Gerontología - Universidad Maimónides

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El tratamiento de la hipertensión en el diabético

Recientemente, se comentó acerca de los riesgos que implica la asociación de hipertensión con diabetes, lo que implica la necesidad de implementar cuanto antes, y de manera responsable y consecuente, el tratamiento de esta última afección.

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Varios recursos y un solo objetivo

Llevar los valores de la presión arterial por debajo de 130 mmHg, en el caso de la máxima, y por debajo de 85 mmHg, en el de la mínima, demanda adoptar distintos tipos de estrategias, muchas de las cuales no se contraponen sino que suman sus beneficios.

Existen, básicamente, 2 recursos fundamentales: los cambios en el estilo de vida y el tratamiento farmacológico.

En esta ocasión, nos referiremos a los cambios en el estilo de vida, que incluyen:

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Reducir el peso corporal, en caso de existir sobrepeso (frecuente en los diabéticos tipo 2)
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Limitar el consumo de alcohol: no sobrepasar los 30 ml de alcohol por día.
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Incrementar la actividad física de tipo aeróbico
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Reducir el consumo de sodio.
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Mantener un adecuado aporte de potasio en la dieta.
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Cumplir con los requerimientos de magnesio y calcio estipulados para una buena salud.


Como surge de la lectura, muchas de estas pautas, se relacionan con la alimentación.

La dieta en el hipertenso

Cuando se piensa en la alimentación de un hipertenso deberemos considerar:

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Reducción de calorías (dietas hipocalóricas) en todos aquellos pacientes con sobrepeso. En efecto, se ha comprobado que el descenso de apenas 4,5 kg es capaz de llevar a cifras normales la presión arterial elevada en pacientes con exceso de peso. Como el uso de medicación anorexígena (que quita el apetito) puede elevar aun más la presión arterial, todo el énfasis debe ser puesto en la cantidad de calorías de la dieta diaria. Corolario: si Ud. es diabético tipo 2 e hipertenso, tiene otra razón más para reducir su ingreso de calorías.

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Limitar el consumo de alcohol. El alcohol no sólo significa calorías extra, sino que puede provocar resistencia a los tratamientos antihipertensivos en general y puede (consumido en cantidades generosas) predisponer a accidentes cerebrovasculares, sin olvidar el resto de las consecuencias del alcohol sobre la salud en general.

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Reducir el sodio dietético. Las cantidades diarias de sodio no deberían superar los 6 gramos de cloruro de sodio (sal común o de mesa) por día. Tenga en cuenta que suprimir totalmente la sal en las preparaciones servirá de poco si se consume frecuentemente productos elaborados o envasados o bien alimentos tales como aceitunas, fiambres, embutidos o quesos duros.

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Consumir suficiente potasio. Ningún paciente hipertenso debiera dejar de tener en cuenta la importancia de ingerir suficiente potasio, sobre todo si recibe tratamiento con diuréticos y es, además, diabético. Recuerde que frutas y verduras frescas son la mejor forma de aprovisionarse de potasio

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No descuidar la ingesta de magnesio y de calcio. Existen actualmente estudios que relacionan las bajas ingestas de calcio y de magnesio con una mayor incidencia de hipertensión. Por lo tanto, si bien no se justificaría el uso de suplementos dietéticos con este fin, tampoco es conveniente descuidar estos nutrientes.

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Cafeína, cebolla y ajo. A pesar de publicaciones que deploran el consumo de cafeína (café) en hipertensos, no se ha demostrado que su supresión absoluta mejore los niveles de presión arterial. Como contrapartida, el uso de ajo y cebolla como integrantes casi mayoritarios en la dieta, tampoco ha probado ejercer efectos notables sobre la presión arterial. Tenga en cuenta, no obstante, que se trata de alimentos con “sabor propio”, que los convierte en una alternativa interesante para darle gusto a las comidas cuando la sal debe ser suprimida.


Actividad física, tabaquismo e hipertensión arterial

Incluir actividad física aeróbica, durante 30 a 45 minutos por día, en la mayoría de los días de la semana puede ayudar a reducir la presión arterial, además de ejercer efectos favorables sobre el peso corporal y la resistencia a la insulina.

Como el tabaquismo constituye un factor de riesgo clave en el desarrollo de afecciones cardiovasculares, no cabe ninguna duda que la supresión de este hábito nocivo es una circunstancia obligada, sobre todo cuando se trata de hipertensos diabéticos.

Reflexiones finales

Los cambios en el estilo de vida han demostrado ser una manera eficaz, económica y con mínimos efectos adversos, para reducir la presión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular. Recuerde que existe consenso acerca de que este tipo de intervenciones –si bien no reemplazan la necesidad de emplear terapia farmacológica en los pacientes diabéticos hipertensos– debe ir siempre de la mano de cualquier alternativa medicamentosa que se adopte. Finalmente, muchas de las medidas a adoptar no resultan desconocidas al paciente diabético, porque es habitual que forme parte de su plan terapéutico para el control metabólico de su desorden endócrino.

Fuentes : Diabetes Care; 2002 , Arch Intern Med; 1997