INCONTINENCIA URINARIA
La mayoría no consulta por vergüenza. Se aísla y se deprime. Nuevos y efectivos tratamientos.
Iván Damianovich
27.04.2007 | Clarin.com
Incomodidad, vergüenza y complicaciones a la hora de establecer compromisos habituales de la vida social son algunos de los problemas que la incontinencia urinaria provoca. Y aunque no lo hablen y pocas veces lleven la consulta al médico, entre el 30 y el 40 por ciento de las mujeres comparte esta realidad.
Aunque más frecuente después de la menopausia, la imposibilidad de contener la orina afecta a gran cantidad de mujeres que, en su mayoría, desconocen las causas y los posibles tratamientos.
La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina o, lo que es lo mismo, la falta de control de la micción, hecho que genera trastornos en la conducta, problemas sociales o higiénicos y una constante incomodidad. Desde el punto de vista médico, las personas que padecen incontinencia pueden sufrir infecciones urinarias y genitales, erupciones y úlceras en la región genital. En tanto, desde el punto de vista psicosocial, se aíslan y se deprimen.
"No se trata básicamente de una patología y hasta se puede decir que no existe una mujer que en algún momento de su vida no haya experimentado una pérdida de orina por cualquier circunstancia", adelanta Jorge Lombardo, ginecólogo del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM).
Pese a que el problema es mucho más frecuente que lo que se cree, se estima que la mitad de las mujeres que lo padecen no consulta al médico. "A las mujeres les da pudor consultar. Aunque cada vez se toma conciencia", apunta Agustín Pasqualini, ginecólogo y obstetra de Halitus Instituto Médico.
Si bien en todos los casos se trata de la pérdida de orina, el problema, a grandes rasgos puede dividirse en tres: incontinencia de esfuerzo, de urgencia o mixta. La primera está asociada a determinados movimientos como toser o estornudar. La incontinencia de urgencia tiene relación con lo que se denomina una "vejiga hiperactiva" y su manifestación queda en evidencia cuando la persona requiere de un baño en forma rápida y de manera frecuente. Por último, está la incontinencia urinaria mixta, es decir, una combinación de las dos anteriores.
Entre las causas principales de esta afección se encuentran: infecciones urinarias o vaginales; debilidad de los músculos de la pelvis; obstrucciones de la uretra; embarazo; posparto; menopausia y hábitos cotidianos como retención de orina, vestimenta ajustada, obesidad, estreñimiento, estrés, tos crónica.
Tratamientos
Existen diferentes tipos de tratamiento según la clase de incontinencia del paciente. Así, los hay medicamentosos (con moderados a importantes efectos adversos), de conducta (dejar de fumar, bajar de peso, realizar ejercicios para fortalecer el piso pélvico) y quirúrgicos (a través de cirugías mínimamente invasivas con buenos resultados).
Si el problema se ataca en una fase temprana, los ejercicios pélvicos o la reeducación vesical resultan efectivos hasta en un 85 por ciento de los casos, según recientes estudios.
Con respecto al tratamiento farmacológico, los logros son menos auspiciosos y los efectos colaterales más complejos.
En cuanto a la solución quirúrgica, en los últimos años se lograron importantes avances y se destacan los nuevos tratamientos de "swing", conocidos como TVT y TOT, que permiten corregir la falla que impide a la mujer controlar las emisiones de orina. Son cirugías de corta duración que no dejan cicatrices.
Pasqualini comenta que la cirugía "tiene una tasa de curación del 92%, pero luego de la intervención se debe controlar durante siete años para determinar que el paciente se ha curado".
Nueva técnica en los Estados Unidos
El implante de cabestrillo ajustable es un procedimiento nuevo que se aplica en los Estados Unidos que ayuda a sostener el cuello de la vejiga y a controlar la salida involuntaria de orina, lo que permite resolver en mujeres el problema de la incontinencia urinaria.
Los uroginecólogos de la Clínica Mayo, en Jacksonville, Florida, aseguran que esta técnica ofrece mejores resultados en comparación con otras terapias por dos razones: el óptimo control de la micción es posible, debido a que la tensión del cabestrillo es ajustable después del procedimiento, mientras la paciente está despierta y puede realizar las actividades (como sentarse o toser) que le causan la salida involuntaria de orina. Y, además, la tensión del cabestrillo puede ser reajustada meses o años después, sin necesidad de una nueva cirugía.
¿En qué consiste el implante de cabestrillo? El procedimiento toma cerca de una hora y se hace con anestesia local. Puede ser ambulatorio o requerir una noche de internación. "A la mañana siguiente dejamos que la vejiga se llene y podemos apretar o soltar la tensión del cabestrillo", comenta el uroginecólogo Paul Pettit, de la Clínica Mayo en Jacksonville, y agrega: "Por ejemplo, si un paciente tiene filtraciones involuntarias podemos tensionar un poco más el implante y si está con retención y no pueden orinar, lo podemos soltar".
"El cabestrillo ajustable puede ser la mejor opción para mujeres que ya han tenido otro tipo de cirugías para tratar la incontinencia sin resultados satisfactorios", afirma el doctor Pettit.
http://www.clarin.com/suplementos/especiales/2007/04/27/m-00604.htm