Papel del ejercicio físico en Alzheimer
Los beneficios de la actividad física y el dejar de fumar son aspectos de la medicina preventiva de los que no existen debates posibles: todos los investigadores y la literatura médica están de acuerdo con estas recomendaciones.
La edad avanzada o las enfermedades mentales muchas veces son consideradas situaciones en las cuales este tipo de recomendaciones tienen poco sentido o, en el mejor de los casos, parecieran de una importancia secundaria. Sin embargo, esta premisa es falsa tanto en estos casos como, en particular, en los pacientes con enfermedad de Alzheimer.
En efecto, el ejercicio físico se ha comentado que provoca un estado de calma y de relajación, lo cual facilita el cuidado de las personas con trastornos cognitivos como el mencionado.
Las ventajas del ejercicio físico en las personas con Alzheimer
La realización de actividad física permite que el paciente:
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Se sienta más calmado
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Duerma más y mejor
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Conserve el equilibrio y la coordinación motora
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Evite la constipación
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Aumente su sensación de autoestima al sentirse más competente.
Límites y metas
Como en otros tipos de acciones, es conveniente establecer los límites y las metas, así como la forma de obtenerlas o, por lo menos, aproximarse a ellas. En primer lugar, es necesario saber qué tipo de ejercicio es el más conveniente. En principio, todas las personas en situación ambulatoria pueden, como mínimo, realizar caminatas.
De todos modos, consulte con su médico acerca de la clase de actividad más indicada para el paciente en particular. Por ejemplo, en personas con problemas de equilibrio, el ejercicio puede efectuarse en posición sentado, movilizando los brazos de manera semejante a la práctica de yoga.
El tema de las metas debe ser algo que forme parte de su concepto de las actividades en general, pero no es conveniente inculcar al enfermo que el ejercicio es fundamental para su vida. Simplemente basta con señalarle que es momento de ir a caminar. O proponerle ir a hacer una compra en un lugar cercano. Los límites de la actividad física se vinculan con las posibilidades y las comodidades para efectuar cada ejercicio. No es conveniente llegar hasta el límite (tanto del paciente como de Ud. mismo).
Resulta ideal comenzar de manera progresiva, con objetivos modestos. Por ejemplo, al comienzo una vuelta a la manzana por el barrio puede ser suficiente. Luego de 7 a 10 días, puede proponerse 2 vueltas o vueltas un poco más largas. Las progresiones lentas son el recurso más conveniente para poder llevar a cabo una acción eficiente.
La rutina es muy importante para el paciente con Alzheimer. En este sentido, si se incorporan las caminatas como una actividad previa al almuerzo o luego de la merienda, será más sencillo mantener este hábito.
Finalmente, al igual que sucede con los niños, es importante introducir el elemento lúdico. La diversión es importante, tanto para el paciente como para Ud. mismo. Este sentido, dar vueltas en torno a una plaza observando los pájaros o los niños en los juegos, puede ser un elemento placentero y divertido.
Editora Médica Digital, enero de 2006
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