Tengo que instalarme en la habitación donde no llueve
"Si para estar bien tengo que esperar hasta que esté bien, nunca voy a estar bien. ¿Se entiende? –ríe el médico psicoanalisa Luis Chiozza–. Quiero decir que en mi casa tengo que instalarme en la habitación donde no llueve.
La Nación
Domingo 2 de abril de 2006
Esto no significa descuidar la que tiene goteras y dejar que el techo se derrumbe. Pero sí que debo aprovechar y disfrutar del confort que puede brindar mi casa y desde allí ir solucionando los otros problemas."
Luis Chiozza es director del Centro Weizsaecker de Consulta Médica, presidente honorario del Instituto Arminda Aberastury de Perugia, asesor de las universidades de Roma y Milán, y director del Instituto de Docencia e Investigación de la Fundación Luis Chiozza. En 1996 recibió el Premio Konex en Psicoanálisis. Es autor del libro ¿Por qué enfermamos?, traducido al inglés, portugués e italiano.
"Significa también saber distinguir entre las desgracias y las tragedias. Es una desgracia que los hijos vean morir a sus padres, pero es la ley de la vida. En cambio, es una tragedia que muera un chico en un accidente. La felicidad, entonces, es la consecuencia del ejercicio del arte de saber instalarse", agrega.
–¿Qué más nos ayuda a ser felices?
–Hay un problema muy contemporáneo que también atenta contra la felicidad: el querer vivir sin deshacer la valija. Uno puede pasar unos días estupendos en un hotel sin deshacer la valija, pero cuando regresa a su casa es fundamental que se instale, que deshaga la valija. ¡Que se comprometa! De lo contrario no podemos gozar de la vida plenamente.
–¿Cómo ve el mundo actual?
–Es una época donde el individualismo y el materialismo han llegado al colmo y pasado su punto óptimo. Con un pensamiento mecanicista que todo lo reduce a causa y efecto, y una gran crisis de valores. Eso se proyecta en la pareja, en la relación entre padres e hijos, en la cultura, en la sociedad.
–¿Puede explicarlo?
–Hay un individualismo exacerbado. Un egoísmo que lleva a muchas naciones a caer en actitudes absurdas. Por ejemplo, creer que si logro enterrar mis residuos contaminantes en los terrenos de otras naciones, sin que lo adviertan, no voy a sufrir sus efectos. Imaginan que una frontera dibujada en un documento público puede mantenerlos a salvo de la contaminación. Cuando la ciencia enseña que el planeta es muy pequeño y que está totalmente interrelacionado, que más tarde o más temprano sufriremos las consecuencias de nuestras actitudes tramposas. Están convencidos de que en un buen negocio tiene que haber un solo ganador, y si la obtención de ganancias perjudica a otros no importa. Cuando todo termine nos dedicaremos a tratar de arreglar las cosas y a vociferar contra los perjuicios que nosotros mismos generamos. Sin embargo, la experiencia dice que hay un buen negocio cuando las dos partes ganan. Temas que solemos discutir con mi gran amigo, el filósofo Raimon Panikkar.
–¿Cómo es Panikkar?
–Solemos encontrarnos en la ciudad de Perugia, Italia, para dar cursos. Panikkar, líder espiritual, filósofo de las religiones, sacerdote católico (se ordenó en 1946), tiene 84 años, habla 8 lenguas y fue compañero de David Bohm, Edgar Morín y muy amigo del Dalai Lama. Viste como un indio, pero cuando uno lo conoce mejor nota que debajo de su atuendo y más allá de su porte imponente hay algo que suena a picardía latina. Es que si bien su padre era indio, su madre era catalana. Yo creía que su nombre era Raymond, un nombre inglés. Pero no, nació en Barcelona y su nombre es Raimon, catalán. Una vez le preguntaron cómo lo llamaba su madre, se emocionó mucho y recordó: Mundito.
–¿Hay una salida?
–"Mueve las alas una mariposa en California y llueve en los Himalaya", la frase ilustra la complejidad y la intercomunicación del universo. De esa visión nace la nueva teoría de la complejidad que dio lugar a dos propuestas antagónicas. Una sostiene que todo es un gran desorden y que, dentro de ese caos, nacen sistemas ordenados, pero cuya aparición es breve y rápidamente se desordenan y se transforman en parte del caos. La otra teoría, que proponía David Bohm, entiende que hay un orden implícito que todavía no logramos entender del todo, pero que trasciende el desorden. Admiro a David Bohm, recuerdo que escribió: "La mecánica cuántica y la relatividad han demostrado el fracaso del orden mecanicista y la necesidad de otro orden que yo llamo implicado". Durante muchos años, Bohm fue amigo y discípulo de Einstein y también de Krishnamurti. Explicó su teoría en su libro Totalidad y orden implicado.
–¿Qué está ocurriendo ahora?
–Estamos viviendo el cambio, el pasaje de una realidad materialista a otra donde todas las cosas están cargadas de sentido. Esto tiene muchas implicancias incluso en el tratamiento de las enfermedades, por ejemplo, la relación mente-cuerpo. Las enfermedades son consecuencias de lo que pensamos, porque todo comienza en la mente.
–¿Proyectos?
–Estoy pensando en escribir otro libro, que provisionalmente se llamaría Lo que nos hace la vida que hacemos. Una idea que se me ocurrió cuando terminé de escribir mi último libro, Las cosas de la vida, porque, como muchos escritores, cada vez que concluyo una obra en vez de sentir que me saqué un gran peso de encima, me descubro abrumado por lo que tendría que haber dicho y no dije, las dudas, y la urgencia de ponerme nuevamente a escribir para ordenar todo. Un cuento de nunca acabar.
Luis Aubele
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