Envejecimiento no tiene que ser sinónimo de dependencia
En la base de la geriatría está el objetivo de un envejecimiento lo más saludable y autónomo posible. Por eso la sociedad de la especialidad insiste en que un Sistema Nacional de Dependencia debe contar con ellos, sobre todo para la prevención terciaria de la discapacidad.
Diariomedico.com
12/01/2006
Silvia Churruca
"No hay mejor atención a la dependencia que su prevención". Es el lema que hacen suyo la Sociedad Española de Geriatríay su presidente, Isidoro Ruipérez. Pero, dentro de la prevención, el papel clave de esta especialidad está en la fase terciaria: "cuando la discapacidad ya se ha presentado, la aportación del geriatra se engrandece, porque está muy especialmente preparado para ello; trabaja con los pacientes más ancianos y complejos porque es lo que ha buscado".
El trabajo rutinario del geriatra es "buscar cualquier resquicio que mejore la autonomía del paciente y que minimice su sufrimiento. Ambos aspectos son básicos para la calidad de vida de las personas mayores. La población diana de la especialidad, por encima de los 80 años, presenta un riesgo muy alto de hacerse dependiente y una complejidad añadida por razones de soledad, rechazo, pobreza, etc".
Según Ruipérez, la especialidad se identifica plenamente con la atención a la dependencia no sólo por su población diana, sino también por otro rasgo: el trabajo multidisciplinar, que se contempla de manera especial en la formación del geriatra.
En los hospitales
La sociedad considera que el nivel asistencial más apropiado para estos especialistas es el hospitalario, medio en el que de hecho se desarrolla su formación, y llega a afirmar que la falta de desarrollo de servicios de geriatría puede considerarse como una negligencia del sistema sanitario. Sin embargo, también destaca la utilidad de su presencia en otro tipo de centros de día, de media y larga estancia, de paliativos...
"Faltan geriatras en el 60 por ciento de los hospitales españoles, lo que supone una gran deficiencia para poder actuar correctamente en la prevención terciaria de la dependencia. Tampoco se dispone de un especialista consultor en la mayoría de las áreas de salud de atención primaria, pese a la enorme complejidad que supone la atención domiciliaria del paciente geriátrico dependiente".
Y todo ello a pesar de que, como explica Ruipérez, "se ha demostrado la eficacia y eficiencia de la especialidad en el medio comunitario, sobre todo en la asistencia domiciliaria".
Lo curioso es que, según el presidente de esta sociedad científica, por un lado faltan especialistas y, por otro, algunos de los que hay están infrautilizados.
Por eso la sociedad considera que el proyecto de establecer un Sistema Nacional de Dependencia puede ser una gran oportunidad para que los geriatras desarrollen todo su potencial y contribuyan en todos los niveles de la atención sociosanitaria de acuerdo con su perfil científico y formativo.
Para ello cuentan con una formación adecuada y actualizada que a su vez están dispuestos a aportar al resto de los profesionales sanitarios y sociales que participarán en el modelo. "Entre las condiciones de un buen geriatra, además de su deseo de ayudar a los ancianos que más sufren, se encuentra estar dispuesto a realizar un esfuerzo de estudio constante, a enseñar y a investigar, si se tienen medios y cualidades. Otras condiciones como la paciencia, las habilidades de comunicación y el trato respetuoso al paciente son rasgos distintivos de nuestra especialidad que pueden ser una buena contribución al sistema de dependencia", sentencia Ruipérez, que como el resto de las especialidades consultadas por Diario Médico confía en que la Administración sanitaria refuerze la parte asistencial del modelo.