Gerontología - Universidad Maimónides

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Vida social y afectiva del paciente con Alzheimer

Muchas veces, involucrados con los aspectos relacionados con la supervivencia y el cumplimiento de las funciones básicas (alimentación, higiene, sueño, preservación de golpes o accidentes) solemos dejar de lado otras facetas de la vida de un individuo, que también son muy importantes en el paciente con Alzheimer. Se trata de la vida social y afectiva. Analizaremos algunas cuestiones vinculadas con este hecho.

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Actividades recreativas en el paciente con Alzheimer


Especialmente en las etapas iniciales de la enfermedad, los pacientes pueden sentirse reconfortados y felices si conservan la posibilidad de cumplir con actividades recreativas, tales como ver televisión, leer o escuchar su música favorita. También pueden disfrutar conciertos o espectáculos públicos, ocupándose de tareas de jardinería, concurriendo a la iglesia o al templo, jugando con sus mascotas o efectuando una recorrida por supermercados o centros comerciales.
La solución para que se cumplan estas metas y que ello sea compatible con la vida agitada en la que los adultos sanos que los rodean se encuentran inmersos, es la incorporación de los pacientes a instituciones de atención diurna, también conocidas como hogares de día.


A medida que la enfermedad se torna más avanzada, se produce un deterioro de las capacidades cognitivas. Esto no impide que puedan efectuarse ciertas tareas como escuchar música, observar fotos familiares, hojear viejas revistas, pasear en auto o recorrer un parque. En ocasiones, incluso los propios familiares o cuidadores se sorprenden al observar que actividades tales como cantar o ejecutar instrumentos son posibles para el enfermo, aún en etapas en las que otras habilidades se ven muy limitadas.


En lo que respecta a la televisión, es recomendable seleccionar programas que no impliquen lectura de subtítulos o tramas muy complejas o cambiantes que puedan confundir al paciente. Es preferible optar por programas sobre la naturaleza o documentales sobre lugares geográficos, que combinan colores, música y un relato pausado.
La vida social es fundamental para todo ser humano, pero restrinja las visitas a no más de 2 o 3 personas a la vez. Es conveniente que estos visitantes no hagan referencias a situaciones del pasado compartidas, porque si el paciente no las recuerda, suma confusión. Es preferible conversar acerca de temas del momento, tales como comidas o paseos.


La vida afectiva


Todos estos elementos hacen también a la vida afectiva del enfermo, pero el contacto amoroso, expresado por una palmada en el hombro, masajes en los pies, un abrazo cálido o simplemente tomarle la mano son actitudes que generan calma, permiten ganar confianza y transmiten seguridad y amor, dos elementos muy necesarios para todo ser humano pero particularmente para personas con disturbios mentales.
Este tipo de actitud serena al paciente y permite mejorar los comportamientos.
Tenga en cuenta estas premisas.

Editora Médica Digital, enero de 2006