Gerontología - Universidad Maimónides

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La importancia de los abuelos

Su rol en la familia, en la transmisión de las raíces. De niñeros a compañeros de aventuras de los más chicos.

Jéssica Fainsod
04.04.2006 | Clarín.com

Son quienes saben preparar la comida más rica, la torta más sabrosa. Los que cuentan historias cautivantes, los que imaginan paseos a bordo de una pierna que, por arte de magia, es un caballito. Su lugar es fundamental en la construcción de la historia de cada uno. Incluso para aquellos que nunca los conocieron. Conocerlos, saber de ellos, ayuda a construir la personalidad.
"En mi casa es donde se reúnen los primos, sólo por las ganas de reunirse. Y se fascinan con las experiencias que les contamos mi marido y yo. Con la historia de vida de cómo nos criaron, de cómo no mirábamos televisión, de cómo nos entreteníamos. Se divierten con las anécdotas de las calles de tierra y animales sueltos. Yo iba al colegio en un carrito, tirado por caballos. Para mis nietos, eso es como mágico", dice Lucía Méndez, ama de casa, que tiene 65 años, cuatro hijos y ocho nietos.
¿Cuál es la importancia de los abuelos en el hogar? ¿Qué les transmiten los padres a sus hijos? Al respecto, el filosofo Julián Marías escribió que "Los abuelos tratan con sus nietos desde un nivel cronológico pretérito, pero están instalados en el presente y miran hacia el futuro. Su papel involuntario es restablecer la continuidad histórica, hacer que el presente de los nietos tenga mayor espesor. Los abuelos ponen ante los oídos y la mente de sus nietos la lengua viva de hace algún tiempo, que ha empezado a estar en desuso, sustituida por otras expresiones por lo general empobrecidas".
Para la psicoanalista Claudia Nayar "lo que los padres transmiten a sus hijos respecto de sus propios padres, o sea de los abuelos, es que los nietos son efecto de una cadena generacional, efecto de otros padres, efecto de una trama de ideales que aportan una anterioridad a su filiación. Los abuelos son la historia, son la voz de esa historia, el resguardo en la vida familiar de una línea genealógica en la que se van a inscribir", afirma la psicoanalista Claudia Nayar.
La experiencia de Eugenia Mor como madre de dos hijos de 2 y 6 años, a los 38 años, ilustra el tema: "Mis hijos tienen a los cuatro abuelos. Los paternos viven en Bahía Blanca y vienen muy seguido. Para mi nena, que es la más grande, es sagrado ir a dormir los sábados a la casa de mis padres. El abuelo la va a buscar al colegio y la lleva a pasear. Es una relación de puro disfrute".
Sin duda, cada historia es diferente. Mientras hay abuelos que ven a sus nietos todos los días, otros apenas pueden comunicarse por teléfono o enviar regalitos y cartas por correo.
Este es el caso de Estela Maglianesi, que tiene 53 años y vive en Almagro. Es una abuela joven, que trabaja y que tiene un nieto de 5 años que vive en Firmat, Santa Fe: "Hablamos mucho por teléfono. Cuando lo voy a visitar se encierra conmigo en el cuarto a jugar y echa a la madre y a todo el que quiera entrar. No tiene nada que ver con cómo jugaba con mis hijos. Con ellos quería que la casa esté ordenada, los platos limpios. Hacía todo eso y después me dedicaba a los chicos. Cuando pasa el tiempo, te das cuenta que no los disfrutaste. Por suerte ahora, como abuela, tengo mi revancha.".
Abuelos niñerosPero, ¿qué ocurre cuando son los abuelos los que tienen la responsabilidad de cuidar a los nietos mientras su padres trabajan? ¿Pueden afrontar las necesidades de un niño o de un bebé?
"La función de las mujeres antes de ser abuelas era ser ama de casa y madre, después abuela y cuidar a sus nietos. Hoy las abuelas tienen muchas ocupaciones, pueden ser profesionales, pueden tener necesidades económicas y seguir trabajando. Pero los hijos todavía están esperando que ocupen el rol de cuidar a sus nietos y nada más", dice la doctora en psicología Graciela Zarebski, directora de la carrera de posgrado de Psicogerentología de la Universidad de Maimónides y de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Hay casos donde los abuelos no sólo tienen que cuidar a sus nietos, sino que también solventan los gastos de la familia con su magra jubilación. "Es realmente una sobrecarga. Es importante que se tome como un problema a resolver. Hay que tener presente los derechos de los abuelos. Que tengan que ocuparse durante ocho horas o más de un nieto es exagerado, es una recarga demasiado grande que hasta puede ocasionarles problemas de salud. Los hijos tienen que consensuar con sus padres para equilibrar esa situación", afirma Zarebski.
La pérdida de los abuelos
Esa relación incondicional, magnánima, que parece eterna, un día se derrumba. Un día se mueren y ya no están. ¿Cómo se le explica a un chico la muerte de un ser querido? ¿Cómo explicar la muerte con el que tuvo una relación muy cercana? ¿Cómo hablarles de aquellos abuelos que nunca conocieron?
"Siempre hay que decirles la verdad, evitando, por supuesto, la crueldad", aconseja Zarebski. "Si existiese la posibilidad de la despedida, es importante que puedan hacerlo. Cuando es una muerte súbita, es una situación traumática para toda la familia, y es necesario procesarla para luego contársela del modo más claro a los más chicos. Porque todo lo que se oculta y no se habla causa efectos negativos".
Según la psicoanalista Nayar, cuando "los abuelos ya no están, está el relato, las versiones sobre ellos que los padres tengan. Puede ser que aparezca el deseo de resguardarlos. Pero, ¿cómo se protege a un hijo frente a este hecho que promoverá en él desazón, incomprensión y angustia? ¿Cómo evitar ese dolor? Es necesario contárselo porque forma parte de su historia. De lo contrario, la consecuencia será un agujero en su vida, que se transformará en el centro de un torbellino. La muerte, hecho conmovedor y traumático también para los adultos, es una incógnita que debemos afrontar frente a los niños con diversas respuestas según la edad del niño, las situaciones individuales, culturales y religiosas".

http://www.clarin.com/suplementos/mujer/2006/04/04/m-01170433.htm