Gerontología - Universidad Maimónides

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"La salud es contagiosa", según la sanitarista Mirta Roses

mirta_roses.jpgLa directora de la OPS, distinguida en Buenos Aires

La especialista opina que se puede promover una vida saludable

Es la primera mujer que ocupa su cargo desde que la institución fue creada, en 1902
Fue reconocida por su aporte a la salud de las Américas y a la valoración de la mujer

La Nación Ciencia/Salud
Lunes 13 de febrero de 2006

Su voz es pausada, pero enérgica. Clásica y moderna a la vez, combina un gran prendedor de brillantes de la bandera argentina con una pulserita de goma blanca de la fundación de Bono, el cantante de U2.
Se trata de la doctora Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), santafecina, de 59 años, primera mujer que ejerce ese cargo desde que se creó la institución, en 1902.
En diálogo con LA NACION, la infectóloga y sanitarista que el 14 de diciembre último fue distinguida en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires en reconocimiento a su aporte a la salud de las Américas y a la valorización de la mujer destaca el papel preponderante que tiene la salud en el desarrollo de los países y afirma que la búsqueda de ambientes saludables es una tendencia en alza en las principales ciudades del continente. "La salud es contagiosa", afirma.
-¿Qué avances se registraron en estos tres años en que estuvo al frente de la OPS?
-Mejoraron los indicadores en la mayoría de los países americanos; realizamos una profunda transformación interna en la OPS y llevamos esa política de gestión a cada uno de los ministerios de Salud de la región. Tuvimos que hacer frente a grandes catástrofes continentales, como la temporada de huracanes que vivió la zona caribeña, principalmente los destrozos provocados por el Katrina en los Estados Unidos. La OPS también logró que América fuese el continente que más ayudó durante la tragedia asiática del tsunami. Incluso colaboramos en las emergencias sanitarias de Medio Oriente y Paquistán, luego de su último terremoto.
-¿Existe una mayor conciencia de la importancia de mantener la salud?
-En todas las encuestas que hacemos, las personas hoy consideran que es su capital básico. Si uno no está sano, no puede trabajar ni obtener recursos para vivir. Ni siquiera puede estudiar para capacitarse y luego conseguir trabajo.
También existe hoy una concepción en la familia de que la salida de la pobreza comienza con la salud y una mejor calidad de vida.
-¿Por qué defiende las políticas intergubernamentales?
-Los problemas en la salud no pueden ser abordados por los países individualmente, debido a que se manifiestan en forma simultánea y tienen factores que son comunes: la lucha antitabaco; la transmisión de enfermedades o agentes infecciosos entre fronteras; la obesidad relacionada con comportamientos humanos o pautas de consumo regionales; la violencia familiar, juvenil y de género, y, por supuesto, la lucha contra el HIV/sida, relacionado con la sexualidad o la drogadicción. Antes decíamos que eran problemas de países pobres o ricos. En el tema de los nuevos desafíos, todos los países enfrentan estos problemas al mismo tiempo y están expuestos simultáneamente a una multiplicidad de desafíos. Por ejemplo, en un mismo país uno encuentra obesidad, desnutrición, anorexia y bulimia.
-¿Qué cambios favorables ve hoy en la gente?
-Observo que la salud también es contagiosa. Cuando promovemos políticas públicas al más alto nivel a través de un Estado y su legislación, generamos un proceso que se contagia, que los países, medios y sociedades imitan.
-Por ejemplo...
-Los espacios libres de humo. La gente comienza a valorar lo que es tener bienestar. Terminan diciendo: "¡Epa! Estamos mejor sin el humo". Cuando Air Canada decidió prohibir que se fumara durante los vuelos, el bienestar empezó a contagiarse y enseguida las aseguradoras bajaron los costos por el menor riesgo de incendio. Hoy, todas las aerolíneas del mundo prohíben fumar en vuelo e incluso en los aeropuertos.
-¿Qué pueden hacer los Estados para alentar una vida saludable?
-En varias ciudades como Porto Alegre, en Brasil, cortan las avenidas durante algunas horas del fin de semana para que la familia camine o ande en bicicleta. La gente comienza a reconquistar el uso de su ciudad. Y otras ciudades de la región y del mundo observan eso y lo implementan. Las personas comienzan a valorar lo bueno y lo sano.

Víctor Ingrassia
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