El sondeo fue efectuado entre 5.000 mayores de sesenta años en Francia entre noviembre de 2005 y marzo pasado por 'Combattre la solitude' (Combatir la soledad), un colectivo de asociaciones caritativas y humanitarias creado tras la canícula del verano de 2003 que causó más de 15.000 muertes, principalmente de ancianos.

La soledad afecta con más fuerza a la franja de edad de 79 a 83 años, cuando la vitalidad física disminuye notablemente y, con frecuencia, llega el fallecimiento de la pareja, según el estudio. En este periodo, los hombres se encierran más en sí mismos, mientras que las mujeres se relacionan con más facilidad.

"Una está sola, enferma y se aburre. Y, cuando pesa demasiado, voy al cementerio a hablar con los guardianes, que son adorables, y encuentro mucha gente sola como yo", señala una de las entrevistadas.

Los autores del estudio destacan que la falta de bancos en las calles de las ciudades francesas y de ascensor en algunos inmuebles agudizan este aislamiento.

"A veces me gusta que haya problemas en el edificio porque (con los vecinos) estamos obligados a hablarnos", reconoce otro.

. La encuesta muestra asimismo que "los hombres tienen un entorno más numeroso hasta una edad avanzada que las mujeres", subraya France Suetre-Rollin, del Socorro Católico, una de las organizaciones que integran el colectivo, como la Cruz Roja.

La vida en una familia numerosa es un antídoto parcial contra la soledad, pues el sentimiento de soledad afecta a más de la mitad de las personas que carecen de familia, frente a un tercio de quienes la conservan.

Para frenar esta soledad, el colectivo propone promover el intercambio entre generaciones, aumentar las relaciones de vecindad, continuar el aprendizaje y reforzar los lazos del pasado, punto este último que destaca uno de los autores del estudio al lamentar el "olvido de su historia" que muestran los consultados, "como si hubieran borrado su pasado".

Francia cuenta actualmente con 12,9 millones de personas mayores de 60 años, un quinto de la población del país, porcentaje que está previsto que aumente al 31 por ciento en 2050.

LA VANGUARDIA