Cerebro y corazón, los mismos factores de riesgo
Cada vez son más las evidencias que apuntan que aquello que es bueno para la salud del corazón también lo es para evitar el envejecimiento del cerebro. Una revisión de 26 estudios sobre ancianos, publicada por la revista 'Journal Alzheimer's & Dementia' , ha concluido que determinados factores de riesgo cardiovascular -como la hipertensión, diabetes y la actividad física- resultan también clave en la salud mental.
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Mundosalud.com
lunes 06/03/2006
Las capacidad cognitiva hace referencia a la destreza de las personas para aprender, razonar o recordar, entre otros, habilidades que disminuyen con la edad. En algunos casos el declive forma parte del desarrollo del mal de Alzheimer y otras formas de demencia.
Pero un gran número de estudios apuntan que los factores de riesgo controlables como el ejercicio moderado y la actividad intelectual y social pueden modificar el riesgo de una persona de declive cognitivo y demencia.
Dar un paseo diario no previene el mal de Alzheimer, pero puede ayudar a retrasarlo, explica el doctor Hugh C. Hendrie del Centro de Investigación del Envejecimiento de la Universidad de Indiana, en EEUU.
La investigación incluye 96 análisis de 26 estudios europeos y norteamericanos sobre ancianos en los que evaluaron su salud mental. Según Hendrie, estos análisis revelaron una inesperada consistencia en la relación entre los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y cerebral. "Nos sorprendió tal consenso", ha señalado a Reuters.
Los resultados de los cálculos estadísticos del estudio vinculan la hipertensión con una función cognitiva pobre y el ejercicio físico regular con capacidades cognitivas más agudas. Un gran número de los estudios revisados asocian la diabetes y el exceso de peso con la aceleración del declive cognitivo propio del envejecimiento.
Daño en los vasos sanguíneos
Las razones por las que se establece este vínculo entre factores de riesgo de corazón y cerebro no están del todo claras, ha indicado el autor, pero la explicación más plausible es el daño que se produce en los vasos sanguíneos, tanto en los principales -por un infarto, por ejemplo-, o la acumulación a largo plazo de placas en los más pequeños.
De esta forma, las recomendaciones para mantener la salud del corazón y del cerebro son las mismas: una dieta sana, ejercicio moderado y el control de la presión sanguínea y la diabetes.
Respecto al ejercicio, los estudios con animales han sugerido que protege de alguna forma a las células del cerebro. "La actividad física es un un factor de riesgo modificable importante", subraya Hendrie. "A pesar de que aún no esté claro si el ejercicio es necesario, la actividad física moderada como caminar es siempre positiva para la salud en general", reconoce. "Nunca es tarde para empezar", ha comentado refiriéndose a los mayores.
El ejercicio mental también parece ser muy importante, de acuerdo con las conclusiones de un gran número de estudios. Los ancianos que permanecen intelectualmente estimulados a través de la lectura o aficiones o que mantienen su vida social activa retrasan el declive cognitivo.
"Las cosas que son positivas para tu bienestar general son buenas para la salud de tu cerebro", ha asegurado Hendrie a modo de lema.
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