Gerontología - Universidad Maimónides

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La depresión se asocia a un peor pronóstico y evolución más rápida en enfermedad de Alzheimer

OTRO TRABAJO publicado en archives of general psyquiatry VINCULA LA APARICIÓN DE LA PATOLOGÍA AL FACTOR HEREDITARIO Y SU AVANCE AL GENÉTICO

B. DIEGO | GM MADRID
gacetamedica.com
lunes, 13 de febrero de 2006

Las personas que han padecido depresión en algún momento de su vida tienen más probabilidades de sufrir también una forma más grave de enfermedad de Alzheimer, con mayores placas amiloides y "nudos neurofibrilares" (fragmentos enrollados de proteína que se producen dentro de las neuronas y las obstruyen). Esto determina una mayor rapidez del declive cognitivo en este subgrupo de pacientes, según se desprende de un trabajo que ha dado a conocer la revista Archives of General Psychiatry en su última edición (Arch. Gen. Psychiatry. 2006;63:161-167).
Ya existían en la bibliografía científica trabajos que establecían una relación entre la depresión y el alzheimer —según recuerdan los propios autores— y confirmaban que los sujetos con antecedentes de depresión mayor (MDD, por sus siglas en inglés) eran más propensos a desarrollar alzheimer en el futuro. Además, tanto esta enfermedad neurodegenerativa como la depresión mayor son dolencias que afectan a los lóbulos temporales, relacionados con la memoria. La depresión puede provocar atrofia del hipocampo, área en la cual se forman las mayores cantidades de placas y nudos en los pacientes con alzheimer.
Para evaluar de qué modo la depresión tiene consecuencias en el desarrollo de alzheimer, un equipo de investigación de la Facultad de Medicina Monte Sinaí de Nueva York, dirigido por Michael A. Rapp, comparó los cerebros de 44 pacientes con patología mental y antecedentes de depresión con los de otro grupo que no había padecido depresión (51 individuos). En conjunto, el grupo estaba constituido por 32 varones y 63 mujeres que habían fallecido cerca de los 81 años (promedio).
Los pacientes con antecedentes de depresión tenían el hipocampo más ocupado por placas amiloides y nudos que aquellos sin enfermedad, según informan los autores de este trabajo. Asimismo, las personas deprimidas en el momento del diagnóstico de alzheimer daban muestras de cambios aún más acusados en el cerebro que los de aquellos en los cuales la depresión se presentó antes o después del diagnóstico. A partir de las pruebas cognitivas guardadas en las historias de estas personas, se constató que la depresión implicaba una mayor rapidez en el proceso de declive cognitivo. "Estos resultados —dicen los autores— tienen una importancia clínica enorme en la identificación de los mecanismos potenciales que señalan la MDD como un factor de riesgo tratable que desencadena cambios neuropatológicos en el alzheimer, y podrían conducir al desarrollo de nuevas intervenciones y estrategias preventivas".
Otro trabajo de reciente factura, también divulgado en Archives of General Psychiatry (Arch. Gen. Psychiatry. 2006; 63: 168-174), plantea que "el mal de alzheimer parece deberse, en gran medida, a factores hereditarios y el plazo de avance de la enfermedad puede verse influido por factores genéticos". Los investigadores implicados en el estudio lo han comprobado sobre una población de gemelos.
Dos tercios de los adultos mayores de 65 años con demencia tienen alzheimer (AD), y se prevé que el número de casos se eleve a medida que envejece la población. Si bien se han identificado factores de riesgo genéticos, sólo una pequeña proporción de casos de enfermedad de Alzheimer puede explicarse en virtud de mutaciones genéticas específicas. Los estudios de hermanos gemelos resultan útiles en la investigación sobre la importancia relativa de los factores genéticos y ambientales en el desarrollo de la patología. Por ejemplo, si los gemelos idénticos (homocigóticos) no padecen ambos la enfermedad mental, entonces los factores ambientales deben estar implicados en su aparición.
Este trabajo, el más extenso realizado hasta la fecha, confirma la importante función de la herencia genética en el alzheimer, a la cual se atribuye entre el 58 y el 79 por ciento de los casos. Además, plantea que los mismos factores genéticos son los que influyen en los varones y en las mujeres. Lo firman especialistas de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, que analizaron a 11.884 parejas de gemelos incluidas en el registro sueco para evaluar la influencia de ambas clases de factores en la aparición de esta enfermedad neurodegenerativa.