Gerontologia - Universidad Maimónides

Marzo 06, 2005

China Zorrilla: manos a la obra

china_zorrilla.jpgEn Madrid será la protagonista de una historia de amor en cine. Aquí, sigue haciendo teatro y televisión. Con casi 83 años, piensa en cirugías plásticas y dice que trabaja porque no tiene plata.

Marina Artusa.
martusa@clarin.com
Clarín
06.03.2005

No hay paz para el inalámbrico blanco que ahora disca a Montevideo, luego a Madrid, después a un número de cabotaje porteño, un rato antes a la casa de Marilina Ross porque leyó en el diario que hoy es su cumpleaños. Y cada vez que atienden del otro lado, suelta con esa cadencia que tienen al pronunciar quienes nacieron en cuna patricia un ¿Quién es?, intimidatorio, urgente, como si se le hubiera encomendado anunciar el nacimiento o la muerte de un familiar.
¿Cómo va a preguntar quién es si es ella la que está llamando? Es ella la que quiere saber cómo le fue en su último viaje a su amigo Sasha Tolstoi, bisnieto del escritor, con quien estudió ruso en París. Es ella la que quiere curiosear algo sobre el actor español que será su galán en la película que se filma este mes en Madrid. Es ella quien necesita chequear a qué hora graba mañana Los Roldán.
Sentada en el living de parqué plastificado de un primer piso de Barrio Norte con vista al pulmón, China Zorrilla busca infinitos números en agendas pasadas.
Está por cumplir 83 y lleva, desde que viajó a Londres con una beca para estudiar actuación en 1946, un diario en el que escribe una línea por día. "¿Sabés cuántos cuadernos de estos tengo? -dice con la mano sobre uno de tapa dura, Rivadavia, forrado en papel araña verde-. A ver? Adiviná."
Mientras cuenta que ya son ocho pone sobre la mesa una libreta de cuero oscuro, ajado y con punteras doradas, donde en la A figura el escritor Amis, Martin -casado con una prima suya-, en la H, Hoffman, Dustin -trabajaron en la misma oficina en Nueva York durante los años 60, cuando él aún era un desconocido-, en la G, Garbo, Greta. "En Nueva York todo el mundo está en la guía. Yo sabía que el verdadero apellido de Greta Garbo era Gustafsson.
Y la guía decía Gustafsson G. Yo sabía dónde vivía. Era calle 52 y Tercera Avenida. Llamé y atendió ella. ´Hallo, hallo´, dijo. Le oí la voz y corté -dice China, con las gafas a medio camino y leves hilos de rouge en la comisura de los labios-. Pensar que Greta Garbo se retiró a los 36 años porque pensó que ya no era más joven, que ya había filmado. ¿Te das cuenta? Yo tengo prácticamente 83 y aquí estoy."
¿Cree que uno se debe retirar o que a uno lo retira el público?
Si yo fuera lo que debería ser, quizá ya me hubiera retirado. Hago todo esto porque no soy lo que la gente cree que soy y que yo debería ser. ¿Sabés qué es? Rica. Tendría que ser rica pero yo no quiero la plata en las manos, me hace daño, me molesta. He sido una desastrosa administradora de lo que he ganado. Si fuera rica, haría teatro de vez en cuando, cuando tuviera ganas de hacerlo. Pero yo tengo que hacerlo porque vivo de eso. Tengo la suerte de que me gusta todavía mucho.
Concepción Zorrilla de San Martín nació en Uruguay el 14 de marzo de 1922, en una casa de dos torres de la que hoy conserva una fotografía estampada en una mesa plegable. Es hija del escultor José Luis Zorrilla y nieta del escritor Juan Zorrilla, el poeta de la patria, como le dicen en la Banda Oriental.
¿Por qué cree que usted no pierde vigencia con los años?
No hay fórmula. Nunca preguntes un por qué en el teatro porque no hay ninguna lógica. A veces se junta un director estupendo, una actriz espléndida, un autor de moda y hacen un espectáculo maravilloso y no va nadie. No puedo decir que la gente no me sigue porque no es verdad. Pero es un misterio.
China acaba de terminar la temporada de verano con El camino a la Meca, obra que estrenó hace dos años y ahora paseó por siete balnearios de la costa, cada noche sobre un escenario distinto.
¿Le gusta ese ritmo?
No. ¿A quién le va a gustar trabajar en verano dos meses nueve horas por día? Hago todo esto porque no soy lo que debería ser. De todos modos, lo que he dado no es ningún mérito. La generosidad es una virtud sobreestimada pero yo creo que es una adicción. Hay gente a la que le divierte dar. La generosidad tiene buena prensa y la envidia mala prensa. Yo envidio a las mujeres que se casaron con el hombre que querían. Envidio a mis cuatro hermanas que se casaron enamoradas y tuvieron hijos con esos hombres. ¿Cómo no lo vas a envidiar?
Lo que no fue
¿Y qué pasó con usted?
Yo digo que amé, que muchas veces me enamoré pero sobre todo de una persona.
¿Y por qué no fue posible?
Y yo qué sé. Pero en cierto modo nunca pude sacarme ese nombre de mi vida.
¿Cuántos años tenía cuando lo conoció?
Tres. Tengo una foto con un bebito cargado en brazos que es él.
¿Siguieron en contacto a lo largo de los años?
Es que sus padres eran muy amigos de los míos. Ellos tuvieron cuatro hijos varones mientras nosotras éramos cinco mujeres.
¿Pero tuvieron un romance en algún momento?
Toda la vida. Pero yo pertenezco a una generación que no hablaba de esto. Vivíamos en Montevideo, yo formaba parte del elenco de la Comedia Nacional y ahí pasaban enamoramientos que uno no debía pero no se hablaba de eso.
¿Era un amor prohibido?
No. Era porque lo que una señora hacía con su vida privada no había por qué contárselo al público. Era una cosa que estaba así establecida como debería seguir estándolo. Nunca le pregunto a nadie por su vida privada porque lo importante es que sea privada.
Pero usted fue periodista (en 1960 durante dos años escribió desde París para el diario El País de Montevideo). Frente a una figura, el tema del corazón no se puede caer de la agenda. ¿Usted no preguntaría?
A veces pasan cosas cómicas. Una vez tuve un romance con alguien muy conocido en Montevideo, a escondidas total, y él escribió un libro antes de morirse y lo cuenta.Lo cuenta muy bien, pero me nombra. Me impresionó que lo contara.
¿Quién era?
Ni loca te lo digo.
El empleo del tiempo
"¿Ves? Mi vida es esto", dice China y se acomoda la chalina de turno en un gesto que no parece de entrecasa. Sigue sacando agendas de páginas recargadas de anotaciones, compromisos, tachaduras, horarios de grabación y ensayos. Es la síntesis de cómo emplea su tiempo. En una de 2003, el martes 7 de octubre se lee Homenaje a Mirta (sic). El día anterior, Facultad de Ciencias Económicas de Rosario con cachet. Más adelante, Vence la vacuna de Flor.
Flor es la yorkshire que le da besos en la boca, regalo de Bernardo Neustadt cuando se le murió la cachorra de Jazmín que Susana le había dado. "Con Bernardo tenemos una fórmula inédita de amistad. No estamos de acuerdo en casi nada pero nos queremos", se justifica.
China revuelve páginas, abre cajones de un escritorio de época de donde asoman un frasco de aceite para bebé -que usa como cosmético-, un retrato del presidente Kirchner -"Sí, soy hincha del pingüino"-, recortes, fotocopias, un grabador. "Escuchá esto", dice y presiona el play: Hola China, Soy Diego, Diego Maradona. Quería dejarte un beso grandote. Me contó Claudia tu lucha, tus broncas y decirte que te quiero mucho. Te mandan saludos toda mi familia que está acá. China, sos una capa, te mando un beso enorme y te quiero mucho. Diego Maradona, Chau.
Estos son sus trofeos. Un mensaje de El Diego, una dedicatoria de Galeano -"Para China en tus primeros 80 y por favor no te olvides de seguir naciendo"-. Ella saca a relucir lo que, a simple vista, no tiene con quién compartir. Un chiste de Mafalda, la fotocopia de la amenaza que el sindicato anticomunista le hizo en marzo del 78 cuando interpretaba Los gauchos judíos, una descripción de Chaplin, un poema de María Elena Walsh sobre Eva Perón.
La llaman para decirle que mañana no graba Los Roldán. "¡Qué emoción! Entonces me voy a Montevideo -dice como si no viniera de 45 días de idas y venidas por los balnearios bonaerenses-. Aunque no sé. Lo que ocurre es que para mí, un día libre es como tener un safari africano."
¿Sabe cuántos premios ganó?
No.
¿Y cuántas obras de teatro hizo?
Filmé 33 películas y de obras de teatro no sé, mil. Yo llegué acá a los 50 años y mirá que para el mundo actual soy lo peor que se puede ser: viejo.
Pero ahora, en marzo, filmará en Madrid una historia de amor...
Pero porque tengo una suerte loca. En esta película la protagonista tiene 82 años. Es una vieja que vio La Dolce Vita y se quedó traumada con Anita y Marcello y sueña con tirarse en la Fontana di Trevi. Vive en un barrio pobre de Buenos Aires y se enamora de ella un viejo viudo, jubilado, que tiene cuatro mangos en el banco. La vieja no se quiere morir sin tirarse en la Fontana di Trevi.
¿A usted le quedan cosas por hacer o se dio todos los gustos?
No me di todos los gustos. Me di el gusto de haber hecho lo que más me gusta en el mundo, que es hacer teatro. Pero me quisiera despedir haciendo una comedia.
La película es una historia de amor. Y usted, ¿cuándo se enamoró por última vez?
Hace poco le dije a alguien: "Creo que no me voy a volver a enamorar" y eso me alarmó.
¿Por qué lo dijo?
Porque alguien de quien yo había estado enamorada pasó por Buenos Aires y se quedó aquí, en el cuarto de huéspedes.
¿A él le dijo que no se iba a volver a enamorar?
Sí. Es bastante menor que yo.
No me contestó la pregunta. ¿Cuánto hace que no se enamora?
Quince años.
Es, tal vez, la única mujer sobre la tierra que no hizo de unos ojos verdes subidos de tono su caballito de batalla.
¿Cómo se lleva con las cirugías?
Hace 40 años me hice los párpados, que los tenía muy fruncidos. Y algún día me voy a hacer otra operación. Pero se lo voy a contar a todo el mundo.
¿Qué se haría?
Lo que haga falta. La papada, por ejemplo.
En su boca, las anécdotas se pisan los talones unas a otras, colisionan, se diluyen, reencarnan en nuevas historias. "A veces tengo que esperar 30 años para que la gente me crea algo que conté -protesta China-. Nadie me creía que estudié ruso con el bisnieto de Tolstoi en París y era cierto. ¿Sabés qué? Lo voy a llamar ahora. ¿Dónde tengo la libreta de Montevideo?"
La charla con él, mitad en francés, mitad en castellano, se cierra con una promesa de verse pronto. Tal vez cuando China vuelva de Madrid, dentro de un mes y medio.
Hablamos de la vida de a uno. "Todos piensan que la soledad me crea angustia. Pero no es así. No tengo ninguna gotera. La soledad es la peor de las condenas cuando la vida te la impone.
Pero no hay mejor compañera cuando uno la elige", dice convencida y trae un relato más para decorar la conversación. "Una vez estaba parada en la vereda y venía un tipo caminando con tal cara de soledad que le dije ´¿Cómo le va?´ ´¿Usted me habla a mí?´, me preguntó. ´Sí, me pareció que lo conocía´, le dije. ´No, China, ojalá me conociera´. Y le contesté: ´Bueno, ahora lo conozco. ¿Vio la obra que estoy haciendo?´ ´No, estoy muy apretado con la jubilación que tengo´, dijo. Lo invité y vino a ver la función. Y lo agendé. A ver? ¿Cómo lo puse? ¿Desconocido? No, ¿qué más podría ser?? ¿Solo? -se pregunta mientras pasa las páginas de la agenda-. Me mandó de regalo un adorno. Tengo que buscarlo. Ustedes no se pueden ir de acá sin que lo encuentre. ¿Lo habré puesto en la S de solitario? En la S tengo a Sabato, Suar... Silveyra? Sofovich? Salazar, Evangelina? Sanguinetti, el ex presidente uruguayo? Acá está: Sergio, viejo solitario vereda de Santa Fe.
Está por marcar pero le ganan de mano. El inalámbrico suena y China responde. "Sí, soy yo. ¿Quién habla? A ver? Contame?", dice seria. No es nadie conocido. Alguien que llama para pedir consejo: "Tu hermano tiene 15 años y quiere ser actor. Es difícil encontrar un papel en un casting -sigue-. Si vos nunca hiciste nada, no sé si te van a dar mucha bolilla. ¿Yo? Noooo. Yo hace tiempo que ya no hago castings."


En el escenario con Thelma Biral en El camino a la Meca.

En escena y en la pantalla chica

En El camino a la Meca, la obra de Athol Fugard que, con dirección de Santiago Doria, coprotagoniza junto a Thelma Biral y Juan Carlos Dual, China es una escultora. "Había visto la obra en Montevideo y me emocionó mucho por el hecho de que el personaje que interpreto es una escultora como lo fue mi padre", dice.
En televisión es Mercedes, la millonaria a la que Tito Roldán creyó salvarle la vida sin saber que, en realidad, era su madre.
"En mi vida la televisión ha sido muy importante. Cuando yo llegué acá me llamó Migré, que me había visto y me quería dar un papel en una novela. Le dije que no. Durante 10 años yo había hecho los clásicos, todo Molière.Y un amigo me dijo: ´¿Vos sabés quién es Migré? Pedile perdón, mandale bombones y flores´.Tuve un papel en Pobre Diabla -recuerda China-. De la mano de Alberto Migré y de Pobre Diabla invadí el país con las cartas de amor de Bernard Shaw."
Y ahora, ¿por qué sigue haciendo tele?
Porque me gusta. La tele y el teatro son dos vasos comunicantes. Pero en la televisión hoy tienen éxito figuras que nunca fueron actores.
En esta profesión hay un peligro horrible: es la única carrera en la que podés llegar a ser número uno sin haber abierto un libro.

 

 
Las canciones de Susana


"Yo le escribía todas las canciones a Susana.Y hasta le hice decir que tenía 50 años -cuenta China Zorrilla-. Me llamó a Montevideo y le dije: ´Te voy a cantar las dos primeras estrofas, si vos no la querés cantar, yo no te escribo más canciones´." Decía: Soy una mujer que hoy cree saber que en lo que la vida cuenta/ es poder reír cuando hay que decir/ ya cumplí 50,/ es bueno saber lo que hay que tener/ y que ya no me duela/ al poder declarar y a los vientos proclamar que ya soy abuela...
Y lo cantó. China le escribió, además, las ocho canciones que Susana entonó en la obra de teatro La mujer del año. "Yo estaba haciendo la gira con la obra Emily por América latina y la llamaba y le decía: ´Susana, te escribí una canción, poné el grabador y oíme bien´", recuerda.
"Después de los líos con Huberto (Roviralta, su ex pareja) yo le puse algo en una canción y ella se enojó conmigo. La canción decía que se levanta el telón, que es lo que importa, que el show vuelve a empezar y quiero que sepan que yo, a pesar de todo, soy la misma de ayer -agrega-. Ella me dijo: ´¿A pesar de qué?´ y le dije: ´Ay, Susana, ¿de qué va a ser?´. ´No, yo estoy perfecta´. ´No, no estás perfecta. Se han dicho de todo, te has peleado´. Pero ella insistió: ´No, de eso no se habla´." Igual, China se deshace en elogios. "Creo que las dos nos queremos y nos respetamos mucho. La primer persona con la que actué en laArgentina fue Susana Giménez en Mar del Plata. Fui el reemplazo de Ana María Campoy en Las mariposas son libres. Hice el papel de la madre de Rodolfo Bebán."

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Marzo 6, 2005 10:32 PM