Ánimo, chicas...
En el Auditorio Bauen reestrena "Mujeres de 50", una reflexión en clave de humor sobre las desventuras de "la flor de la vida".
M.M.
Ciudad Internet
Sábado | 14.1.2006
En busca del guiño que engendra la identificación de toda una generación y desatando una incisiva autocrítica tamizada por el humor, vuelve al escenario Mujeres de 50, esta vez en el recuperado Auditorio Bauen (Callao 360), los vienes y sábados a las 22.
Un poco también para demostrar que la vida no pasa en vano, y sobre todo sigue a los y después de los 50 años.
La historia comienza con la reunión de promoción del secundario de Susy, que duda en reencontrarse con sus compañeras después de 33 años. Y a partir se allí se van sumando los personajes de Clarita, la come-hombres; Zulema, una remilgada solterona; María, en busca de la silueta perfecta como sea; Leticia, la diosa; Judith, la idishe mame; y Cristina, una lesbiana inconfesa, todos en la piel de la dúctil Liliana Pécora, que junto a Susana Nova adaptaron el libro homónimo, de Hilda Levy y Daniela Di Segni.
Sí, el formato unipersonal es todo
mérito de la actriz, Pécora, que con sólo cambios de voz y de actitud corporal interpreta con agudeza cada uno de los estereotipos de estas cincuentones que ponen sobre la mesa las desventuras y temores de esa etapa que las deja al borde de un ataque de nervios, aunque no les permite resignarse a la ternura y los sueños.
Junto con evocaciones a la moda y las costumbres de los años mozos de estas mujeres, datos de una vida juvenil que permanece en la música, se entremezcla la dura realidad, manifiesta en estos tiempos de reinado de la juventud. Así y todo, como en las tiras que aborda la best-seller Maitena, Mujeres de 50 seduce también a los más jóvenes. “No se lo pierdan las que tienen menos. Es bueno saber lo que les espera y atreverse igual”, recomienda Diana.
Humanas y más cancheras y actuales que el modelo de la cincuentona, estas chicas pueden emocionar y dar una gran lección: ellas están, pese a todo, en la flor de la vida.