La medicina se volcará a la acción preventiva
Habrá un cambio en los sistemas de salud
Enfermarse hoy es un problema. Averiguar lo que tenemos significa concertar hora, ir a la consulta del médico, llenar formularios, esperar y responder preguntas mientras nos tocan y nos toman muestras. Luego hay que aguardar los resultados de los análisis, recoger las recetas y pedir nuevas citas con especialistas. Las molestias que provoca buscar asistencia médica se están convirtiendo en una crisis en todo el mundo, a medida que el descenso en los índices de natalidad y el envejecimiento de la población suponen una carga cada vez más pesada para los sistemas nacionales de salud.
La Nación
Viernes 13 de enero de 2006
Pronto, gobiernos, aseguradoras y contribuyentes tendrán que afrontar un sistema complicado e ineficaz que presta demasiada atención a las enfermedades cuando ya han llegado y no la suficiente para evitarlas. Un paso fundamental en la reforma del sistema será que las visitas al ambulatorio sean un último recurso y no la primera medida. Esto exigirá todo tipo de modificaciones estructurales, legales y financieras, pero las innovaciones en informática, comunicaciones, biología, nanotecnología y robótica facilitarán el camino.
Internet ya ofrece a los pacientes acceso rápido a una información sanitaria de calidad que antes sólo impartían los profesionales. El diagnóstico y el tratamiento de numerosas enfermedades corrientes consistirán sencillamente en depositar una gota de sangre en una máquina y que, al cabo de unos momentos, un ordenador nos diga qué tenemos y cómo curarnos.
No es que los médicos vayan a quedar obsoletos. De hecho, los de cabecera serán más importantes que nunca, pero pasarán más tiempo valorando las posibles acciones preventivas y menos orientando a pacientes en sus consultas. Se diseñarán cada vez tratamientos más personalizados, como nuevos fármacos dirigidos a necesidades personales específicas, o incluso nanomáquinas que ataquen el colesterol o eliminen tumores demasiado pequeños para poder detectarlos en la actualidad. Y los especialistas tendrán más libertad para dedicarse a procedimientos muy difíciles y hacer avanzar la asistencia sanitaria.
Muchas de estas tecnologías llegarán antes a los países desarrollados, pero el resto del mundo también acabará beneficiándose. Y serán los Estados ricos los que tendrán que acelerar la difusión de sus innovaciones. En una época en la que las nuevas enfermedades pueden dar la vuelta al mundo en horas, interesa a todos detener la próxima pandemia antes de que se produzca.
Reproducido con autorización de Foreign Policy Magazine en colaboración con Archivos del Presente
Por Craig Mundie
Foreign Policy Magazine / LA NACION
El autor es vicepresidente primero y director de Políticas y Estrategias Avanzadas de Microsoft, y fue asesor del presidente Bill Clinton en el área de telecomunicaciones
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