Gerontología - Universidad Maimónides

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Buenos Aires Ayer y hoy, así la ven los abuelos

asi_la_ven.jpgLA CAPITAL Y SU GENTE

En un concurso literario, escribieron sobre su ciudad. Clarín reunió a seis de los ganadores en una charla, donde hubo mucho recuerdo y un análisis del presente.

Adriana Santagati.
asantagati@clarin.com
Domingo | 22.01.2006

Pasaron la niñez en la Buenos Aires que tenía vigilante en la esquina, lechero y radioteatro. La adultez los fue encontrando con los cambios de la tecnología y la gente, y hoy sus nietos reemplazaron el potrero por el cibercafé. Ellos miran su ciudad con nostalgia por las cosas buenas que se perdieron, pero sin negar las que se sumaron. Y esa mirada la volcaron en relatos y poesías, que fueron publicados en un libro. Son seis de los abuelos ganadores de "Vivencias de Buenos Aires", un concurso literario que organiza la Dirección de Tercera Edad y que ya va por su séptima edición.
El encuentro es en el Tortoni. Miércoles a la tarde, el café está lleno de turistas que quieren descubrir en él un retazo de la vieja bohemia porteña. Olga de Twentyman (84, maestra), Rosa de Schottlender (82, ama de casa), Isolina Mallon (82, ex comerciante), Carlos Grillo (68, profesor), Jorge Daher (84, fabricante de calzado) y Jorge Meré (81, ex empleado estatal) muestran orgullosos los libros con sus textos y cuentan que participaron por distintos motivos. Carlos y Rosa llevaban varios libros publicados. Jorge Daher escribía para los amigos. A Isolina le insistieron en un centro de jubilados. Y Olga se animó después de encontrar una carta escrita a un pretendiente en su adolescencia.
Como ellos, más de 3.000 abuelos participaron del concurso, que invita a escribir un texto sobre una vivencia de la Ciudad (ver Cómo...) y desde hace siete años convoca Tercera Edad. "Revaloriza a los abuelos. Una vejez activa no pasa sólo por lo físico, sino también por la inteligencia y la creatividad. Además, el concurso busca transmitir a los más jóvenes la historia de Buenos Aires a través de quienes la vivieron", explica Daniel Maglioco, director de Tercera Edad porteño.
En algunos casos, el tema elegido tiene que ver con el barrio. Como en "La calesita de Villa Devoto", donde Olga describe "la universidad de socialización que es la calesita para los chicos. En ella manifiestan todo lo que tienen en su interior. Dando vueltas sobre un autito son Schumacher". En otros, tiene que ver con esa Buenos Aires que ya no es. Como en la narración de Jorge Daher, que recuerda viejas costumbres (ver El barrio...).
"Son muchas. El hielero que vendía a un peso la barra de hielo, que desapareció con las heladeras eléctricas; el manisero, el organillero, la panificación que traía el pan lactal, el lechero que ordeñaba las vacas en el momento. Y los cómicos que actuaban en la Costanera: Risita, el Tano Genaro... nos hacían reír muchísimo", enumera Jorge.
—Mi mamá nos llevaba al balneario —lo interrumpe Rosa—. Nos tomábamos el tranvía Lacroze en el club Hebraica y también íbamos a la cervecería Munich.
—¿Y se acuerdan cuando nos sentábamos en los escalones y una ola del río nos salpicaba? —pregunta Isolina.
El disparador del pasado acumula recuerdos de unos y otros. "Añoro la explosión de vida de Corrientes. En el 40 y 50, las orquestas típicas tenían radio, confitería y cabaret en una misma noche. Los músicos se chocaban por la calle", señala Carlos. Olga echa de menos "las castañas que se asaban en braseros, las mariposas... ya no se ven mariposas". "Hace 50 años éramos dueños de la calle —sigue Isolina—. Lo perdimos con la inseguridad".
Coinciden todos. Y también acuerdan que se perdió el valor de la palabra. "Al dar la mano, la gente sellaba un pacto", sostiene Daher. "Sería necio decir que todo pasado fue mejor. Pero debemos replantearnos recuperar los principios éticos y volver al modelo del barrio, donde nada era privado y hasta el chusma tenía una función social, porque alertaba cuando llegaba un vecino non sancto. Hoy necesitamos custodios", se lamenta Carlos.
Ante tanta evocación nostálgica, Jorge Meré se anima a disentir: "No soy nostálgico. Por eso escribí sobre los contrastes de Puerto Madero. Es un barrio que cambió, ahora si fue para bien o para mal hay que analizarlo".
—¿Y qué extraña?, pregunta Clarín.
—Viví muchos años en Yrigoyen y Combate de los Pozos, y es cierto que de Rivadavia al Sur ves la decadencia en que se sumió el país. Recuerdo que cuando era chico pasaba siempre por la confitería El Molino, también extraño los cines y los negocios que no están. Igual, pienso en hoy y mañana; el ayer no tiene arreglo.
—¿Y en qué cosas piensan que la Ciudad está mejor?
—Ahora más chicos pueden estudiar. Antes, como mucho llegabas a séptimo grado (Daher).
—Hay barrios que están muy lindos: La Boca, el Rosedal (Rosa).
—Los nuevos paseos: los shoppings, Puerto Madero. Y las librerías (Carlos).
"Es que Buenos Aires es hermosa. Y nunca se va a acabar", concluye Isolina. Porque con todas sus transformaciones, es la ciudad que eligieron y que no pueden dejar de querer.

Cómo participar con un relato

La actual edición del concurso Vivencias de Buenos Aires cierra el 28 de febrero. Los 36 textos ganadores también serán editados en un libro, que se distribuirá en centros de jubilados y bibliotecas públicas. El jurado lo forman tres reconocidos escritores: Vicente Battista, Angela Pradelli y Santiago Sylvester.
Para participar, hay que ser mayor de 60 años y residir en Capital. El tema de los cuentos o poesías debe tener como eje vivencias reales o fantásticas ocurridas en el contexto de lo porteño. Se pueden presentar en forma individual o en representación de un centro de jubilados. Para más información, se puede consultar en Entre Ríos 1492 1º oficina 110/112 o al 0800-222-4567, de lunes a viernes de 10 a 15. Y por Internet: www.delosgrandes.com.ar.
"Es el momento de la gestión más emotivo. Es muy gratificante ver a hijos y nietos acompañar a los abuelos a recibir los premios, que entrega el jefe de Gobierno en un acto. Esto desmitifica esa visión decadente de un anciano sentado en una plaza", apunta Daniel Maglioco, director de Tercera Edad. Hasta ahora, 227 abuelos fueron premiados por sus textos, que se publicaron en seis libros.


Sabiduría
Eduardo Paladini
epaladini@clarin.com

Por afinidad, elijo el razonamiento de Jorge Meré, uno de los abuelos escritores que Clarín convocó para esta nota. Jorge extraña algunas costumbres de aquella Buenos Aires (¿quién no extraña al menos parte de eso con lo que creció y maduró?), pero piensa en hoy y mañana. Porque hay mucha gente como él, con más de 80 pirulos encima, que mira selectivamente hacia atrás pero está abierto a lo que viene, es que todos deberíamos escucharlos un poco más. Los cambios tecnológicos, prepotentes, descolocaron a algunas generaciones en ciertos aspectos de la vida cotidiana. Pero no en lo más importante. La sabiduría, esa que enseña a vivir, no tiene fecha de vencimiento y es imprescindible que se transmita.

http://www.clarin.com/diario/2006/01/22/laciudad/h-05215.htm