"Si quieren jubilación, sigan trabajando", podría sonar el lema.
Los sistemas públicos de pensiones europeos están ante la quiebra. Ante cajas vacías y un aumento de la expectativa de vida la aritmética parece sencilla: postergar la edad de jubilación.
Deutsche Welle
10.08.2005
El tema no es nuevo pero se saca de los archivos de los panfletos electorales ante los comicios generales del próximo 18 de septiembre en Alemania. Es una exigencia poco popular, especialmente en épocas de campaña.
Aumento paulatino
Para evitar herir de manera frontal las sensibilidades de los votantes, quienes debaten en primer lugar las propuestas son los economistas y académicos.
Por ejemplo Klaus Zimmermann. El director del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW por sus siglas en alemán) es conciente de las limitaciones políticas con las que muchas veces chocan las necesidades económicas. En Alemania, la edad promedio de jubilación aumentó de 62 años en 1967 a 63 en 2004. En cambio ahora, "en tan sólo 10 años tendríamos que postergar la edad de jubilación a 70 años", explica este economista. Zimermann lamenta que "la política sea demasiado lenta para cumplir con esta necesidad".
Por lo tanto, estima que en 2015 la edad de jubilación será de 67 años. En una segunda etapa se alcanzarán los 70, aunque no antes de 2025. Este plazo es políticamente viable, pero para los economistas resulta demasiado tarde como para evitar el colapso de las redes de seguridad social.
Según Zimmermann, las personas mayores deberían aceptar una "jubilación parcial", en combinación con trabajo a medio tiempo que contemple una remuneración más flexible. Esta vía intermedia sería la garantía para mantener un nivel de ingresos digno y reducir al mismo tiempo la presión sobre los sistemas de pensiones.
Hay que decidirse
Otra propuesta es la que formula Bert Rürup, quien encabeza el llamado "comité de sabios", un grupo de destacados economistas que publican cada año sus recomendaciones para la política económica del gobierno alemán. Rürup sugiere elevar paulatinamente la edad de jubilación hasta los 67 años. Así, se podría distribuir "de manera justa y económicamente sensata la carga que representan tiempos de jubilación más largos debido al aumento de la expectativa de vida".
La única alternativa sería reducir el nivel de las jubilaciones o bien elevar las aportaciones a las cajas de pensiones de quienes trabajan. En resumen: o se trabaja más tiempo o se recibe una jubilación más baja.
Por lo pronto, el Ministerio alemán de Sanidad y Asuntos Sociales rechazó este martes la propuesta de retrasar de la edad de la jubilación. "Más que retrasar la jubilación, lo que habría que plantear es por qué las empresas no dan más opciones de trabajo a la gente mayor", la portavoz ministerial Dagmar Reitenbach.
Importancia internacional
El ejemplo alemán sirve en general para otras sociedades con una población económicamente activa cada vez más vieja. No sólo en Europa, también en países latinoamericanos los sistemas de pensiones sienten el peso de la caída de las aportaciones. Muchos en Europa dan por seguro que al menos una generación de asalariados tendrán que recurrir a seguros privados para poder gozar de una renta. En cambio, la situación en regiones cono Latinoamérica, con sistemas de seguridad social más precarios y peor dotados, se presenta mucho más dramática que en los Países del Norte.
No en vano la próxima Cumbre Iberoamericana que se celebrará en la ciudad española de Salamanca, en octubre, define "un código multilateral de seguridad social para pensiones y jubilaciones" entre los puntos clave de la agenda.