Gerontología - Universidad Maimónides

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Es posible abaratar los préstamos a jubilados

El rol de la banca pública en un sistema financiero moderno es un tema de constante debate. En general, se concuerda en que las principales funciones que debería asumir la banca pública son paliar las fallas de mercado, desempeñar un papel anticíclico para suavizar los efectos de crisis económico-financieras, servir como empresa testigo en la formación de precios para evitar comportamientos oligopólicos y financiar proyectos con valor social a sectores con dificultades de acceso al crédito.

Por Carlos Weitz
Para LA NACION
Domingo 15 de Abril de 2007

Los jubilados hoy, en su relación con la banca pública, se encuentran comprendidos en estas dos últimas categorías; ya que, si bien pueden acceder a créditos, un porcentaje muy importante de la clase pasiva recurren a mutuales o a algunas instituciones financieras privadas que cobran tasas claramente abusivas que superan (en algunos casos, holgadamente) un costo financiero total del 50 por ciento.

¿Cómo se explica que entidades financieras que tienen importantes ganancias y un costo de fondeo que no supera un dígito, hoy cobren estas tasas usurarias al sector más indefenso de nuestra sociedad?

Los préstamos a jubilados representan hoy uno de los mejores "negocios" que llevan adelante mutuales, ya que, al contar en muchos casos con el código de descuento y con un seguro de vida que protege a la entidad financiera, ésta obtiene una rentabilidad altísima sin riesgo.

Debe reconocerse que tanto la Anses, que le otorga el código de descuento al Banco Nación, como los tres principales bancos públicos en forma unilateral, que ofrecen líneas especiales, han realizado esfuerzos descoordinados, pero que apuntan en el sentido correcto. Si bien los bancos Nación, Provincia y Ciudad ofrecen o están empezando a ofrecer préstamos personales para jubilados cuyos costos financieros totales se ubican a menos de la mitad de lo que cobran las mutuales, el mapa crediticio de nuestra clase pasiva sigue dominado por ellas y por algunos bancos privados.

Debe reconocerse que el concepto de coordinación entre bancos públicos para enfrentar tanto ésta como otras problemáticas resulta altamente discutible, tanto en un plano teórico como práctico.

Es muy difícil que entidades individuales con situaciones económico-financieras diversas, con costos de fondeo y estructuras de activos sustancialmente diferentes puedan asumir compromisos similares. A esto deben agregarse los condimentos políticos, no menores en cualquier país civilizado del planeta. Dado que los bancos públicos tienen como accionista único a sus respectivos gobiernos, los que afortunadamente son elegidos democráticamente cada cuatro años, la única forma de sortear los vaivenes electorales de cada distrito es consensuar políticas de Estado que tengan como norte proteger sensatamente a quienes más lo necesitan.

Sin embargo, en mi opinión, el tema jubilados es uno de los ejes en los que deberían converger políticas fuertemente articuladas de la banca pública, a los que deberían agregarse temas tales como facilidades de acceso a primera vivienda, financiamiento de pymes y bancarización de jóvenes.

Si lo que se busca es brindarles un mejor servicio a los jubilados, el poder de fuego combinado de los tres principales bancos públicos no es menor. El Banco Nación más el Provincia y el Ciudad atienden a cerca de un millón y medio de jubilados, alcanzan más del 40% de los depósitos totales del sistema financiero, y suman mas de 1000 sucursales y cerca de 1500 cajeros automáticos.

No sólo los problemas crediticios, sino también los de atención (largas colas), que perjudican tanto a los jubilados como a los propios bancos, podrían mejorarse si los bancos públicos pudieran articular estrategias comunes entre sí y con la Anses.

La solución para ambos problemas no es muy complicada; se llama "bancarización masiva de jubilados" y ataca ambos fenómenos porque permite ofrecer créditos en mejores condiciones y disminuir las interminables colas que enfrentan los jubilados.

Los beneficios para los jubilados y para la sociedad son claramente superiores a los costos. Adicionalmente a las ventajas señaladas, la bancarización le permitiría a la inmensa mayoría de jubilados que no tienen cuenta bancaria acceder a beneficios concretos para su bolsillo, que hoy no utiliza, tales como los descuentos cercanos al 5% que hoy brinda la AFIP para operaciones con tarjetas de débito, a lo que pueden sumarse los descuentos que también otorgan comercios de consumo masivo tales como cadenas de supermercados en determinadas fechas.

La bancarización de los jubilados requiere un esfuerzo conjunto entre los bancos públicos y la Anses para establecer procedimientos operativos que minimicen los riesgos financieros y los costos de abrirles cuentas a nuestra clase pasiva.

Los innegables avances que ha evidenciado la Anses en los últimos años, así como la mejora en los indicadores generales que ha experimentado la banca pública recientemente brindan un marco adecuado para avanzar en estas iniciativas.

El autor fue superintendente de AFJP y director del Banco Ciudad.

http://www.lanacion.com.ar/economia/nota.asp?nota_id=900221
LA NACION | 15.04.2007 | Página 10 | Economía