La mitad de los jóvenes prefiere no pensar en la vejez, según un estudio que publicamos hoy. ¿Negación? Parece más bien una marca de sensatez: están apurados por vivir, ya tendrán tiempo y motivos para hacerlo.
09/10/10
Por RICARDO ROA - EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN
Lo más difícil es armar la idea de nuestro propio futuro.
Es así hasta para los más grandes. Y entre los jóvenes que proyectan sus años finales, si hay algo seguro es que la vejez no será como suponen.
A esa edad no se tiene puesta la cabeza en la vejez. Hay una distancia enorme para llegar a un punto que siempre está lejano. Incluso les resulta complicado imaginar su futuro inmediato. La realidad misma los obliga a preocuparse por otras cosas: conseguir un buen o cualquier trabajo, terminar una carrera, irse a vivir solos. Y esto en sectores medios y altos. En otros, son temas que ni siquiera figuran en la agenda.
Está, además, el estiramiento de la vida : según la mayoría de los jóvenes se empieza a ser viejo a los 69 años. No hace mucho la frontera estaba unos cuantos años más abajo. Si se envejece más tarde, hay más años para alcanzar la madurez. Y quizá ahí se explica la inmadurez de ciertos adolescentes, que ven a los adultos sobrecargados de responsabilidades y muchas veces insatisfechos.
Su mayor cercanía con la vejez son los abuelos. No es precisamente la mejor imagen que reciben: descuidados en una sociedad donde la enorme mayoría cobra jubilaciones de $30 por día. Es natural que eso les provoque temor e incertidumbre las veces en que se imaginan viejos.
Pero la vejez no es necesariamente un espacio de infelicidad.
Se puede vivir con intensidad, aunque no sea igual a la de los jóvenes. Santayana encontraba seductora a la vejez porque había aprendido a vivir en el instante y por ello, en la eternidad. Nada es tan nuevo como cada día.
http://www.clarin.com/opinion/vejez-cambia-anos_0_350365065.html