Si bien el declive hormonal que experimentan los hombres con el paso de los años es natural, hay una tendencia a tratarlo como si fuera una enfermedad. ¿Tiene algún sentido su medicalización?
La Nación Suplemento Salud
Sábado 4 de noviembre de 2006
Irritabilidad, desánimo, falta de deseo sexual, mal humor, aumento de tejido adiposo en la cintura, osteoporosis Los síntomas adosados a las mujeres en su camino hacia la menopausia hoy se inscriben en el calendario masculino. A paso lento, la andropausia fue ganando espacio en el psiquismo de los hombres -desde sus cuarenta, pero especialmente en sus cincuenta-, que se lanzan en busca del tiempo y la lozanía perdidos.
El peregrinaje por fórmulas terapéuticas de dudosa eficacia convocó al mundo científico, y hoy el enfoque de la andropausia está en el centro del debate. "La búsqueda de la eterna juventud es vibrante y en esta búsqueda es fácil adscribir el proceso de envejecimiento a las hormonas endocrinas", editorializó en la revista The New England Journal of Medicine de octubre Paul Stewart, investigador de la Universidad de Birmingham, Inglaterra.
Luego de analizar los últimos estudios científicos al respecto, que fracasaron en el intento por hallar una fórmula mágica para detener el paso del tiempo, Stewart alertó sobre los riesgos de la terapia de reemplazo hormonal para revertir la disminución en la secreción de testosterona, que suele ser presentada como la piedra clave del envejecimiento masculino.
Stewart respondió así a una fuerte corriente médica que se propone administrar masivamente testosterona en sus múltiples variables -parches, comprimidos, inyecciones, gel- para contrarrestar un déficit que acompaña naturalmente el paso de los años.
El editorial acompañaba un estudio clínico que mostraba la falta de eficacia de la administración en los hombres mayores de testosterona y dehidroepiandrosterona (DHEA), una hormona que funciona como precursor de la testosterona.
En diálogo con LA NACION, el autor principal del estudio, el endocrinólogo Sreekumaran Nair, de la Clínica Mayo, resumió sus resultados: "Reemplazamos DHEA en hombres mayores para elevar sus concentraciones sanguíneas y no hallamos ningún efecto benéfico o ventaja que justificara su uso. También administramos testosterona en baja dosis, por los potenciales efectos adversos, y tampoco encontramos ningún resultado sobre las variables fisiológicas estudiadas: calidad de vida, desempeño físico, composición corporal."
"Estudios futuros deberán determinar los beneficios y efectos adversos de dosis más elevadas de testosterona", agregó el investigador.
Nair dispara directamente sobre la llaga abierta años atrás por un estudio norteamericano que reflejó los riesgos de la terapia de reemplazo hormonal en las mujeres: el cáncer es un precio demasiado alto para contrarrestar los efectos de la disminución de estrógenos de la menopausia. Hoy, muy difícilmente una mujer reciba estrógenos compensadores por el solo hecho de haber ingresado en el climaterio. Sólo si el cuadro lo justifica y durante un tiempo recortado está indicada la terapia hormonal de reemplazo. Las mujeres tienen, además, un aliado en los fitoestrógenos, que recortan la sintomatología menopáusica.
¿Hay alternativas naturales para hombres preocupados por su potencia en declive? Nair es muy claro: "Ejercicio aeróbico regular combinado con ejercicios de flexibilidad ayudan a mejorar sustancialmente la calidad de vida de las personas mayores. La prevención del aumento de peso que comúnmente ocurre durante el proceso de envejecimiento es altamente recomendable".
De hecho, la estrecha relación química que existe entre el tejido adiposo y las hormonas sexuales convierte los programas para bajar de peso en las primeras opciones terapéuticas para los pacientes con sobrepeso, que, con solo adelgazar, alcanzan concentraciones de testosterona adecuadas.
Un reciente estudio de Thomas Travison y colaboradores, de New England Research Institutes en Massachusetts, halló que en los últimos veinte años los niveles de testosterona sanguínea en los norteamericanos de 65 años bajaron un 15%, y una de las hipótesis capaces de explicar al menos parcialmente el fenómeno es la epidemia de obesidad que invade Estados Unidos.
En tanto, otros estudios están postulando a la dieta hipocalórica como la más exitosa fórmula anti-envejecimiento.
Testosterona: ¿sí o no?
Aunque perdió una batalla, la testosterona no se rinde y muchos todavía se preguntan: Entonces, ¿no tiene ninguna aplicación terapéutica? El doctor Oscar Levalle, jefe del Servicio de Endocrinología del hospital Durand, se ubica en un punto de equilibrio y esgrime que "la andropausia no es una enfermedad, sino un hecho fisiológico natural".
La disminución en la producción de testosterona es un proceso normal y progresivo, que no tiene por qué provocar síntomas ni requerir intervención médica, salvo en casos precisos. Por esta razón, Levalle postula el relativismo terapéutico: ni siempre ni nunca. El secreto está en designar mediante un diagnóstico preciso quiénes son los potenciales beneficiarios de la terapia sustitutiva, es decir aquellos hombres cuyo beneficio supera los riesgos.
Al dosaje hormonal en sangre, el andrólogo, el clínico o el urólogo suman un rastreo detallado de otras condiciones o tratamientos que pueden estar influyendo en la disminución de la testosterona. Por ejemplo, las lesiones testiculares o de la hipófisis, las infecciones, los tratamientos contra enfermedades gastrointestinales y algunos psicofármacos.
"La administración de testosterona tiene, como la de todos los medicamentos, ventajas y desventajas", alerta, y enumera:
* Ventajas: mejora la función sexual causada por el déficit de testosterona, incrementa la fuerza muscular, reduce la masa grasa y mejora el estado de ánimo afectado por la andropausia.
* Desventajas: está absolutamente contraindicada para pacientes con agrandamiento prostático (y una importante proporción de mayores de 50 lo tiene), con cáncer de próstata, apnea del sueño y problemas de coagulación, porque la administración de testosterona empeora todos estos cuadros.
Otra alerta la enciende la médica clínica Flavia Gorraiz: "La administración artificial de testosterona inhibe la secreción natural de esta hormona".
Y explica su mecanismo de producción: "La hipófisis, una glándula ubicada en el sistema nervioso central, actúa como un sensor orgánico de las concentraciones sanguíneas de testosterona. Cuando están por debajo de los niveles adecuados, envía a los testículos una señal para que éstos produzcan y liberen hormonas al torrente sanguíneo. Cuando se administra testosterona, la hipófisis interpreta que no es necesario producirla y ordena a los testículos detener su fabricación".
Por esta razón, aconseja: "Sólo se justifica la terapia hormonal de reemplazo en quienes presentan un déficit primario, es decir aquellos hombres cuyos testículos no producen testosterona en la cantidad adecuada para cumplir con sus múltiples funciones", como estimular la formación y maduración de espermatozoides, mantener los caracteres sexuales masculinos, incrementar la masa muscular y estimular el deseo sexual.
Este último aspecto es el que más motoriza las consultas. A los 50 años, un profesor universitario de biología que elige el anonimato relata su penar durante dos años: "Sentía falta de potencia sexual y se lo atribuía a los problemas laborales y matrimoniales Estaba desanimado, de mal humor, y consulté al clínico, que me derivó al urólogo. Este me diagnosticó déficit de testosterona, inicié el tratamiento, y descubrí que el problema no radicaba en los 25 años de matrimonio "
El doctor Edgardo Becher, a cargo de la sección Disfunciones Sexuales del Hospital de Clínicas, relativiza el éxito terapéutico alcanzado con su paciente: "Es un hombre bastante joven y sano; lamentablemente la respuesta no es así en todos, los trastornos de la sexualidad son fenómenos multifactoriales y tanto la evaluación como el abordaje deben ser integrales".
La reposición de testosterona es apenas un capítulo en ese gran libro que los hombres empiezan tímidamente a asumir: la andropausia.
Por Tesy De Biase
Para LA NACION
Manual emocional del varón andropáusico
El declinar de las hormonas sexuales es un proceso biológico. Aun así, sus consecuencias se instalan en el ánimo, en la sexualidad, en los proyectos.
"El secreto para no quedar anclados en la negación o en la queja es salir de la nostalgia por el pasado perdido y crear proyectos, que son el combustible del futuro", sintetiza Beatriz Goldberg, integrante de la Asociación Mutual de Psicólogos y autora de un libro sencillo escrito en clave humorística: Cómo convivir con un andropáusico (Editorial Lumen).
Hay muchos tipos de andropáusicos, dice, pero el que deberíamos rescatar es el creativo, que asume su edad y no se desvive por mostrarse con una novia más joven. Reconoce que el tiempo pasó y que él no puede ser el mismo, pero no se deprime.
Al hombre en sus cuarenta o cincuenta le cuesta dejar de ser un ganador y aceptar que su vida sexual dejó de ser el centro de su universo, pero si en lugar de instalarse en la queja y en el sentimiento de duelo por las vidas que no vivió, acepta su presente, tiene muchas vidas por vivir.
La fórmula es replantearse su nuevo destino existencial con una actitud psíquica de cambio.
Dónde consultar
Servicio de Endocrinología, hospital Durand: (011) 4982-5212, o
endodurand@fibertel.com.ar ."Aunque crean que no, los hombres también envejecen. Esa etapa que niegan que existe tiene nombre de diosa griega. Aunque para ellos más que una diosa es una bruja"