Longevidad: la respuesta no está sólo en los genes
Es lo que muestran estudios en gemelos
"Cuán altos son tus padres explica entre el 80 y el 90% de cuán alto eres tú. Pero sólo el 3% de cuántos años vives puede ser explicado por cuántos años vivieron tus padres"NUEVA YORK.- Josephine Tesauro nunca pensó que viviría tanto. Con 92 años, tiene la espalda derecha, una mandíbula firme y se encuentra perfectamente saludable. Vive sola en un suburbio de Pittsburgh, trabaja part time en una tienda de regalos y maneja su auto para ir a los encuentros de bridge, a la iglesia y para ir de compras. Ha sobrevivido a su esposo, sus amigos y a tres de sus seis hermanos.
La Nacion Salud
Sábado 7 de Octubre de 2006
La señora Tesauro tiene una hermana viva: su gemela. Pero ya no son tan idénticas como solían serlo. Su hermana sufre de incontinencia y un trastorno degenerativo que le destruyó gran parte de la visión. También tiene demencia. "No comprende", dice Josephine.
Hasta los estudiosos del envejecimiento están fascinados por esta historia. ¿Cómo puede ser que dos personas con los mismos genes, que crecieron en la misma familia, que vivieron toda su vida en el mismo lugar, puedan haber envejecido de manera tan diferente?
La perspectiva científica de qué es lo que determina la extensión de la vida tuvo adelantos y retrocesos. Hace algunas décadas, el énfasis estaba puesto en el entorno, en comer bien, hacer ejercicios y recibir una buena atención médica. Luego se hizo foco en los genes, en la idea de que uno hereda la combinación apropiada de genes que le permitirá vivir hasta los 100 años, o no.
Pero estudios recientes descubrieron que los genes tal vez no sean tan importantes a la hora de determinar cuánto vivirá una persona y si tendrá ciertas enfermedades, a excepción tal vez de aquellas familias excepcionalmente longevas. En general, es imposible predecir cuánto vivirá una persona a partir de cuánto vivieron sus antecesores.
El largo de la vida, asegura James Vaupel, del Laboratorio de Longevidad del Instituto Max Planck, de Alemania, no es para nada como la altura, fuertemente hereditaria.
"Cuán altos son tus padres explica del 80 al 90% de cuán alto eres tú -dice Vaupel-. Pero sólo el 3% de cuántos años vives comparado con una persona promedio puede ser explicado por cuántos años vivieron tus padres. Incluso los mellizos y los gemelos mueren en momentos diferentes." En promedio, asegura, con más de 10 años de diferencia.
Impredecible
La extensión de la vida está determinada por una mezcla de eventos de tal complejidad que no existe una manera de predecirlos con exactitud en el nivel individual. Los factores incluyen la predisposición genética, enfermedades, nutrición, la salud durante el embarazo, heridas leves y accidentes, además de sucesos azarosos, como las mutaciones en un gen de una célula que, finalmente, desemboca en un cáncer.
Algunas enfermedades, como el Alzheimer y las cardiopatías, se encuentran más ligadas a las historias familiares que otras, como la mayoría de los cánceres y el Parkinson. Pero la predisposición no es una garantía de que el individuo vaya a desarrollar la enfermedad. La mayoría, de hecho, no sufre aquella a la que está predispuesto.
Existen algunas generalizaciones válidas. En promedio, por ejemplo, los hombres obesos que fuman mueren antes que las mujeres que son delgadas, activas y nunca están cerca de un cigarrillo. Pero en el nivel individual, no se puede decir quién tendrá qué, cuándo o quién sucumbirá rápido y quién persistirá.
"Somos bastante buenos para predecir en el nivel grupal -afirma el doctor Kaare Christensen, profesor de epidemiología de la Universidad del Sur de Dinamarca-. Pero somos realmente malos para hacerlo en el nivel individual."
Mellizos y gemelos
James Lyons solía pensar que su vida sería corta. Su padre murió a los 55 años de un ataque cardíaco. Luego fue el turno de sus primos de la rama paterna: uno murió a los 57 y el otro a los 50. "Me acerqué a los 50 con preocupación", afirma Lyons. Pero sus 50 vinieron y se fueron, y hoy tiene 75. Todavía se encuentra saludable y ya vivió más que la mayoría de sus antepasados.
Parece sentido común. Los miembros de una familia tienden a parecerse. Y muchas características son fuertemente hereditarias, como la altura y el peso. La duración de la vida parecería encajar en este grupo.
Pero durante décadas los científicos han tratado de encontrar si existe realmente una conexión genética con el largo de la vida. En su búsqueda, el doctor Christensen aprovechó detallados registros que incluían a todos los mellizos y gemelos nacidos en Dinamarca, Finlandia y Suiza, nacidos entre 1870 y 1910. El estudio los siguió hasta 2004 y 2005, cuando casi todos murieron.
Pero la influencia genética fue mucho menor de lo que esperaban. Los gemelos murieron a edades un poco más cercanas que los mellizos. Pero incluso en el caso de los gemelos, afirma Christensen, "la mayor parte murió con un intervalo de varios años".
Los investigadores también se preguntaron cuándo ingresa el factor genético. Una hipótesis, la adoptada por Christensen, es que los efectos genéticos más fuertes se ven en las muertes tempranas. Esas muertes podrían reflejar predisposiciones hereditarias a cardiopatías o cánceres prematuros.
Pero no halló casi ninguna influencia genética cuando la edad de muerte era anterior a los 60 años, hecho que sugiere que las muertes tempranas poseen un importante componente aleatorio. De hecho, el estudio de mellizos y gemelos no encontró casi ninguna influencia genética respecto de la edad de muerte, excepto entre aquellos que vivieron hasta los 80, los 90 o incluso los 100.
Una mujer cuya hermana vivió hasta los 100 años tiene un 4% de posibilidades de vivir hasta esa edad, asegura Christensen. Eso es mejor que el 1% que tienen las mujeres en general, pero sigue sin ser demasiado. Para los hombres, las probabilidades son mucho más bajas. Un hombre cuya hermana haya vivido hasta los 100 años tiene sólo un 0,4% de probabilidades de llegar a esa edad.
Por otro lado, enfermedades que se consideraban fuertemente hereditarias, como muchos cánceres, no lo son, según recientes hallazgos. El doctor Paul Lichtenstein, del Instituto Karolinska, de Estocolmo, analizó los índices de cáncer en 44.788 pares de mellizos nórdicos. Encontró que sólo pocos cánceres -de mama, próstata y colorrectal- tenían un componente genético perceptible. Y no era demasiado. Si un gemelo tenía uno de esos cánceres, la probabilidad de que el otro gemelo lo desarrollara era menor a un 15 por ciento.
Por el derecho, esta información sostiene que los genes pueden determinar riesgo para contraer cáncer. Pero por el revés, dice que el riesgo para un gemelo de un paciente de cáncer no es siquiera cercano a 100%, como sería si los genes determinaran por completo quién tendrá la enfermedad.
El Alzheimer también tiene un componente genético, pero los genes están lejos de ser el único factor que determina quién lo padecerá, afirman Margaret Gatz, de la Universidad de California del Sur, y Nancy Pedersen, del Instituto Karolinska.
Gatz y Pedersen analizaron información de un estudio de gemelos y mellizos suecos de 65 años y más. Si uno de los gemelos desarrollaba Alzheimer, el otro tenía un 60% de posibilidades de desarrollarlo. Si uno de los mellizos desarrollaba Alzheimer, el otro tenía un 30% de posibilidades de desarrollarlo.
Pero, apunta Pedersen, el Alzheimer ocurre en un 35% de la gente de 80 años y más. Si los genes determinan quién sucumbe al Alzheimer en edades avanzadas, "esos genes deben de ser muy comunes, tener efectos pequeños y probablemente interactuar con el entorno".
En lo que tiene que ver con otras enfermedades de los ancianos, el Parkinson no tiene ningún componente hereditario detectado y la cardiopatía parece no tener criterio alguno, ya que eventualmente golpea a casi todos.
Dos métodos de estudio
Pero la imagen general es consistente estudio tras estudio. Una fuerte historia familiar de una enfermedad con conexión genética no garantiza que una persona la contraiga, y el hecho de no tener una historia familiar no significa que una persona esté protegida. Las enfermedades crónicas golpean casi al azar entre los mayores, haciendo que no sea tan sorprendente que el largo de la vida tenga una conexión genética tan débil.
En el Instituto Nacional del Envejecimiento, de Estados Unidos, la pregunta se mantiene: ¿es posible encontrar determinaciones genéticas para una salud excepcional o la longevidad? "Si se pudieran identificar los factores de una salud excepcionalmente buena, eso podría permitirle a la gente evitar las enfermedades", dice Evan Hadley, director del programa de gerontología clínica del instituto.
Existen dos métodos para hacerlo, cuenta Hadley. Uno es observar en qué difieren los genes de los centenarios de los del resto de la población. Hasta ahora, esos estudios no produjeron mucho que se mantuviera en pie, con una excepción: un gen que corresponde a una proteína portadora de colesterol, que afecta el riesgo de cardiopatía como también de contraer Alzheimer. Aquellos que tienen ese gen poseen el doble de posibilidades de llegar a los 100 años. Pero tener la probabilidad no es decir mucho, de todas formas.
El segundo enfoque es buscar genes poco comunes en familias inusualmente longevas. "Si hay algo en una familia, tal vez esté en una o pocas familias", asegura Hadley. Pero puede que tenga un gran efecto.
Así, el Instituto Nacional del Envejecimiento está iniciando un proyecto de investigación en tres centros médicos norteamericanos y en el centro del doctor Christensen en Dinamarca. El plan es encontrar familias excepcionales, aquellas en las que existe un grupo de miembros muy ancianos y relacionados entre sí, cuyos hijos, que tendrán en general alrededor de 70, y sus nietos puedan ser estudiados también.
Actualmente, muchas familias tienen algunos miembros de edad avanzada, pero muy pocas familias tienen muchos de ellos. Y en familias numerosas, sólo por azar, alguien puede pasar los 90, pero no es probable que sus hermanos y hermanas lleguen a esa edad. Para estas familias no parece que haya un componente genético en el largo de la vida.
Si los investigadores encuentran genes en los más ancianos de la familia que parecen estar asociados con la protección contra enfermedades como las cardiopatías y relacionados con una larga vida, seguirán a los miembros más jóvenes de la familia, preguntándose si los mismos genes los protegen mientras envejecen.
Algunos se preguntan si este proyecto puede resultar, comenta la doctora Newman, que está dirigiendo un centro de estudio en la Universidad de Pittsburgh. "El gran debate es si es posible que exista un pequeño grupo de genes protectores o si será tan complicado que no seremos capaces de desentrañar los factores genéticos. ¿O terminará en que alguna gente simplemente tiene suerte?"
Ella es optimista, razonando que ya que algunas familias tienden a tener tempranos comienzos de algunas enfermedades, otras probablemente tengan una predisposición genética a contraer enfermedades como cardiopatías, cáncer o Alzheimer tan tarde en la vida que la mayoría de sus miembros no las sufren para nada y disfrutan de vidas muy largas y saludables. "Este sería el reverso de los comienzos tempranos", asegura.
La señora Tesauro está en el estudio piloto. El día anterior al pactado para la primera visita, los investigadores la llamaron para asegurarse de que todavía estaba viva y lo suficientemente saludable como para ser entrevistada. No la encontraron en casa, y comenzaron a preocuparse.
Tesauro contestó el teléfono a la mañana siguiente y les explicó por qué no habían podido encontrarla. Estaba afuera haciendo los mandados.
Por Gina Kolata
De The New York Times
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/salud/nota.asp?nota_id=847102