Camino al hospital de San Isidro, su mamá hizo el trabajo de parto en el coche 98, que manejaba su papá. Pasó su infancia arriba del "bondi" y durante diez años fue colectivero. Ahora, Marcelo Pasciuto es el presidente de la Línea 60, un ícono porteño que hoy cumple 75 años.

La historia de esta empresa familiar arranca el 17 de octubre de 1931, con sólo nueve coches "doble faetón" que funcionaban como remises. "Tenemos 371 vehículos y estamos en plena renovación de la flota", dice Pasciuto, tercera generación al volante de la primera línea que cruzó al conurbano.

Hasta 1934, la empresa Microómnibus Norte S.A. (MONSA) prestó servicios entre Plaza Constitución y San Fernando, hasta que obtuvo la concesión para llegar al Tigre Hotel. "La usaban los empleados del casino que cerró en 1938", cuenta Pasciuto que le contaba su papá.

Ahora, con 20 ramales y 1.150 choferes, el 60 va de Constitu ción a Escobar en tres horas. "El recorrido es tranquilo salvo en el centro, donde las motos te hacen la vida imposible." Hace 25 años que Juan Carlos Córdoba maneja el coche 331 y lo cuida como si fuera propio. Confiesa que manejar un colectivo 60 siempre fue su sueño: "Era lo máximo, de chico jugaba a ser colectivero."

A días de recibir la medalla por su trayectoria, tiene otro sueño: pasar a ser componente, dueño de al menos parte de un coche e integrante de la empresa que a lo largo del tiempo sumó 190 socios. "Todos herederos, pero los que venimos a trabajar somos unos 20", admite Pasciuto en su oficina de Maschwitz, una de las cinco cabeceras donde están los talleres y la administración.

Sencilla y amueblada al estilo de otra época, cuesta creer que desde esta oficina se decidió invertir $ 5,5 millones para comprar 20 unidades 0 km Mercedes Benz. "No somos ni millonarios ni una multinacional", aclara el presidente (ver Un juicio...).

Benjamín Acuña y Julio Ricarte —15 y 17 años en MONSA— fueron dos de los premiados con estas "maquinitas": calefacción, cinturón de seguridad y más margen de maniobras. "Termino las vueltas como nuevo, es otra cosa", afirma Acuña a bordo del reluciente coche oro, rojo y azul.

Si bien algunos colectivos mantienen filetes en la carrocería, la costumbre de ornamentarlos con espejos y cintas ya es parte de la historia. Como los boletos que extraña Córdoba, "porque las máquinas se suelen trabar".

Entre los hitos de la línea que todos los días lleva a 260.000 pasajeros figura la novela que protagonizó Claudio Levrino en 1979. Al volante de estos colectivos, rompía corazones todas las tardes por Canal 9. La historia de Luis Di Tulio no tiene nada que envidiarle a la de la tele: el chofer conoció a su esposa, Rina, en una de las vueltas por Béccar. A los 91 años, sigue en el área legal. Y estará entre los primeros que hoy soplen las 75 velitas.

http://www.clarin.com/diario/2006/10/17/laciudad/h-03801.htm