La salud pública y sus héroes
Han salvado y salvarán tantas vidas y nos han acostumbrado a tantas proezas, que han logrado convertir sus decisivos aportes en algo común y, en consecuencia, corremos el riesgo de no agradecer lo suficiente a los trabajadores de la salud por su labor de cada día.
Por Mirta Roses Periago
Para LA NACION
Este año dedicamos el Día Mundial de la Salud a reconocer a esos héroes, muchas veces anónimos, por su sacrificio y contribuciones a la salud pública, de lo cual somos testigos privilegiados quienes compartimos el orgullo de trabajar junto a ellos y ellas en la Organización Panamericana de la Salud.
Queremos reconocer, sobre todo, a los menos visibles. En todos los confines de América, como en tantos otros ejemplos que podrían citarse, los trabajadores de la salud, remunerados y voluntarios, hacen milagros cada día, y lo logran muchas veces con muy limitados recursos a su disposición.
Queremos homenajear desde las figuras más notorias de la investigación biomédica y los formuladores de políticas públicas, hasta las mujeres que cuidan a familiares y vecinos y que contribuyen a aliviar el dolor, prevenir la enfermedad y promover la salud. Destacamos a los jóvenes y niños voluntarios que trabajan día tras día solidariamente para hacer sus escuelas y comunidades más saludables y seguras; a los grupos religiosos y laicos y a los periodistas que se dedican a la salud.
Así, aunque la salud pública recibe escasamente un seis por ciento del presupuesto total en el continente, se ha logrado, en las últimas dos décadas, elevar la expectativa de vida en casi 10 años por persona.
Y esto se ha logrado a pesar de contar con insuficientes recursos humanos formalmente integrados a los sistemas de salud.
Estudios recientes, muestran que la escasez global de trabajadores de la salud es de más de cuatro millones. Nuestro continente no escapa a esa dura realidad, si bien hay otros con necesidades aún más marcadas. Mientras que mundialmente hay un promedio de 4,2 trabajadores de la salud por cada 1000 habitantes (llegando en Europa y Estados Unidos a niveles de 10 por cada mil personas) en América del Sur y América Central el promedio es de tan sólo 2,6 trabajadores de la salud por cada 1000 personas.
Estos faltantes se ven agravados por varios factores. Uno de ellos es la migración. Hay un gran déficit proyectado de enfermeras en países como Estados Unidos (cerca de medio millón para el año 2015) y Canadá (113 mil para 2011), lo cual genera fuerte atracción sobre el personal de enfermería con dominio del inglés y afecta secundariamente a otros países de la región. En los países del Caribe, a pesar de su tradicional excelencia en la formación de enfermeras, hay en promedio un treinta y cinco por ciento de plazas de enfermería sin llenar, llegando a la mitad en Jamaica y en Trinidad y Tobago.
Aun en los casos en que el promedio de personal médico y enfermería parece suficiente, se concentra mayoritariamente en zonas urbanas, dejando sin adecuada protección a las personas de zonas rurales y periurbanas. Un desbalance adicional surge en la composición profesional de los equipos de salud: en 19 países del continente hay más médicos que enfermeras y en Uruguay el sesenta y seis por ciento de los médicos son especialistas.
La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud impulsan acciones para afrontar estos retos. Después de tres reuniones subregionales de preparación, finalmente se convocó en Toronto, junto con el Ministerio de Salud de Canadá y el Ministerio de Salud y Cuidados Prolongados de la Provincia de Ontario, la reunión continental que produjo un Llamado para la Acción de Toronto.
El llamado destaca que es imperativo fortalecer el liderazgo en salud pública, incrementar la inversión en recursos humanos, integrar y coordinar las acciones en todas las áreas relacionadas con dichos recursos y desarrollar una activa cooperación entre todos los países, agencias y demás actores, para impulsar actividades conjuntas que promuevan, fortalezcan y desarrollen la fuerza de trabajo en salud. Se ha propuesto, además, una Década de Recursos Humanos en Salud (2006-2015) para dar continuidad a los esfuerzos sostenidos que se requieren para enfrentar los retos en esta área.
Hoy, como cada día, millones de trabajadores de la salud de las Américas saldrán a velar por el bienestar de niños, mujeres y hombres. Reconozcamos su trabajo y renovemos nuestro compromiso común de contar con muchos más, para fortalecer la salud pública en todo el continente.
¡Salud para todos! ¡Todos para la salud! ¡Gracias a todos y todas los que hacen salud!
La autora es directora de la Asociación Panamericana de la Salud.
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/795282