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Enero 03, 2005
SOLO 50

Hitzig.jpgNacieron entre 1946 y 1955. Sus espirítus agitaron el Mayo Francés y vibraron en Woodstock. En la Argentina son, en su mayoría, descendientes de inmigrantes. Lejos de sentirse cerca de la vejez planifican una vida que, para ellos, recién empieza

La Nación Revista
Domingo 2 de Enero de 2005

El día que cumplió 50 años, en una fiesta en la terraza llena de gente, Oscar Trussi se hizo una promesa: "A partir de ahora voy a tener que empezar a guardar plata. La expectativa de vida es cada vez más larga, y a este ritmo...". Trussi es arquitecto y actor, un bon vivant, amante de la gastronomía, las uvas añejadas, el teatro, el dancing y el deporte. A los 51 años, además de militar en dos profesiones, nada tres kilómetros cuatro veces a la semana, va al gimnasio otras tantas y cada vez que puede se calza las zapatillas y sale a correr. "Nunca imaginé que llegaría con ese despliegue de energía a los 51 años", se asombra. Está hecho de la cepa de los baby boomers: la generación de los nacidos en pleno estallido de la natalidad, tras la Segunda Guerra Mundial. Una de las franjas etarias más enérgicas y numerosas sobre esta tierra.

De casos famosos está repleto el mundo. Cada vez que le han preguntado por su edad este año, la actriz Jessica Lange (foto), sacudiendo su blonda cabellera contestó sin pudor: 54. Considerada una de las mejores intérpretes de su generación, es lapidaria cuando se refiere a Hollywood: "Es una maquinaria capaz de devorarte, que te hace creer que después de los 50 no hay vida", asegura la mujer cuya carrera incluye títulos tales como King Kong, Tootsie, El cartero llamada dos veces y El gran pez. Comprometida en todo lo que encara, reparte su tiempo en la educación de sus tres hijos, sus tareas como embajadora de buena voluntad de Unicef y la actuación: este año estrenará tres películas y rodará otras dos.

Lo cierto es que nunca antes hubo tanta gente sobre el planeta soplando 50 velitas: cada siete segundos, alguien celebra su ingreso en esta década. Quienes la recorren fueron jóvenes rebeldes, adultos transformadores, padres de mente abierta. Conocieron la represión y embanderan la libertad por encima de casi todo. Ahora, los cincuentones son dinámicos, activos; muy diferentes de sus progenitores. Y empiezan a planificar su envejecimiento como nunca antes lo hizo otra generación.

Desde su adolescencia respiraron un clima que pocas veces se vivió con tal intensidad: sintieron que el mundo se podía cambiar. Se opusieron a la guerra. Colgaron por primera vez los pósters que empapelan los cuartos de los jóvenes del nuevo milenio: Jimi Hendrix, Jim Morrison, Los Beatles, el Che. Construyeron familias con roles no tradicionales, y suelen cargar con divorcios e hijos de más de un matrimonio a cuestas. Los cincuenta los encuentran rompiendo masivamente con el estereotipo de haberlos cumplido. Se sienten jóvenes y llenos de energía, y no se trata de una fantasía.

Generación sándwich

A los 50 años, Marta Ferressini (51), psicoterapeuta, entró por primera vez en un quirófano, y no fue para torcer ninguna línea del cuerpo, sino para regalar calidad de vida a su hijo. A la edad en que sus abuelas se arropaban la mantilla, los médicos le diagnosticaron que su riñón era sano y estaba en óptimas condiciones para ser trasplantado a Sebastián, su hijo de 27. La operación fue un éxito. El trasplante coincidió con el ingreso en su nueva década. "Hasta hoy me conmociona el haber podido dar una alternativa a mi hijo. A los 50, se consideró que era joven y sana para ser donante", cuenta. Eso redimensionó algunas cosas. "Al cumplir 51 sentí que se abría un momento de elección. Me encontré preguntándome: ¿qué quiero hacer y cómo quiero vivir a partir de ahora? Uno se siente con toda la polenta y la libertad de encarar lo que quiera", afirma.

Marta entró en la Facultad de Psicología de la UBA en los años 70, cuando los que no militaban en algo o no habían leído a Sabato o a Cortázar no se animaban a abrir la boca en una conversación. Tuvo un hijo, Sebastián, que vive con ella en la casa que comparte con su actual marido. Y donde pasan alguna temporada las hijas del primer matrimonio de él, veinteañeras con bebes que se fueron a vivir afuera: una familia como muchas de las de ahora.

Otro fenómeno también es típico de la edad: algunos se hacen cargo de sus padres, que viven más años que en otras épocas, y de sus retoños, que elongan la adolescencia. Los que tienen más suerte sufren porque los hijos dejan el hogar paterno para armar su nido.

Son el jamón de una generación sándwich. "Antes nos tocó hacernos cargo de las exigencias de nuestros padres y ahora de las de nuestros hijos", señala el doctor Juan Hitzig, que además de atravesar la década de los 50 es profesor de Biogerontología, miembro de la Academy of Antiaging Medicine y autor del libro Cincuenta y tantos (Sudamericana). "Somos una generación de ruptura. Los baby boomers creamos la sociedad de consumo, la de los medios de comunicación, y liberalizamos a las minorías", repasa Hitzig.

El sentido de la vida

Mientras los nietos se acercan, la generación que hoy transita los 50 se siente en su apogeo energético y de experiencia vital. Tiene el punto de maduración de un durazno jugoso. Si hasta bien entrado el siglo XX, el ingreso en esta edad era la puerta de entrada en la jubilación de la vida, hoy los cincuentones transforman la franja de edad a la que llegaron. Levante la mano el que no conoce el caso de alguien que a los 50 se anotó en una carrera, se enamoró, descubrió una vocación o encaró algo que le anudaba la garganta. "A los 50 muchos se replantean el sentido que tiene la vida y están dispuestos a atravesar los prejuicios. En la medida en que se es más flexible, se está mejor posicionado para asumirlo. Aparecen nuevos roles; aceptarlos es aceptar el paso del tiempo", explica Graciela Zarebski, doctora en psicología y directora de la carrera de Especialización en Psicogerontología de la Universidad Maimónides.

En sus 50, Daniela Di Segni no sólo escribió con Hilda Levy un libro que se ríe de las peripecias del caso, Mujeres de cincuenta. A la edad en que, según las autoras, "necesitás dos amigas para recordar una palabra, tres para relatar una película y cuatro para agregar título, director e intérpretes", ella estrenó la escritura como profesión. El libro, su primogénito, estuvo 30 semanas en la lista de best sellers. Daniela ya no abandonó el hábito: su último título, ¿Hace calor o soy yo?, desmenuza y alumbra los pormenores del climaterio. Di Segni, que acaba de atravesar la década, arroja su balance. "Con viento a favor, los 50 pueden ser muy productivos desde lo personal y lo económico. Es el momento en que las mujeres sacan asignaturas pendientes", atestigua. Y asegura: "Para ambos sexos puede ser un momento de liberación, de preguntarse acerca del manejo del tiempo y cómo hacer para disfrutar más".

Un punto de inflexión

Se habla de la "segunda juventud", pero también de la "crisis de la mediana edad". Las líneas dibujan mapas de experiencia en el rostro. La menopausia, la andropausia, la voracidad con que el cuerpo acumula cada caloría: todo delinea una transformación. El cronómetro interior a veces sobresalta, como el despertador por las mañanas. "Atravesar los 50 en estos tiempos es tener por delante toda una perspectiva posible, que crea una situación de enorme proyección a futuro. Se empieza a revertir la idea de que a partir de cierta edad la vida parece una montaña cuesta abajo. Es el momento de preguntarse: ¿cómo me posiciono frente a mi propio envejecimiento y qué modelo estoy dispuesto a armar?", reflexiona Zarebski, autora de varios libros sobre el tema.

En el consultorio del doctor Hitzig es común escuchar frases como ésta: "¡Ay doctor, quiero llegar, pero llegar bien, ¿eh?". Según el especialista, "a los baby boomers nos toca envejecer en los próximos 30 años. No estamos dispuestos a repetir el paradigma de padres y abuelos. Vamos a abrir el camino de la longevidad saludable. Tomamos conciencia de que uno puede hacer más con el envejecimiento de lo que el envejecimiento con uno. No vamos a pedir medicación para calmar alucinaciones; vamos a pedir que el cerebro no colapse", señala con fervor Hitzig, convencido de que el envejecimiento es un proceso natural, ligado a la armonía y a la autonomía; a diferencia de la vejez, un estado ligado a la enfermedad y a la dependencia. El desafío, dice, es estirar el envejecimiento y comprimir la vejez.

Rosy Simkin (59), artista plástica, mira la década en perspectiva de manual. Durante su tránsito por los 50 perdió a su madre y a su padre. Los cuatro hijos en una familia –"los tuyos, los míos y los nuestros"– dejaron el hogar. La casa donde nunca había menos de veinte personas sacando hamburguesas del freezer a cualquier hora, ahora es terreno de Rosy y de su marido. "Extrañaba la presencia cotidiana de los chicos. Pero ver que se independizan en un mundo tan difícil hace bien y alienta a descubrir otras cosas. Uno recupera aspectos de la intimidad de la pareja, es diferente de cuando estaban ellos en casa, y esto sucede cuando aún se es joven", comenta Rosy, que en sus 50 saldó otra deuda y volvió a manejar después de 30 años. "Pero también es la década en que aparecen achaques y hay que arrancar con la medicación para tener una mejor vejez", reconoce ella, que a partir de la muerte de sus padres se puso a pensar en su herencia genética y a tomar medidas preventivas.

Para la medicina, los 50 años son el punto de inflexión gerontológica. A partir de los 40 el metabolismo comienza a caer a un ritmo del 1 por ciento anual. "En los cincuentones la caída ya es del 10 por ciento y tenemos tendencia a incrementar, en la misma proporción, nuestro peso corporal. Son esos 6 o 7 kilos que se meten en el cuerpo, difíciles de perder. A partir de los cincuenta y pico, fijamos el estilo de viejo que vamos a ser. Estamos en la edad en que podemos anticiparnos a la vejez", redondea Hitzig, con la jovialidad de hacer llegado de un viaje de dos semanas por Europa, al estilo mochilero, en tren. Junto a su hijo, anduvo por Alemania y Europa del este, parando en los hoteles que le daba la gana y emocionándose como un niño, buscando sus raíces.

Cincuentones como él le ganaron al marketing. Construyen su propia imagen de quiénes quieren ser. A la publicidad (ver recuadro) no le quedará otra que ponerse a estudiarlos. Representan uno de los segmentos más masivos y ricos del mercado mundial. Pero tienen gustos, motivaciones y expectativas diferentes de las de los adultos que mandaban cuando ellos eran jóvenes.
Existen nuevas conformaciones familiares y elecciones de los objetos de amor. "Detrás hay una generación que ha permitido que sucediera", admite Marta Ferressini, y los otros baby boomers lo enfatizan. Son la generación que se asocia con la liberación femenina y el acceso masivo de la mujer al trabajo. Pero también, señalan, hay enormes contrasentidos: "Llegás a esta edad con una experiencia de vida y profesional, y a veces es difícil encontrar dónde volcar eso o insertarse laboralmente, especialmente si se es mujer".

Hay sólo una profesión que tiene menos problemas de inserción a esta edad. Muchos de los que gobiernan el mundo están en esta década: Tony Blair (51), George W. Bush (58), Hugo Chávez (50), Alvaro Uribe (52), Luiz Inácio Lula da Silva (59), Néstor Kirchner (54), por citar algunos.

Oscar Trussi, el de la fiesta de cumpleaños, confiesa que ahora sólo se pregunta: "¿Cómo será cuando cumpla 60? ¿Qué será de la seducción, del cuerpo y de la energía...?" Hasta que llega a la pileta y ve a los de 60: "Nadan tanto como yo". Zarebski tranquiliza: las investigaciones mundiales aseguran que, según pasan los años, estamos en condiciones de compensar ciertas pérdidas con ganancias. Ya lo decía Borges: "Llego a mi centro, a mi álgebra y mi clave, a mi espejo. Pronto sabré quien soy".

Por María Eugenia Ludueña

Para saber más:
www.worldhealth.net
www.enplenitud.com/nota.asp?articuloID=3761

Consumidores

En los Estados Unidos y Europa, el marketing los investiga con fruición. Los cincuentones conforman uno de los targets de consumidores más poderosos: con hijos que ya dejaron el hogar, la carrera asentada y más tiempo libre, pueden gastar sus ingresos en sí mismos y darse gustos. En la Argentina, el asunto aún está verde. A pesar de que las personas de 50 años de clase media o media alta son las que llenan las salas de cine y de teatro, visitan más los shoppings y tienen una nutrida vida social, la publicidad no siempre las tiene en cuenta. "En general, cuando se piensa en una pieza de comunicación, el target llega hasta 45 años. Es raro que se incluya gente de más edad, salvo en productos específicos", describe Mariana Bricchetto, gerenta de Planeamiento Estratégico de McCann-Erickson Argentina. Aun así, desde 1997, en esta agencia se investigan cuatro targets, entre ellos, los mayores de 50, o new life builders. "Los clientes aun no dieron el paso de testearlos en publicidades, pero nosotros los investigamos. Son un grupo interesante", apunta Bricchetto. Se trata de personas que recuperan espacios a nivel personal, salen mucho, tienen una activa vida cultural. Algunos gozan de trabajos más flexibles, porque son profesionales independientes y se dedican, por ejemplo, a la consultoría. Están dispuestos a gastar en productos de consumo personal. A veces se quejan: los avisos pasan de la mamá a la abuelita.

Vivir mejor

Ingresar en la década de los 50, punto de inflexión gerontológica, supone tomar medidas para disfrutar de una mejor calidad de vida con miras al futuro.

* Cada vez más investigaciones demuestran que la persistencia del estrés es uno de los principales factores de envejecimiento. Dado que la energía de nuestros pensamientos crea una química de la emoción, el doctor Hitzig opina que cuanto más temprano se aprenda a controlar las emociones negativas (por ejemplo, resistencias, rabias, rencores) más temprano se preservará la salud, y más y mejores serán los años que resten vivir.

* Realizar un chequeo médico anual, tomarse periódicamente la presión arterial, controlar y cuidar el peso, revertir los hábitos de sedentarismo, desestructurar pensamientos y liberar las emociones, mejorar y estimular las actitudes sociales.

* Una dieta adecuada significa consumir todo tipo de frutas y verduras, y agregar cereales, nueces y germen de trigo para aumentar las vitaminas A, E y C, el zinc, el cobre y el selenio.

* Existen, además, el chequeo cronobiológico (detecta si las estructuras celulares son acordes con la edad) y las terapias de reactivación (administración de vitaminas, oligoelementos y aminoácidos), de reparación (antioxidantes) y de restitución (suplementos hormonales).

La presión

Para los hombres, el acento está puesto en la potencia viril y el desempeño intelectual. Para las mujeres, en la imagen. Es en esos territorios donde unas y otros se sienten más amenazados. "Tener 50 es un buen momento para preguntarse en qué medida la identidad pasa por esos aspectos –dice la doctora Zarebski–. Los que más sufren suelen ser los más omnipotentes, los que tienen un narcisimo avasallante o centraron su vida sólo en un aspecto, ya sea el sexo, el trabajo o la imagen. Por eso es importante aprender desde jóvenes a diversificar vínculos, actividades y proyectos, a construir redes que actúen como factores protectores en los que seguir apoyándonos."
Activos y famosos

Al igual que Jessica Lange, Susan Sarandon (58), Diane Keaton (59) y Meryl Streep (55) no encuentran en la edad un impedimento para continuar con una intachable carrera cinematográfica. Keaton, que protagonizó en los 80 el film Baby boom, en el que interpretaba a una ejecutiva que recibía como "herencia" a un bebe, el año último ganó el Oscar por su papel en la comedia romántica Alguien tiene que ceder (que protagonizó junto a Jack Nicholson), un caballito de batalla para las mujeres que superan los 50 y aun conservan deseos de enamorarse y ser protagonistas de sus vidas. Los hombres, por su parte, encontraron en las canas un buen aliado. Sólo basta pensar en Richard Gere (55), que en los últimos años ha sabido cómo sacar provecho de su rol de maduro seductor en un sinfín de títulos, como el recientemente estrenado ¿Bailamos?, donde comparte cartel con la divina Sarandon. Ella, además, acaba de estrenar Alfie junto al codiciado Jude Law y es, también, una de las caras de la firma Revlon. "Ahora todos dicen que los 50 son los nuevos 40 –comentó recientemente en una entrevista con The New York Times–. En realidad, a los 58, ansío que los 60 sean los 40." De espíritu libre y pocas pulgas, Sarandon asegura que no tiene problemas con la edad: "Al contrario, mis hijos todavía me dicen: «Mamá, qué hippie sos». Y eso me hace feliz". Bruce Willis, a punto de pisar los 50, sigue más activo que nunca: acaba de rodar cuatro películas, continúa al frente de su banda de rock, y ya se comprometió para 2006 con un nuevo capítulo de la saga Duro de matar.

http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/revista/nota.asp?nota_id=666820

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Enero 3, 2005 06:47 PM