan como discriminación, aislamiento, marginalidad y exclusión social. Por otra parte se refiere a la adopción de criterios abusivos que se expresan en falta de políticas públicas, recursos sociales y de salud adecuada, pensiones y jubilaciones no acordes a las necesidades de la tercera edad, dificultades en el acceso a servicios, mal ejercicio e incumplimiento de leyes, todos los cuales se traducen en pobreza económica y en todos los aspectos que permiten el desarrollo personal de las personas mayores.

Frente a lo anteriormente citado, se plantea un gran desafío hacia quienes llevarán las riendas de nuestro país de ahora en adelante. Es urgente que la sociedad en general pueda darse cuenta que el envejecimiento poblacional es un problema real que debemos asumir, que es necesario una reforma a la ley de violencia intra familiar que tipifique e incluya el maltrato hacia el adulto mayor y que se pueda educar para prevenir al respecto. Pero esto no es todo, ya es hora de que se les puedan abrir las puertas para disfrutar de una vejez digna, que dejen de ser discriminados por lucir canas en la cabeza, que se les pueda reinsertar en el plano laboral y social en general, pero, fundamentalmente, que como chilenos nos sintamos orgullosos de tener en nuestro hogar a quienes nos enseñaron a dar nuestros primeros pasos y que con sus enseñanzas nos inculcaron el sentido cívico de responsabilidad que forjará para los adultos mayores del mañana una mejor calidad de vida.

Señalar expresamente las conductas constitutivas de maltrato a la persona mayor con el fin esencial de garantizarles la protección, el restablecimiento, la defensa y garantía de sus derechos, es el propósito de un proyecto de ley radicado por la Representante, Gloria Stella Diaz, del Movimiento Político, MIRA.

“Todas las sociedades, al igual que la nuestra, están envejeciendo. El problema central de esta situación es que las mismas sociedades van alimentando y aceptando actitudes frente al estado de vejez que convierten a la persona mayor un ser tremendamente vulnerable al maltrato y al abuso, en cualquiera de sus manifestaciones. Por eso los temas relacionados con la vejez, deben convertirse en una preocupación nacional”, señaló la representante por Bogotá, del Movimiento Político MIRA, Gloria Stella Díaz Ortiz, al radicar una reciente iniciativa legislativa de su autoría.

Los datos que se tienen acerca de los casos de violencia contra el adulto mayor muestran una dura realidad. Según el Instituto Colombiano de Medicina Legal en 2005 se presentaron más de 4000 casos de violencia intrafamiliar hacia el adulto mayor, de los cuales 1092 casos de actos violentos ocurrieron sólo en Bogotá, 576 hombres y 516 mujeres, siendo reportados 5 casos de abuso carnal violento en personas mayores de 60 años en esta ciudad”. En el mismo año, 67 ancianos fueron sometidos a dictámenes sexológicos, víctimas de agresión sexual.

Sin embargo, la Representante advierte que “a pesar de la crudeza de estas cifras, el maltrato contra la persona mayor -en todas sus formas-, por lo general no es denunciado por las víctimas, pues les significa un enfrentamiento con los agresores, quienes usualmente son sus propios hijos o familiares, de los que dependen afectiva y/o económicamente”.

“La Constitución ordena tanto al Estado como a la Sociedad y a la Familia, proteger y asistir a las personas mayores y eso es lo que buscamos con este proyecto de ley”, manifestó la autora de la iniciativa, a la vez que señaló que “Colombia tiene que ir acorde con los avances internacionales en la materia. Por ello definimos el maltrato a la persona mayor como cualquier acto u omisión que produzca no solamente daño físico, sino también vulnere o ponga en peligro su integridad psíquica”.

Así las cosas, el proyecto define varios tipos de maltrato contra la persona mayor, a saber: maltrato físico; maltrato por abuso sexual; maltrato emocional o psicológico; maltrato por descuido, negligencia o abandono; y maltrato económico, financiero y patrimonial. Para cada una de estas formas de maltrato, el proyecto contempla sanciones de arresto y multa.

Las conductas cometidas en contra de la persona mayor son sancionadas con arresto y multa con el fin de que de un lado, el grupo familiar al que pertenece el adulto mayor comprenda la importancia de respetar los derechos fundamentales de este, y de otro, de brindar la oportunidad al integrante del grupo familiar infractor de restablecer las relaciones familiares y personales con la persona o adulto mayor, pues las sanciones son de menor entidad jurídica sin que por ello se pueda entender necesariamente que no son drásticas”, puntualizó Díaz Ortiz. (8)

Anualmente, se denuncia más de medio millón de casos de maltrato a adultos mayores y se estima que los casos no denunciados son tres o cuatro veces la cifra anterior. Según estadísticas recientes del Centro nacional sobre maltrato a adultos mayores (National Center on Elder Abuse), el 10.5 por ciento de los casos de maltrato involucra a hispanos y los expertos sostienen que estas cifras están aumentando.

"Hace diez años, yo hubiera dicho que el maltrato a adultos mayores no es un problema en la comunidad hispana. Actualmente, vemos cada vez más casos de todo tipo de maltrato: emocional, sexual, económico y mental. Lo que pensábamos que era contrario a nuestras costumbres está creciendo desmesuradamente", dice la doctora Carmela Lacayo, fundadora y presidente de la Asociación nacional de hispanos adultos mayores (National Association of Hispanic Elderly) y miembro del Consejo hispano de AARP (AARP Hispanic Council).

Una advertencia aún más grave hace el doctor Fernando Torres-Gil, decano de asuntos académicos de la Escuela de políticas públicas y trabajo social de la Universidad de California en Los Ángeles: "cuando se habla de maltrato a adultos mayores en nuestra comunidad, sólo hemos descubierto la punta del problema".

La composición tradicional de las familias hispanas puede ser una ventaja a medias respecto del maltrato a adultos mayores. "Los datos muestran que hay más adultos mayores hispanos que son atendidos por sus familias que los que lo son entre adultos mayores no hispanos. Mientras que es algo magnífico en sí mismo, también puede presentar problemas", sostiene el doctor Alejandro García, profesor de la Escuela de trabajo social de Syracuse University y presidente de la Junta de directores del Consejo nacional hispano sobre envejecimiento (National Hispanic Council on Aging). García explica que "los hispanos se casan más jóvenes, de modo que no es inusual que estemos en los cincuentas y seamos abuelos. Al mismo tiempo, es probable que aún sigamos cuidando de nuestros padres. Con frecuencia, llegamos al límite de nuestra paciencia y, ocasionalmente, nos desfogamos con la persona mayor. En otras ocasiones gritamos porque estamos molestos, o ignoramos al adulto mayor, que también es una forma de maltrato". (9)

Otros expertos atribuyen el incremento del maltrato entre los hispanos a los cambios de la época y al deseo de asimilarse a la cultura del país. Nos dice Torres-Gil, "el maltrato es la manifestación actual de la presión a la que están sometidas las familias hispanas. Según la tradición, los hispanos han venerado a sus mayores. Pero eso está cambiando. Las familias hispanas se sienten forzadas a mantener un cierto nivel de ingresos. Ambos padres trabajan. Estamos empezando a ver que la falta de respeto hacia los mayores y el egoísmo corrompen a nuestra comunidad. Como sucede con el resto de la población, influye sobre nosotros una cultura moderna y orientada a los jóvenes, que es muy materialista. Queremos lo que nuestro vecino tiene y estamos empezando a tener la mentalidad del 'yo primero'. Esto no es buen presagio para los adultos mayores".

Torres-Gil está especialmente alarmado por el maltrato financiero. Según dice, es un problema que ha aparecido hasta en su propio círculo de personas conocidas. "Se está haciendo muy común volver la mirada hacia los mayores para obtener recursos financieros. En zonas caras, como California, la persona mayor puede ser propietaria de una vivienda que, con el tiempo, ha ganado sustancialmente en valor. Entonces, se convierte en una fuente de tensión, en tanto que los miembros jóvenes de la familia discuten sobre qué va a heredar cada uno. En muchos casos, los adultos mayores colocan su vivienda en un fideicomiso a favor de sus hijos para poder ser beneficiarios de Medicaid. Ésa es una receta desastrosa", sostiene Torres-Gil.

Una preocupación particular es que las barreras culturales y de idioma impiden que los hispanos consigan ayuda cuando sufren maltrato. La mayor parte de los estados tiene una entidad de servicios de protección para adultos, cuyos funcionarios han sido capacitados para brindar servicios sociales, que incluye orientación a profesionales médicos y legales. Sin embargo, los problemas de maltrato en la comunidad hispana no son denunciados en la medida suficiente.

"Los hispanos prefieren su privacidad". Dice García, "No hablamos sobre asuntos personales que pueden provocar vergüenza en la familia. Lo que debemos hacer es reunirnos con nuestros adultos mayores y decirles que está bien que denuncien el maltrato que sufren". El cuidado de relevo, que ofrece un lugar donde llevar a los adultos mayores, a fin de que los que prestan cuidado tengan un respiro, es otra manera de abordar el problema. "Actualmente, hay programas de apoyo para los que prestan cuidado a aquellos con requerimientos especiales, tal como los que sufren el mal de Alzheimer. Necesitamos programas así en la comunidad hispana, pero que consideren nuestros usos y costumbres", agrega García. (9)

Carlos J. Mendoza, abogado y magistrado, sostiene que el sistema legal debe jugar un papel decisivo para combatir el problema del maltrato a adultos mayores. Mendoza es miembro de la junta de directores de AARP, además de vicepresidente para miembros y servicio a los miembros. Mendoza ha trabajado sin descanso y de manera voluntaria, para fortalecer las leyes contra el maltrato en hogares para adultos mayores discapacitados y contra los préstamos deshonestos. "AARP tiene oficinas en todos los estados y estamos trabajando intensamente para educar a las personas. Lo bueno es que ya hay legislación federal en preparación al respecto", declara Mendoza.

El proyecto de norma legal, la Ley de equidad para los adultos mayores (Elder Justice Act), está pendiente en el Comité de finanzas del Senado. Lo presentó el senador John Breaux (demócrata de Louisiana) y propone crear una Oficina federal de equidad para adultos mayores y establecer estricta verificación de los antecedentes de los trabajadores de los hogares para adultos mayores discapacitados. AARP forma parte de la coalición de organizaciones que apoyan decididamente este proyecto de ley.

Mendoza opina que lo mejor que pueden hacer los hispanos es planificar para el futuro. "Cuando yo era niño y adolescente, mi abuela vivía con nosotros. Esta situación era típica en los hogares hispanos. Actualmente, aún si queremos cuidar de nuestros mayores, no siempre contamos con los recursos financieros para hacerlo". Mendoza añade, "Tenemos que comenzar a planificar lo que vamos a hacer con nuestras abuelas y prever quién se hará cargo de nosotros cuando necesitemos ayuda. Tenemos que educar a todos los miembros de la comunidad, no solamente a los adultos mayores. De otro modo, este problema nos va a dañar como comunidad y en el futuro va a ser un problema inmanejable".

Invisibilidad y exclusión son las formas de maltrato al anciano más extendidas en la actualidad. Así lo constató este jueves en el ámbito de Gerontoger 2008 Laura Damiano, especialista uruguaya en atención al adulto mayor.

Según estudios sobre el tema, el maltrato en nuestros tiempos se ha desplazado desde el plano físico hasta el psicológico y el económico. Con ello aumentan las posibilidades para tratar esta problemática, pues muchas veces el anciano no identifica ciertas actitudes como maltrato, o bien niega ser víctima de la violencia ante la falta de evidencias latentes.

Evitar el aislamiento fue una de las estrategias propuestas por Damiano para brindar ayuda profesional al anciano maltratado, aunque además alertó al personal especializado sobre la necesidad de mantenerse en guardia para captar abusos inadmitidos.

"A veces recibimos ancianos que pretenden llamar nuestra atención con alguna nimiedad y no son capaces de delatar sus problemas reales. Esas conductas un tanto egocéntricas requieren observación, porque pueden estar encubriendo maltrato familiar".

Otra vía preventiva de manifestaciones violentas hacia los adultos mayores se relaciona con la atención a la familia y en especial a los cuidadores. Diversos factores influyen en que por lo general sean estos quienes desempeñen el rol de victimarios. Para minimizar dicho riesgo los encargados de esta tarea precisan de apoyo y en lo posible ciclos rotativos de descanso. (10)

Al final de su conferencia, la especialista resaltó la importancia de mantener informadas a las víctimas potenciales sobre el tema de la violencia y los recursos de asistencia de los que pueden valerse en tales casos.

Laura Damiano valoró de espectacular el trabajo de Cuba en la temática. Además encomió la perspectiva integral con la cual se asiste al adulto mayor en nuestro país; al cual se le atiende desde lo comunitario, lo institucional y lo hospitalario.

Investigaciones recientes indican que el cuidador, en relación con el estado de salud y dependencia del anciano, se expone a distintos factores de riesgo que lo llevan a la desesperación o a la violencia, entre ellos, el trabajo agotador sin descanso, la falta de tiempo y espacio personal, sentimiento de aislamiento psicosocial o de ser explotado por otros o de pérdida de "la persona que fue", falta de apoyo de otros familiares, conflicto marital y relaciones adversas de otros familiares hacia el adulto mayor.

A ello se adiciona que el cuidador pueda ser una persona con enfermedades mentales, conducta social desviada o adicciones al alcohol y otras drogas, lo que lo convierte en víctima de su incapacidad para comprender las circunstancias y responsabilizarse con los cuidados y el apoyo requeridos por el adulto mayor.

Ante la diversidad de situaciones relacionadas con el abuso del anciano, se hace necesario que los gobiernos sancionen jurídicamente esas actitudes y se esfuercen en garantizar un pago económico al jubilado que sea suficiente para cubrir sus necesidades básicas. En países como España y Nicaragua se ha recogido este asunto en sus propias Constituciones.

En Cuba, donde hay un envejecimiento poblacional notable, los derechos a ese grupo están amparados por el Código de Familia y la Ley de Seguridad Social. También se brinda atención multidisciplinaria a los ancianos que denuncian las agresiones familiares o de otro tipo, aunque muchos, como es tendencia en el mundo, prefieren callar para evitarse conflictos con sus familias o para que no se haga público su lamentable problema. (11)

Todos aspiramos a llegar a la tercera edad, integrados a la familia, con decisiones propias, responsabilidades, condiciones de vida y participación social. El respeto que hoy tributemos a esos derechos será nuestra garantía en el mañana.

FACTORES QUE CONTRIBUYEN AL MALTRATO DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES

• La presencia de ciertas dinámicas familiares (violencia familiar, falta de comunicación, inversión de roles).

• La naturaleza y la calidad de la relación que se establece entre la persona mayor y quien le cuida en el entorno familiar.

• La descalificación, falta de reconocimiento a la sabiduría y la experiencia de las personas mayores de 60 años. La sociedad tiene un culto muy elevado por la juventud y tiende a excluir y marginar a las personas mayores.

¿QUE SE PUEDE HACER FRENTE AL MALTRATO DEL ADULTO MAYOR?

Las próximas generaciones de adultos mayores tenemos que prepararnos para entablar relaciones afectivas y sanas con nuestros familiares. Para hacer frente a el maltrato a las personas adultas mayores se requiere la participación de la familia, de los profesionales y de la comunidad en general.

Desde la Familia:

• Revalorar el aporte de las personas adultas mayores dentro de la vida y economía del hogar

• Generar los mecanismos para que las personas adultas mayores se sientan útiles y con la posibilidad de opinar y decidir en acuerdos familiares

• Crear un ambiente que brinde afecto, respeto y constituya un real soporte para sus miembros mayores, especialmente para aquellos que tienen algún grado de discapacidad.

• Desde los Medios de Comunicación:

• Contribuir a mejorar la imagen de las personas adultas mayores desterrando mitos y estereotipos que generalmente rodean la figura de éstas.

• Desde los Gobiernos Locales:

• Fomentar su integración, generando en la comunidad espacios integradores e intergeneracionales.

• Promover una mayor participación de este grupo poblacional, a fin de que pueda contribuir con alternativas de solución a esta problemática y continúe aportando al desarrollo de su comunidad.

CONCLUSIONES.

La dependencia (económica, emocional y física) hace que muchas víctimas de maltrato no delaten a su victimario/a. Esto las convierte en blancos perfectos para toda forma de abuso. Por otra parte, muchas personas de la tercera edad sienten temor a sufrir daños mayores si acusan a su agresor.

Este temor no es infundado. Los ancianos se encuentran en muchas ocasiones en situaciones de aislamiento e indefensión y, a menudo, la persona maltratante es un familiar cercano.

Estos factores influyen directamente en su calidad de vida y, especialmente en su autoestima. Por otra parte, la soledad y el aislamiento constituyen uno de los mayores miedos de este grupo etáreo, lo que puede llevarlos a aceptar condiciones absolutamente injustas e indignas para ellos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

1. EL MALTRATO EN LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES [monografía en Internet]. -: -; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. mimdes. gob.pe/ pncvfs/ 1_maltrato. htm

2. EL MALTRATO AL ADULTO MAYOR: UNA VISIÓN DEL INSTITUTO DE NORMALIZACIÓN PREVISIONAL, INP. [monografía en Internet]. UBIOBO.CL: -; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. ubiobio.cl/ cps/ ponencias maltratodo c/ vision inp maltrato. doc

3. Dayron Ríos Oropesa D. COMPORTAMIENTO DE LOS FACTORES DE RIESGO EN LA VIOLENCIA FAMILIAR CONTRA EL ADULTO MAYOR [monografía en Internet]. REVISTA 16 DE ABRIL: CIENCIAS MEDICAS; 2005 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. 16 deabril.sld.cu/ eventos/ xviiforum/ virtuales/ Atencion %20 Primaria% 20de%20 Salud/ Violencia %20contra %20adulto %20mayor.doc

4. MALTRATO AL ADULTO MAYOR [monografía en Internet]. COMPENDIO DE ENFERMERÍA: CIENCIAS MEDICAS; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. compendio de nfermeria. com/ maltrato- en-el- adulto-mayor/

5. Rossana Valderas Almonacid R. MALTRATO AL ADULTO MAYOR EN CHILE [monografía en Internet]. ROSSANA... ENTRE VENUS Y MARTES: CIENCIAS MEDICAS; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http:// rossana valderas. blogspot. com/2007/ 10/maltrato- al-adulto- mayor-en- chile.html

6. PEDRO PABLO MARIN P. ABUSO O MALTRATO EN EL ADULTO MAYOR [monografía en Internet]. GERIATRÍA Y GERONTOLOGÍA: CIENCIAS MÉDICAS; 2000 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http:// escuela. med. puc.cl/publ/ Boletin/ Geriatria/ Abuso Maltrato. html

7. Maltrato en el Adulto Mayor [monografía en Internet]. WEBSALUD: CIENCIAS MEDICAS; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. websalud. cl/ Siquiatria /Psiquiatria/ Maltrato_ en_el_ Adulto_ Mayor/

8. Cárcel para el maltrato contra el Adulto Mayor [monografía en Internet]. GLORIA ESTELLA DIAS ORTIZ: CIENCIAS MEDICAS; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. gloriastella diaz.com/ index.php?option= com_content& task=view&i d=60&Ite mid=40

9. Ana Figueroa A. Hablando de lo incalificable [monografía en Internet]. aarp segunda juventud: 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. aarp segunda juventud .org/ spanish/ issues/ 2003-july/ elder _abuse.htm

10. ANNERIS IVETTE LEYVA A. LOS NOMBRES DE LA VIOLENCIA EN LA TERCERA EDAD [monografía en Internet]. GRANMA: POLITICO; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://www. granma. cubaweb. cu/2008/09/ 19/nacional /artic07.html

11. Lena Campos L. VIOLENCIA INVISIBLE CONTRA LA ANCIANIDAD [monografía en Internet]. CIBERCUBA: CIENCIAS MEDICAS; 2008 [citado 7 Noviembre 2008]. Disponible en: http://salud. cibercuba. com/2008 /06/16/1278/v iolencia_ invisible_ contra_la_ ancianidad

Fuente: http://www.ligasmayores.bcn.cl