Gerontología - Universidad Maimónides

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La inversión inteligente como antídoto al envejecimiento poblacional

La población americana está envejeciendo a medida que los baby boomers se aproximan a su edad de jubilación. ¿Serán felices cuando cumplan los 60, 70 y 80 años de edad? ¿Serán esos años prósperos, tendrán salud y harán actividades con las que se sientan realizados? Es muy probable que sí, informan dos de los principales oradores de la Cumbre Económica de Wharton 2007: Jeremy Siegel, profesor de Finanzas de Wharton, y Michael Milken, jefe del The Milken Institute, un think tank independiente.

Universia@Warthon
16.05.2007

Según Siegel, el mundo en desarrollo puede decidir financiar los años de vejez de los boomers adquiriendo las acciones y los bonos de sus cuentas de jubilación. Milken prevé que la vida de esos octogenarios que se sienten con 60 años será próspera y activa. Pero este futuro no está garantizado. Siegel advierte de que el proteccionismo puede minar la prosperidad de los americanos más viejos, mientras Milken llama la atención sobre el hecho de que los avances médicos pueden ser anulados por estilos de vida nada saludables. Además de eso, la falta de inversión en “capital humano” puede hacer que EEUU se retrase.

Creando una nueva clase media

Siegel, conocido por sus dos best-sellers “Stocks for the long run” [Acciones para el largo plazo] y “The future for investors: why the tried and true triumph over the bold and the new” [El futuro de los inversores: por qué el intento y la verdad triunfan sobre lo osado y nuevo], dijo que los boomers, que hoy acumulan activos para financiar su jubilación, disfrutan de condiciones de mercado “bastante favorables a las acciones”.

Hoy, la relación entre el precio de las acciones y los beneficios empresariales de los últimos 12 meses es de cerca de 15 a uno, en sintonía con la media de los últimos 130 años. Invirtiéndose el cálculo, dividiendo los beneficios por el precio, se obtiene un rendimiento del 6,75%. Esto explica por qué las acciones son competitivas con los bonos proporcionando rendimientos en torno a un 5%, dijo.

Además de eso, ese precio/beneficio medio de 15 puede estar obsoleto porque los mercados evolucionaron. Las comisiones de los brokers y otros costes de transacción son menores de lo que jamás fueron, y los inversores pueden ahora diversificar los valores que poseen entre acciones emitidas en todo el mundo, señaló, añadiendo que los inversores americanos posiblemente tengan cerca de un 40% de los valores que poseen en emisiones externas. “Todos esos cambios de mercado redujeron los riesgos de los stocks y la volatilidad de precios”, añadió.

“Una menor volatilidad exige precios más elevados para activos arriesgados”, dijo Siegel. Por lo tanto, la relación precio/beneficio adecuada para las acciones es actualmente de cerca de 20. Los precios de las acciones pueden subir, por tanto, cerca de un tercio, alterando la relación P/B de 15 a 20, aún sin que se produzca un aumento de los beneficios corporativos. Pero, el aumento de los retornos de las inversiones hechas no es garantía de prosperidad. Como los americanos están viviendo más y están jubilándose cada vez más pronto, el resultado es un “aumento drástico en la hora de jubilarse”, haciendo los desafíos financieros aún más difíciles. “¿Esa tendencia persistirá?”, se pregunta Siegel.

Con una porción mayor de la población jubilada, será más difícil para los trabajadores americanos que produzcan un volumen suficiente de bienes y servicios. Tampoco los jóvenes tendrán dinero suficiente para adquirir las inversiones acumuladas por los jubilados. Si la demanda fuera demasiado baja, los jubilados no conseguirán convertir sus acciones y otros bonos en una cuantía suficiente de dinero para la financiación de jubilaciones cada vez más largas. “Los certificados de acciones no sirven como alimento”, dijo Siegel. “Si no hubiera gente suficientemente dispuesta a comprar sus activos, estaríamos ante un problema.” Las personas podrían jubilarse más tarde — tal vez debieran esperar hasta los 76 años, dijo. Muchos, sin embargo, no encuentran esa idea atractiva.

Por otro lado, Siegel comentó que “existe la posibilidad de vender las acciones que poseemos a los trabajadores más jóvenes del resto del mundo”. Esto significa proseguir con los avances económicos en los países en desarrollo, creando una clase media lo suficientemente acomodada para invertir en acciones, títulos y otros activos. Esa demanda respaldaría los precios de los activos americanos y suministraría compradores para quienes necesitan convertir inversiones en dinero.

“Las tendencias actuales son prometedoras”, afirmó Siegel que estima que, en 2050, el mundo en desarrollo será responsable de tres cuartos de la producción económica mundial frente al 50% de hoy en día. “A mediados de este siglo, buena parte del capital mundial estará en manos del mundo en desarrollo”, observó al describir las ganancias recientes en países como China y la India, calificándolos como “solamente la punta del iceberg”.

“A medida que más extranjeros se enriquecen lo bastante como para invertir, los americanos podrán darse el lujo de jubilarse cada vez más pronto”, aseguró. La principal amenaza de esa posibilidad es el proteccionismo de Estados Unidos y otros países desarrollados. Ese tipo de actitud podría elevar los costes de los bienes y servicios en los países desarrollados y retardar el crecimiento en el mundo en desarrollo, dejando a los jubilados americanos sin un número suficiente de compradores para sus activos en el momento en que decidieran liquidarlos.

“Si consiguiéramos evitar el proteccionismo, el futuro será brillante”, comentó Siegel, que hoy ve la situación con optimismo. “Pretendo conservar esa misma postura en el futuro — con tal de que mantengamos los mercados de capitales abiertos”.

Jugadores de fútbol de 180 kg

A diferencia de sus padres y abuelas, muchos baby boomers jamás se jubilarán en el sentido tradicional del término, dijo Milken, añadiendo que este cambio es para mejor. “Ellos son jóvenes, y continuarán siendo jóvenes. Los avances médicos son sólo uno de los factores, observó. Además de eso, las actitudes cambiaron. En las décadas pasadas, mujeres en sus 40 o 50 años eran retratadas por los medios de comunicación como personas de una cierta edad; actualmente, se las muestra como personas jóvenes y activas. “Por lo tanto, las noticias son buenas. Tener ochenta años hoy equivale a 60, y tener 60 actualmente equivale a 40”.

Las personas harán tipos de trabajos diferentes de los que realizan hoy, y el trabajo migrará a nuevos lugares, dijo Milken. “En 1975, llamar a la India desde la oficina costaba 10 dólares”, recuerda. Hoy la conexión cuesta cuatro céntimos. Con el abaratamiento de las comunicaciones y con Internet, un número mayor de personas optará por el teletrabajo, ofreciendo oportunidades para las personas que no están listas para jubilarse totalmente.

Uno de los mayores cambios en el mundo del trabajo será el desplazamiento continuo de puestos de trabajo de los países desarrollados a países en desarrollo. Aunque muchos americanos están preocupados con esto, Milken da tranquilidad. En verdad, él espera que muchas funciones que requieren especialización permanezcan y las que no requieren especialización alguna acaben desplazándose al exterior. En 2004, señaló, cerca de 150.000 no hindúes fueron a la India en búsqueda de tratamiento médico, inclusive para trasplantes de corazón — una tendencia que él espera que prosiga.

Las personas de los países desarrollados se beneficiarán de la globalización a través de la adquisición de bienes y servicios más baratos. La prosperidad en los países en desarrollo producirá mercados de bienes y servicios producidos en los países desarrollados. Además de eso, los países desarrollados son ricos en capital humano, que es el componente más importante de la prosperidad, dijo Milken. Ellos descubrirán medios de sustituir los puestos perdidos por otros mejores, así como los agricultores hicieron cuando perdieron el empleo a causa de la mecanización de la agricultura y migraron a las fábricas.

La llave de la prosperidad es la inversión en capital humano, sobre todo a través de la educación. La historia muestra que los países que invirtieron en esto fueron los que más prosperaron, dijo Milken.

Durante cientos de años, China fue una de las potencias económicas del mundo. Esa situación cambió en el siglo XIV, cuando la dinastía Ming se cerró al exterior y pasó a dar prioridad a la economía agraria. China está ahora recuperando su predominio económico, en gran parte porque renovó su inversión en capital humano. Alrededor de 2025, destacó Milken, habrá más personas hablando inglés en China que en el resto del mundo junto.

También prevé que la innovación ayudará a muchos países a prosperar, aunque no tengan los vastos recursos y la mano de obra de países como China e India. Milken recuerda que Holanda se convirtió en una potencia económica mundial cientos de años atrás porque creó la idea de la empresa de capital abierto. “Eso atrajo un volumen de capital de inversión mucho mayor que la financiación tradicional, costeado por la corona”, señaló.

Más recientemente, se impulsó la prosperidad mediante innovaciones que permiten un uso más eficiente del capital — préstamos con garantías, ventas de paquetes de préstamos a los inversores a través de instrumentos de seguridad y de crédito fácil como tarjetas de crédito, señaló, añadiendo que el capital humano crece con la importación de profesionales entrenados, con la educación de la población y con la mejora de la calidad y de la duración de la vida.

Milken advirtió de que se tuviera cuidado con los errores. Los estudiantes americanos no están obteniendo los mismos resultados que los de otros países en varias disciplinas. Esto se debe, entre otros factores, al hecho de que los mejores alumnos de las facultades no están haciéndose profesores, en parte porque actualmente las mujeres tienen muchas otras oportunidades profesionales.

Y a pesar de los enormes avances médicos, la salud de los americanos no está mejorando tanto como debería, en gran parte a causa de los malos hábitos alimenticios y la inactividad estimulada por la cultura. “En 1980 ningún jugador de la Liga Nacional de Fútbol americana pesaba más de 136 kilos. En 2006, más de 300 alcanzaron esa franja de peso. Hay incluso algunos jugadores que pesan casi 180 kilos”, señala.

“Al tratar de invertir en capital humano, hacer una mala elección puede tener consecuencias desastrosas”, advirtió Milken. En 1960, por ejemplo, Singapur y Jamaica eran muy parecidos — pequeños países tropicales con pocos recursos naturales y renta per cápita de 1.900 dólares anuales. Posteriormente, Jamaica dio prioridad a una economía basada en la agricultura y el turismo, mientras que Singapur invirtió en educación e industria. Hoy, la renta per cápita de Jamaica gira en torno a 4.000 dólares, mientras que la de Singapur es de 29.000 dólares.

Los países que no aprendieron con esos ejemplos enfrentarán dificultades, dijo Milken. “El presente siglo estará marcado por la disputa por el capital humano.”