Hoy 8 de marzo se celebra la segunda edición del Día Mundial del Riñón, una iniciativa que partió de la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y de la Federación Internacional de Fundaciones del Riñón (IFKF), con el fin de aumentar la concienciación sobre la importancia de nuestros riñones, "órganos fascinantes que desempeñan un papel crucial para mantenernos vivos y sanos".
Las citadas organizaciones subrayan, además, que la enfermedad renal es "frecuente, peligrosa, pero tratable". Recuerdan que los afectados por la insuficiencia renal crónica presentan también, a menudo, hipertensión arterial, diabetes, infartos de miocardio e ictus; y que se estima que uno de cada diez adultos presentan alguna forma de daño renal.
Afortunadamente, indican que la nefropatía crónica puede detectarse precozmente de una manera sencilla, con análisis de orina y de sangre que, junto con la presión arterial elevada, pueden ser indicativos de signos precoces de problemas renales. Además, una vez detectados estos problemas, la enfermedad puede frenarse mediante medicación y algunos hábitos de estilo de vida.
Los organizadores señalan que el riesgo de muerte prematura en pacientes con enfermedad renal crónica, principalmente por enfermedad cardiovascular, es 100 veces más elevado que llegar a desarrollar insuficiencia renal terminal, y que la detección temprana es fundamental para evitar tanto la progresión de la enfermedad como para reducir la incidencia de cardiopatías. Según la ISB y la IFKF, las enfermedades renales crónicas y las enfermedades cardiovasculares matarán a 36 millones de personas de aquí al año 2015, por lo que representan prioritarios problemas de salud pública del siglo XXI.
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