Gerontología - Universidad Maimónides

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¿Una Nueva Epidemia?

sindrome_metabolico.jpgRelacionado con el índice de colesterol, la presión
y la obesidad, el síndrome metabólico es el conjunto
de trastornos que tiene relación con el exceso de grasa. Detectarlo es clave para evitar enfermedades más graves.

Revista Nueva
Domingo, 12/2/2006

A partir de los 40 años, el ser humano comienza a tomar conciencia y a mirar su cuerpo con los ojos de quien tiene que ponerlo a punto para el resto de la vida. Entonces, el colesterol, los kilos de más y el control de la tensión arterial se convierten en preocupaciones reales y concretas, y las campañas de prevención de algunas de estas enfermedades ya no están dirigidas “a los otros”, sino que ahora comienzan a golpear la propia puerta.
Hasta hace muy pocos años, el colesterol, el exceso de peso y la presión arterial eran síntomas que se trataban por separado. Sin embargo, hoy, aquellas personas que presentan todos estos síntomas –obesidad abdominal, colesterol, triglicéridos altos, entre otros factores– se dice que padecen “síndrome metabólico”, lo que permite tratar al paciente en forma integral. De esta manera se actúa más rápidamente y se evitan riesgos de padecer otras enfermedades, como el infarto, la diabetes, la obesidad y las enfermedades arterioscleróticas en general. También se asocia este síndrome a un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres.

De qué se trata
Todo comenzó cuando, en 1988, el médico Gerald Reaven describió estos síntomas como síndrome X y una de las claves para detectar a los pacientes que lo padecían era la insulino resistencia.
En el 2001, la National Colesterol Education Program, una de cuyas ramas se llama ATP III que significa Adult Treatment Panel (Panel del Tratamiento del Adulto) salió con una definición de síndrome metabólico que no implicaba medir la insulino resistencia, que es un método caro de detección. De esta forma el ATP III dio uno de los instrumentos claves para definir esta nueva epidemia y que está al alcance del médico.
El sindrome metabólico ATP III es una estrategia epidemiológica de alto riesgo y los factores que analizaron para definirlo son: glucosa alterada en ayuno, triglicéridos altos, HDL bajo, obesidad abdominal, tensión arterial alta. “Si un paciente reúne tres, de los cinco criterios, se dice que tiene síndrome metabólico”, explica el doctor Hugo Lúquez autor junto con Luis de Loredo, Roberto Madoery, Hugo Lúquez (h) y Daniel Senestrari de la única investigación científica que existe en la Argentina sobre síndrome metabólico.
“Hoy se sabe que si un paciente tiene tres de los cinco criterios, tiene cinco veces más posibilidades de tener enfermedades coronarias y ocho veces más de ser diabético”, advierte Lúquez. Además señala a la obesidad abdominal como factor de riesgo porque es la que más se relaciona a la diabetes y a la insulino resistencia. El contorno de la cintura marca con suficiente precisión la obesidad abdominal, que se mide con tomografía computada, o con resonancia magnética.

La obesidad,
el factor que más preocupa
Los especialistas estadounidenses afirman que el factor más indudable de que un paciente tiene el síndrome metabólico es la obesidad abdominal. Como éste pueden padecerlo desde los niños a los adultos, lo mejor es hacer una consulta al médico desde temprana edad, para así actuar preventivamente y evitar una constelación de enfermedades que derivan del exceso de peso. En todo esto, el estilo de vida moderno tiene mucho que ver. “En las sociedades desarrolladas, donde la posibilidad de conseguir comida es fácil, es decir que el hombre no tiene que salir a ‘cazar’ su alimento sino que está al alcance de la mano, el problema de la obesidad se está tornando dramático”, explicó el doctor Lúquez. “La epidemia de la obesidad precede a la epidemia de la diabetes que va a haber en el 2020, fecha para la que se duplicaría la cantidad de diabéticos en el mundo”, anticipa.
La prevención es fundamental ya que: “Diabetes –continúa– significa diálisis, enfermedad de la retina, enfermedades cardiovasculares, estens, prótesis, etc., etc. Los costos de salud se van a ir al infinito y no va a haber sistema que los aguante; ése es el gran problema de los norteamericanos”.
Pero el problema de la obesidad para la sociedad norteamericana no sólo implica los costos médicos sino que está afectando la vida cotidiana. Hace unos años se reemplazaron todas las butacas del Madison Square Garden por unas de mayor dimensión porque los obesos ya no entran en las estándar. En los aviones también los asientos son un problema por resolver.

Posturas encontradas
No todas las escuelas médicas están de acuerdo en señalar al síndrome metabólico como una epidemia. Por ejemplo, el Joint Statemant American Diabetes Asociation y la European Asociate señalaron en un paper que “ha sido imprecisamente definido y hay una falta de certeza respecto a su patogenia y hay considerables dudas respecto al valor como marcador de enfermedad cardiovascular. Falta información crítica para designar a esta situación como un verdadero síndrome”, y recomienda que hasta que la investigación necesaria esté completada “los médicos debieran tratar todos los factores de riesgo cardiovascular sin esperar que el paciente reúna los criterios del síndrome metabólico”.
Sin embargo la National Education Cholesterol Program dice exactamente lo contrario: “Es una epidemia y hay que salir a buscar a los pacientes que reúnan tres de los factores de riesgo que determinan el síndrome. Hay que rescatarlo y tratarlo”.
¿De qué lado se debe poner el profesional? Para el doctor Lúquez “hay que encontrar un equilibrio porque no hay estudio prospectivo, esto es, hecho a futuro. Todos los estudios de SM están basados en estudios retrospectivos”. Sin embargo, explicó que “es una estrategia epidemiológica muy válida, porque ayuda a salvar vidas”.

En la Argentina
A nivel nacional no existe una política sanitaria pública para detectar pacientes con síndrome metabólico, sino que se tratan todos los factores de riesgo por separado.
La provincia de Córdoba ha establecido, desde el Ministerio de Salud, pautas para que en los hospitales “rescaten” a los pacientes que presenten tres de los cinco criterios que determinan el síndrome metabólico.
La clave está en la detección precoz de los factores de riesgo, en cambiar los hábitos de vida sedentarios y de mala alimentación, y en la consulta frecuente al médico. Y aunque muchos profesionales prefieren diagnosticar los factores de riesgo por separado, el doctor Lúquez insiste con advertir a los pacientes que reúnen algunas de las características propias del síndrome metabólico. Esta es la mejor medicina preventiva que se puede hacer en este momento.

Por Luisa Heredia / Ilustraciones: Max Aguirre

OBESIDAD EN LA ARGENTINA
“Nuestro organismo está mejor preparado para recuperar peso perdido que para perder lo ganado en exceso”, resume un estudio llevado adelante por el doctor Alejandro O’Donnell para el Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI).
Sin embargo, el consumo aparente de grasas ha aumentado entre 10 y 15 gramos entre los años 60 y la actualidad. Así, el aporte de calorías grasas en la dieta media argentina pasó de 29,9% a más de 32%, apenas por encima del valor recomendado (30%) por organismos internacionales y comités de expertos.
En la Argentina no existen datos oficiales sobre el estado nutricional de la población. Sólo hay información proveniente de diversos estudios con objetivos, metodologías y criterios de diagnóstico distintos. Una de las principales causas de la obesidad es el consumo de grasas saturadas y de hidratos de carbono. Por otra parte, la falta de actividad física cumple un papel clave en el sobrepeso y sus consecuencias. La doctora Vivien Sijercovich, miembro del Servicio de Nutrición del hospital Evita, de Lanús, explica: “Cada vez nos movemos menos para conseguir nuestros alimentos, tenemos el control remoto en la mano, o sea que no necesitamos caminar ni para cambiar el canal de televisión, y un sinnúmero de trabajos se realizan frente a una computadora. Estos hábitos han llevado a que la persona aumente de peso y aparezcan exponentes como las glucemias altas o la hipertensión”.
Aunque estos hábitos aparezcan como “inmodificables” por la forma de vida que tiene la población, existen ciertas pautas de conducta que se pueden revertir para evitar uno de los mayores factores de riesgo del síndrome metabólico. Por ejemplo, con media hora de ejercicios diarios, tres veces por semana, se reduce en un 37 % las probabilidades de padecer un infarto. Se sabe que la actividad física es más efectiva para bajar la presión arterial que disminuir el uso de sal en las comidas.

Glucosa alterada, triglicéridos altos, HDL bajo, obesidad abdominal, tensión arterial alta... “Si un paciente reúne tres de los cinco criterios, se dice que tiene síndrome metabólico”.
Dr. Lúquez