Excelente disparador como estimulante visual que va derecho al intelecto y a nuestras emociones, la obra de arte está abierta para que digamos qué observamos en ella y cómo es el mundo de quien la realizó. Nos permite conocer en profundidad la atmósfera espiritual de un tiempo y una cultura. Todos, desde nuestra particular comprensión, podemos participar en la aproximación a la obra de arte que se nos presenta.
Por Carmen de Grado de Mogro
Encuentro muy atractiva la tarea de visitar museos con los grupos de adultos mayores que coordino y reflexionar previamente sobre las obras proyectadas.
Afinar nuestra visión, disponernos a comunicar lo que vemos o sentimos, penetrar en la cosmovisión del pintor es ampliar nuestra personal forma de ver el mundo. Además, la imagen favorece nuestra memoria y consolida el recuerdo. Se hacen muchas reflexiones y se expresan ideas diversas sobre una obra. No podríamos fácilmente recordar lo que hemos hablado. Sin embargo, sí recordamos la imagen que nos sirvió de disparador y ésto nos permite reconstruir nuestras reflexiones.
La obra nos ayuda a reconocernos, nos da un conocimiento más claro de lo que está en nosotros como intuición o apenas esbozado.
*La autora es psicóloga, especialista en psicogerontología